El cine japonés no para de
sorprendernos a través de un montón de títulos e interesantes directores que en
muy diferentes épocas aportaron obras de gran interés y arriesgada
experimentación. Pensar en Akira Kurosawa, Kenji Mizoguchi o Yasujirō Ozu como
los máximos representantes del cine de Japón no sería del todo correcto ya que
aunque nos dejaron películas magistrales sin ninguna duda, investigando más a
fondo nos encontramos con autores igualmente brillantes como Mikio
Naruse, Masaki Kobayashi, Kon Ichikawa o sin ir más lejos el responsable del
título que nos ocupa; Hiroshi Teshigahara y este interesantísimo thriller con
elementos de drama psicológico y ciencia ficción, El rostro ajeno.
Teshigahara es recordado sobre
todo por "La mujer de la arena (1964)", posiblemente su mejor film, reconocido con el Premio Especial del
Jurado en Cannes y una nominación a mejor película de habla no inglesa en los
Oscar de ese año. Su estilo se podría definir como cine de vanguardia ya que busca
en todo momento la experimentación y los argumentos de sus películas se basan
en ideas muy originales, fruto de su habitual colaboración con el guionista y
novelista Kôbô Abe. Su filmografía es corta y desigual ya que alternaba sus
estudios de arquitectura, pintura o arte floral con el cine, encontrándonos con
gran cantidad de cortometrajes, siendo su etapa creativa mas prolífica los años
sesenta, donde se sitúan "La mujer de la arena", "El rostro ajeno" y "Otoshiana
(1962)" otro original film que conforman una especie de trilogía
basada en relatos anteriormente publicados por Kôbô Abe.
Un ingeniero, Okuyama (Tatsuya
Nakadai, habitual del cine de Kobayashi) se encuentra con el rostro quemado a
raíz de un experimento laboral no especificado, teniendo que realizar sus
actividades diarias cubierto de vendajes. Este hecho le hace convertirse en una persona
huraña y de difícil trato, especialmente con su mujer (Machiko Kyō). Tras la
visita a la consulta del Dr.Hira, un joven psiquiatra con ansias de
experimentar, éste le convence a probar una máscara artificial que pasaría
totalmente desapercibida debido a su ergonomía. Para ello han de encontrar un
voluntario que se ofrezca a poner su rostro como modelo para crear un molde y
una vez terminada la máscara y puesta en la cara de Okuyama, los rasgos serían
totalmente irreconocibles, algo así como crear un nuevo individuo sin identidad
previa pero con el riesgo de crear una doble personalidad en su
receptor. Okuyama decide abandonar su domicilio una semana para probar el
experimento y acuerda con el Dr. Hira estar en contacto continuo para contarle
sus impresiones. El joven Dr. Hira tiene la intención de saber si Okuyama pasará
desapercibido ante sus conocidos teniendo la máscara puesta, pero tras un
encuentro con su mujer, con la intención de incitarla al adulterio, ésta acaba
reconociéndolo.
El film contiene una sugerente
música y fotografía en blanco y negro, obra de otros dos habituales
colaboradores en su cine; Tôru Takemitsu y Hiroshi Segawa respectivamente. Las
ansias de experimentar de Teshigahara se reconocen por ejemplo en las
secuencias del laboratorio del Dr.Hira, de aire modernista, cuyas escenas están
rodadas a través de cristales decorados con elementos reconocibles tales como
El hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci o las Líneas de Langer, creando
originales encuadres que enriquecen la trama hasta el punto de darnos la
impresión de estar viendo algo único.
Título original: Tanin no kao.
Director: Hiroshi
Teshigahara.
Intérpretes: Tatsuya
Nakadai, Machiko
Kyô, Mikijiro
Hira, Kyôko
Kishida, Eiji
Okada.
Trailer:
Reseña escrita por Francisco Javier Arco Pérez
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