MANCHESTER FRENTE AL MAR (2017) El drama familiar de Casey Affleck.

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Lee Chandler (Casey Affleck) es un hombre de unos cuarenta años que trabaja realizando tareas de mantenimiento en una serie de edificios de Boston. Así, le vemos arreglando duchas, sanitarios, tuberías atascadas, sacando la basura o vaciando de nieve las entradas de las casas. Lee es un hombre taciturno, atormentado y silencioso; un hombre de pocas palabras y mantiene una relación distante y hasta hostil con los clientes, hecho que produce hasta alguna que otra queja de alguna clienta insatisfecha a su jefe. Lee, por las noches ahoga sus penas en alcohol en el bar de turno y no vacila en descargar su amargura con quien sea menester y meterse en peleas con o sin motivo. A juzgar por su comportamiento, sabemos que a Lee le ocurre o le ha ocurrido algo grave en el pasado o quizás, en un presente reciente. Lee es un tipo misterioso que sin duda alberga un pasado oscuro.

Los Chandler, son una familia de clase obrera afincada en Massachusetts. Tras recibir una llamada telefónica comunicándole el fallecimiento repentino de Joe (Kyle Chandler), el hermano mayor de Lee, y por voluntad de éste, pasa a conviertirse en el tutor legal de su sobrino de dieciséis años (Lucas Hedges). Este acontecimiento trágico hará que Lee deba trasladarse y enfrentarse a un pasado trágico que desconocemos y que le llevó a separarse de su esposa Randi (Michelle Williams) y de la ciudad en la que nació y creció. En el trayecto de Boston a Manchester, y a través de flashbacks, Lee rememora su vida anterior en su ciudad, mostrando una vida feliz en la pequeña localidad costera; las salidas al mar en su barca, compartidas con su sobrino.

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La llegada de Lee a su ciudad natal y de la actitud para con él que muestran algunos de sus miembros, sigue siendo un misterio para el espectador. Lee deberá organizar el funeral de su hermano y cumplir sus últimas voluntades. Tío y sobrino llevan tiempo sin relacionarse, por lo que el encuentro no será cálido entre los dos, porque a ninguno de los dos le apetece acatar el mandato del fallecido. Lee quiere llevárselo a su casa de Boston, Patrick, lógicamente no quiere abandonar su barrio ni sus amigos y emprender una nueva vida lejos de casa.

Manchester frente al mar es un brutal retrato sobre el dolor y la pérdida, pero sobre todo, lo es de la culpa. Algunos filósofos relacionaban la culpa con la imperfección humana. En el sentido teológico, la culpa es la transgresión voluntaria de la ley de Dios, ya sea con el pensamiento, con la obra o con la omisión. En sentido civil, es la falta o delito que provoca un perjuicio o daño a alguien; toda culpa exige reparación o perdón, de otra manera obstaculiza el comportamiento y la vivencia y hace que la vida sea bastante insoportable. De ahí la actitud de Lee, muerto en vida, porque para él, su acción y omisión, no existe redención posible.

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El sentimiento de culpa baja la autoestima y desarrolla odio a uno mismo. Este odio se proyecta en forma de violencia hacia los otros y Lee lo proyecta cada noche en el escenario del bar, testigo de su desesperación y amargura. El remordimiento, por ser un sentimiento ligado inherentemente a nuestras propias responsabilidades, provoca un estado tal de la conciencia que, al margen del dolor interior que produce, a consecuencia del amor a la persona dañada, deriva en la necesidad de compensar el caos o el daño, y si no se puede, uno tiene que cumplir con la pena y penitencia; cargar con ella. La culpa es una dimensión ética, porque yo no cumplí mi deber. Ser responsable es responder por el daño ocasionado, ser culpable es ser la causa de ese daño. Y hay cosas en la vida que son difíciles de superar. El dolor que nos causa la pérdida de un ser querido es una de ellas.

Kenneth Lonegan, autor también del sólido guión, nos va dosificando poco a poco los elementos de la historia, los va cocinando a fuego lento, mientras asistimos sin pestañear y encogidos a una dimensión desgarradora del dolor del protagonista, a través de sus planos, de una parte, fríos como la nieve de Boston; de otra, serenos y tranquilos como el mar de la ciudad frente al mar. Las localizaciones de esos planos toman vital importancia ¿Y qué vemos en ellos? la soledad del pescador, el silencio del océano y el vacío, como el estado emocional de Lee. De tanto en tanto, el guión se impregna de gotas de humor negro en alguna situación, aunque no para suavizar la narración, ya que las mismas no mejoran el ánimo.

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Pérdida y culpa van de la mano de Lee y sin soltarlo, hasta desembocar en la rabia. Y Casey Afleck materializa impecablemente su estado tortuoso y sin tregua, a través de un trabajo de absoluta contención y miradas que pasea durante toda la cinta. La aparición de MIchels Williams, breve, pero contundente, ayuda a agravar más, si cabe, su estado y nos ayuda a comprender.

Manchester frente al mar es un film pequeño, emotivo y seco a la vez, a la par que brutalmente desgarrador y, a mi juicio, una de las mejores películas del año.

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Frase para recordar: "Mi corazón estaba roto. Siempre va a estar roto. Pero sé que el tuyo también lo está".

Título original: Manchester by the Sea.

Director: Kenneth Lonergan.

Intérpretes: Casey Affleck, Michelle Williams, Kyle Chandler, Lucas Hedges, Tate Donovan,Erica McDermott, Matthew Broderick, Gretchen Mol.

Trailer:


B.S.O.:


Reseña escrita por Marilyn Rodríguez

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