Sin
duda, la parte positiva de que una película resulte premiada en la
celebración de los Goya es la segunda vida comercial que se le
otorga en las salas de cine. Handia, dirigida y escrita al alimón
por Jon Garaño y Aitor Arregi se hizo con diez de las trece
estatuillas del pintor a las que estaba nominada, consiguiendo con
ello que gran parte del público español, entre los que me incluyo,
dirigiese su mirada hacia una producción más que digna que pasó
sin pena ni gloria durante su estreno allá por Septiembre de 2017.
La gala de los Goya de este año venía a confirmar la buena acogida
que sin embargo sí se le brindó a la película en el pasado
Festival de Cine de San Sebastian donde consiguió el Premio Especial
del Jurado.
Sus
responsables, Jon Garaño y Aitor Arregi no son para nada
debutantes, cuentan ambos con varios largometrajes en su haber y por
separado, algo que salta a la vista después del visionado de Handia
debido a su impecable factura técnica; con una estupenda fotografía
de Javier Aguirre, colaborador habitual de Jon Garaño y también
presente en su anterior trabajo, Flores (Loreak, 2014).
La
película está basada en la vida de Miguel Joaquín Eleizegui
Arteaga, conocido por el sobrenombre de Gigante de Alzo o Gigante de
Guipúzcoa (1818-1861) debido a su gran estatura provocada por la
enfermedad del gigantismo. Fue exhibido por media Europa en
espectáculos ambulantes pero también en exclusivas presentaciones
ante importantes monarcas como la reina María II de Portugal, el rey
Luis Felipe I de Francia, la reina Victoria del Reino Unido o Isabel
II de España; que ejerció su reinado siendo menor de edad y que en
Handia protagoniza una de las más interesantes escenas de la
película.
Con
semejante argumento es imposible no pensar en los clásicos del cine
sobre el tema, a la cabeza: La parada de los monstruos (Freaks; Tod
Browning, 1932) y El hombre elefante (The elephant man; David Lynch,
1980) sobre todo, aunque como veremos más adelante Handia atesora
suficiente originalidad para diferenciarse de los anteriores títulos
citados más allá de las obligadas coincidencias temáticas de base.
Rodada
en euskera y con acertadas interpretaciones de Joseba Usabiaga
(Martín Eleizegui) y Eneko Sagardoy (Joaquín Eleizegui) que
soportan el protagonismo mediante la peculiar relación que existía
entre los dos hermanos; exhibidor y freak respectivamente, ya que
aunque la idea del espectáculo surge del feriante José Antonio
Arzadun, interpretado en la película por Iñigo Aranburu, no cabe
duda de que Martín obtiene grandes beneficios con las
representaciones del gigante Joaquín, hasta el punto de ofrecerles
una digna alternativa a su anterior vida en el campo; máxime cuando
Martín resulta herido en un brazo durante su participación en la
Primera Guerra Carlista tras ser obligado su padre, Miguel Antonio
Eleizegui (interpretado por Ramón Agirre en la película), a elegir
cuál de sus dos hijos irá a la contienda cuando los soldados
carlistas llegan reclutando efectivos al caserío de la familia.
Todos
los elementos anteriormente citados redundan en la idea de que en
Handia, a diferencia de lo que acontacía en Freaks o El hombre
elefante, por más que Joaquín sea exhibido en contra de su voluntad
al principio, recibe un trato bastante respetuoso por parte de sus
exhibidores, entre ellos su propio hermano, tal y como demuestra el
siguiente dato en su biografía: se conserva una copia del contrato
de su espectáculo en el cual Joaquín exijía poder ir a misa o que
siempre le pagaran el tabaco sin importar el sitio donde se
encontrara. Lo que sí comparte Handia con los citados films de Tod
Browning y David Lynch es su tratamiento cercano al cine fantástico;
buena muestra de ello es la sombría secuencia inicial de la película
ambientada en el cementerio de Alzo, que al igual que todas las
magníficas escenas de exteriores del film, sobresale por encima de
las demás. Sin olvidar que estamos ante una cinta de época, y en
esa faceta Handia cumple notoriamente con su cometido mediante un
diseño de vestuarios y ambientación bastante logrados: la
secuencia de batalla en la Primera Guerra Carlista está resuelta
con un dinamismo encomiable para una producción en la que por
momentos surge la duda de si su buena factura en general viene dada
por un presupuesto holgado, o más bien por el buen hacer e inventiva
de su equipo técnico.
A
destacar la caracterización del gigante por parte de Eneko Sagardoy,
tanto en el aspecto físico, que tiene más que ver con unos
sencillos, pero muy realistas y efectivos trucajes -en todo momento
se nos muestran primeros planos de sus grandes extremidades, manos y
pies- como en el trasfondo psicológico del personaje: un freak muy
humano, que mantiene en todo momento una lucidez y dignidad
destacable, así como la difícil relación que él se esfuerza en
llevar a buen puerto y a toda costa con su hermano, aunque sea por
medio de una lucrativa exhibición que a menudo deja al descubierto
los más bajos instintos de los espectadores.
Director: Jon Garaño y Aitor Arregi.
Intérpretes: Joseba Usabiaga, Eneko Sagardoy, Ramón Agirre, Iñigo Aranburu, Aia Kruse,Iñigo Azpitarte.
Intérpretes: Joseba Usabiaga, Eneko Sagardoy, Ramón Agirre, Iñigo Aranburu, Aia Kruse,Iñigo Azpitarte.
Trailer:
Reseña escrita por Francisco Javier Arco Pérez
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