Paco (Alfredo Landa) y Régula (Terele Pávez) forman, junto a sus tres hijos, una familia de campesinos a las órdenes de los señores del cortijo que aguantan toda clase de órdenes y humillaciones sin queja alguna. Un día se presenta Azarías (Paco Rabal), el hermano deficiente mental de Régula, pues ha sido despedido del cortijo en el que él trabajaba y decide unirse a la familia de su hermana para trabajar. Ahora, deberán hacer frente a todas las penurias típicas de la época juntos.
Estamos ante una España en vías de desarrollo, un país de contrastes, y el director, además de reflejar una dolorosa realidad, no muy lejana, nos muestra el abismo existente entre la sociedad de la época entre una paupérrima familia que vive en la miseria y otra burguesa y completamente deshumanizada.
A punto de alcanzar la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1984, sí fue reconocido por su interpretación, ganando el premio ex aequo los dos grandes protagonistas del film, Paco Rabal y Alfredo Landa. Se trata, por tanto, de una película impresionante que basándose en la obra homónima de Miguel Delibes publicada en 1981, evoca ciertas mentalidades de la España rural; concretamente la Extremadura de los años 60. Un caciquismo que representa el sistema feudal en forma de marcadas estructuras jerárquicas, donde la autoridad del poder era aplicada de forma incuestionable y resignada, visible en Régula: -"A mandar Don Pedro, para eso estamos" y, en las constantes humillaciones que padece Paco, el bajo. En el vértice de la jerarquía, el señorito, dueño y señor de los latifundios y de las personas a su servicio. Azarías es la pura inocencia y personaje central del relato. Su condición de deficiente intelectual le permite campar a su aire, mientras no moleste. Vuelca todo su amor y ternura en la niña chica y en la Milana que cuida y siente como alguien de su familia.
La magnitud de la obra del escritor castellano queda reflejada con creces, aunque el director, Mario Camus, no consigue liberarse del tono literario del texto original, pero sabe adaptarlo con brillantez, reescribiéndola con imágenes y conservando el espíritu de su autor, el cual aprobó la adaptación en su totalidad. Las magníficas interpretaciones del plantel actoral de la cinta, hacen el resto.
La película consigue emocionar al espectador, su interés va in crescendo, logrando que la historia llegue a golpear violentamente en la conciencia del este y hace que provoque una reflexión crítica sobre el duro drama que pertenece a la idiosincrasia española, donde desfilan la aristocracia y su caridad mal entendida (la marquesa dando limosna a los pobres en rigurosa fila de a uno), los caciques, el clero, a sus anchas y en el último escalafón, el campesinado, la servidumbre.
Las imágenes poseen una fuerza por sí mismas, sin ningún tipo de concesión, en ocasiones, hasta crueles, imprimiendo al relato una sobriedad casi dolorosa y muy en concordancia con la novela. Así, la narración se apoya en escenas rodadas en espacios naturales de gran belleza y unas interpretaciones al máximo nivel.
En los 107 minutos que dura la película, contemplamos el resquebrajamiento absoluto de una familia por culpa de unos ricos y crueles amos, unos amos que no los consideran seres humanos, sino que ojos de estos, tienen la condición de animales. Considerados por éstos como de su propiedad, al igual que las hectáreas de tierra que poseen en una relación de opresores y oprimidos. Ayudados por la incultura y el analfabetismo, la clase privilegiada se aprovechaba de este hecho para mantener su estrato social, riqueza y poder, como así manifiesta el señorito Iván:- "Hay que aceptar una jerarquía, unos abajo y otros arriba, es ley de vida". Así se muestra en la relación entre Iván y Paco el bajo, el cual lo tutea de pequeño hasta que aquel empieza a tomar conciencia de clase y le exige el trato de dirigirse a él como señorito Iván.
Los santos inocentes es una de las películas más importantes y demoledoras de la cinematografía española y una de las adaptaciones de Delibes que poseen mejor calidad, puesto que no solo es un brutal retrato del mundo rural de la época, sino que posee un gran valor histórico, sociológico y didáctico, como fiel y desgraciado reflejo de la Historia Contemporánea de España. Una España que en la década de los sesenta vivió una transformación absoluta e importante, plagada de desequilibrios económicos y sociales; el dominio de los terratenientes en la España rural, mientras algunas ciudades experimentaban un desarrollo a consecuencia de la producción industrial, tales como Barcelona, Bilbao o Madrid, teniendo como consecuencia la diáspora masiva de emigrantes, tanto a esas ciudades industriales, como a países europeos (Alemania, Suiza, etc.), así como una fuerte incremento de la natalidad, fenómeno conocido como el baby boom.
Un nuevo futuro y una vía de escape para las nuevas generaciones de inocentes que protagonizaran el cambio social basado hasta ahora en la tradición a perpetuidad, representado y deseado por los hijos de Paco y Régula.
Un nuevo futuro y una vía de escape para las nuevas generaciones de inocentes que protagonizaran el cambio social basado hasta ahora en la tradición a perpetuidad, representado y deseado por los hijos de Paco y Régula.
Frase para recordar: -"Se obstinan en que se les trate como a personas y eso no puede ser, la culpa la tiene ese dichoso Concilio (Vaticano II), que les malmete".
Director: Mario Camus.
Intérpretes: Alfredo
Landa, Francisco
Rabal, Juan
Diego, Terele
Pávez, Belén
Ballesteros, Juan
Sanchez, Ágata
Lys, Agustín
González.
Trailer:
Escena:
Reseña escrita por Marilyn Rodríguez
2 opiniones :
Sorprendente e inolvidable película. La interpretación de los 2 protagonistas rozan la perfección.
Una obra dolorosamente certera y una película a su altura, un retrato imprescindible para entender de dónde venimos.
Gracias por la reseña
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