UN HOMBRE LOBO AMERICANO EN LONDRES (1981). Alejaos del Páramo y cuidado con la luna

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En 1981 tras los dos éxitos de Desmadre a la americana (1978) y  Granujas a todo ritmo (1980), John Landis, decidió  aprovechar su gran momento para filmar una de sus más ambiciosas producciones, y posiblemente la cinta que cambiaría su carrera de forma irremediable en el ámbito del cine de terror, quizá el género donde más cómodo se sintió, y donde demostró su amplio conocimiento del género y su condición de fan de la época dorada de los Monstruos de la Universal. El poder de sus dos éxitos precedentes –luego indiscutibles films de cultos- le otorgó un margen más que importante de 10 millones de $ de presupuesto, los cuales fueron en su mayoría a parar a los trucajes a cargo de Rick Baker –aún hoy realmente impactantes- y el rodaje en escenarios reales de la ciudad de Londres y Gales. El reparto del film era prácticamente desconocido con Griffin Dunne, David Naughton, Jenny Agutter y John Woodvine como los intérpretes con más minutos en pantalla. El primero de  todos además con el tiempo compaginaría su carrera de actor con la de director siendo su película más conocida Prácticamente magia (1998) con Sandra Bullock y Nicole Kidman

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Un hombre lobo americano en Londres es considerada y con total justicia una de las grandes cintas del género de terror y comedia, y posiblemente el film más emblemático de Landis junto a Granujas a todo ritmo. La mezcla de comedia y terror desasosegante está perfectamente medida, y Landis demuestra una gran habilidad para seguidamente de hacer reír al espectador volver a asustarle. Lo más recordado de la película es la insuperable transformación de David (Naughton) en lobo en el apartamento de Alex en pleno centro de Londres, para la cual se empleó una semana de rodaje, con cerca de nueve meses previos de preparación a cargo de Rick Baker. Ningún efecto óptico se uso para ella, sino maquillaje, prótesis y una réplica mecánica del actor con su forma final de lobo. Para las apariciones de ultratumba de Griffin Dunne fueron necesarias hasta nueve horas de maquillaje, cuanto más putrefacto se volvía su cuerpo más tiempo aumentaba el proceso. Para la secuencia final en el cine X, se uso un robot movido por seis hombres que podía hablar y actuar como un humano, y aún mantenía la apariencia del actor. Los sueños del protagonista también son momentos realmente geniales y que necesitaron de una gran preparación logística previa. Dichos instantes poseían  un humor muy del gusto del director, ojo por supuesto al inenarrable sueño de David, en donde su familia es atacada por un ejército de monos que los aniquila a golpe de metralleta sin siquiera pestañear mientras obligan a este a observarlo todo. Dicha secuencia onírica es un guiño a la propia obra de Landis de 1973 El monstruo de las bananas, en donde conoció a Baker. 

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Un hombre lobo americano en Londres fue número uno  en la taquilla USA en la semana de su estreno en EEUU por delante de Desmadre en la autopista (John Schlesinger, 1981) y El príncipe de la ciudad (Sidney Lumet, 1981). Acabó recaudando más de treinta millones de dólares solo en cines, y mucho más en sus ventas para alquiler, video, derechos para televisión y merchandising. Con el tiempo la cinta se convirtió en una de las obras emblemáticas del cine de los ochenta, y el estilo de efectos prácticos y mecánicos de Baker fue usado para futuras obras como Videodrome, Greystoke: la leyenda de Tarzan, o Lobo de 1994. Se da la curiosidad de que Baker seria llamado por la Universal para crear los trucajes de su carísimo reboot de El hombre lobo (Joe Johnston, 2010), pero tras ser rodada con los diseños de Baker, los resultados les parecieron “anticuados” a los productores, que decidieron rodar de nueva la cinta con el añadido digital (CGI) en lugar del estilo artesanal de este, lo cual disparó el presupuesto por encima de los 200 millones de dólares y retraso su estreno durante cerca de un año. Sorprendentemente Baker ganó el Oscar al mejor maquillaje y efectos especiales de ese año, algo que ayudo a no airear en demasía los problemas durante el rodaje. Siguiendo con la película, en 1997 se filmó para el mercado del video una secuela titulada Un hombre lobo americano en Paris (Anthony Waller), a pesar de su escasa calidad el film paso por cines y recaudo cerca de 26 millones de dólares, aunque en su primera semana solo llego hasta el  puesto séptimo del box office. Duró apenas veinte días en cartelera. El hijo de John Landis, Max Landis, anunciaba en 2016 su intención de escribir y dirigir un remake de la obra de su padre, idea que desde Dimension Films (actuales propietarios de los derechos del film) llevan tanteando sin éxito desde 2010.

Aún a día de hoy en muchos aspectos Un hombre lobo americano en Londres sigue siendo un film insuperable, y una de las grandes de su género. Única en su estilo, infinitamente imitada y nunca superada obra. Indiscutible pieza de culto y adoración y de largo la cinta más emblemática en la que participaron todos los integrantes de su reparto.

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Título original: An American Werewolf in London

Director: John Landis.

Intérpretes: Griffin Dunne, David Naughton, Jenny Agutter, John Woodvine, Paul Kemper, Don McKillop, Alan Ford, Frank Oz.

Trailer:


Escena:


Reseña escrita por Jonathan Glez


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