Sarah Gavron, la directora que consiguió con su primer largometraje "Brick Lane (2007)" estar nominada a los BAFTA en la categoría de mejor director, aborda un tema histórico desde la perspectiva individual de algunas de las mujeres que lo sufrieron.
El relato comienza en 1912 y está ambientada en el Reino Unido. En aquella época, las mujeres no sólo no tenían derecho al voto, sino que toda su vida, ya fueran sus ganancias económicas como su lugar dentro del entorno familiar estaban dirigidos bien por sus padres o bien por sus maridos. Este relato está basado en la vida real de un pequeño grupo de trabajadoras de una lavandería en el Reino Unido.
Con una ambientación, una puesta en escena y una fotografía muy destacables se nos narra la vida de estas jóvenes mujeres, condenadas a trabajar en la lavandería durante más horas que sus compañeros varones, recibiendo menos salario que ellos. A la llegada a sus hogares, las tareas de la casa y el cuidado de los niños también estaban a su cargo. Sin embargo, pese a ser las representantes del eje familiar, su salario era entregado a sus maridos, no tenían ningún derecho sobre sus hijos y la dominación del hombre en la intimidad era asumida con tanta normalidad como el hecho de la inferioridad de la mujer respecto al hombre intelectualmente, razones por las cuales, la mujer no estaba capacitada para ejercer su derecho al voto. La principal consecuencia de esta funesta circunstancia implicaba que sus derechos no eran reconocidos como personas independientes ante la Ley.
El relato comienza en 1912 y está ambientada en el Reino Unido. En aquella época, las mujeres no sólo no tenían derecho al voto, sino que toda su vida, ya fueran sus ganancias económicas como su lugar dentro del entorno familiar estaban dirigidos bien por sus padres o bien por sus maridos. Este relato está basado en la vida real de un pequeño grupo de trabajadoras de una lavandería en el Reino Unido.
Con una ambientación, una puesta en escena y una fotografía muy destacables se nos narra la vida de estas jóvenes mujeres, condenadas a trabajar en la lavandería durante más horas que sus compañeros varones, recibiendo menos salario que ellos. A la llegada a sus hogares, las tareas de la casa y el cuidado de los niños también estaban a su cargo. Sin embargo, pese a ser las representantes del eje familiar, su salario era entregado a sus maridos, no tenían ningún derecho sobre sus hijos y la dominación del hombre en la intimidad era asumida con tanta normalidad como el hecho de la inferioridad de la mujer respecto al hombre intelectualmente, razones por las cuales, la mujer no estaba capacitada para ejercer su derecho al voto. La principal consecuencia de esta funesta circunstancia implicaba que sus derechos no eran reconocidos como personas independientes ante la Ley.
Basada en el guión de Abi Morgan, se narran las peripecias de un pequeño grupo de mujeres representativas de los diferentes estamentos de la sociedad británica de la época: Desde la aristócrata, casada con un hombre de política: Alice (Ramola Garice), cuya destacada posición resulta ser un arma de doble filo, ya que aunque le permite una adecuada educación, formación e incluso apoyo a los discursos en público de la sufragistas pertenecientes a clases más desfavorecidas que carecían del nivel cultural suficiente como para expresarse en público, su posición social le impide seguir ayudando a este grupo de mujeres cuando tras años de manifestaciones pacíficas infructuosas, estas mujeres deciden pasar a la acción social con una actitud más violenta y reivindicativa.
También se retrata el perfil de otra pieza clave en este grupo de mujeres, la doctora en medicina Edith New (Helena Bonham Carter). Ella y su marido farmacéutico apoyan a todas las mujeres sin recursos que acuden a su consulta. Ambos constituyen la cabeza visible de la sufragistas clandestinas, son el motor y el cerebro organizador de las principales actividades consideradas por el Gobierno como delictivas, donde intentan llamar la atención para obtener el derecho de la mujer al voto.
También se retrata el perfil de otra pieza clave en este grupo de mujeres, la doctora en medicina Edith New (Helena Bonham Carter). Ella y su marido farmacéutico apoyan a todas las mujeres sin recursos que acuden a su consulta. Ambos constituyen la cabeza visible de la sufragistas clandestinas, son el motor y el cerebro organizador de las principales actividades consideradas por el Gobierno como delictivas, donde intentan llamar la atención para obtener el derecho de la mujer al voto.
El último eslabón de esta cadena está representado por las trabajadoras de la lavandería. Sobreviviendo en precarias condiciones encontramos al personaje de Carey Mulligan, Maud, una joven de 24 años, casada y con un hijo pequeño que ha pasado toda su vida en la lavandería, trabajando desde los siete años a jornada parcial y a jornada completa desde los doce cuando su jefe pudo obtener de ella favores sexuales, hecho que le permitió mantener su puesto de trabajo y ganar algunas horas extras.
Carey Mulligan nos vuelve a regalar un excelente personaje dotado de esa ingenua delicadeza externa que esconde un tesoro interior. Inicialmente es una joven que ha asumido su destino sin ninguna protesta. No ha recibido educación suficiente como para tener espíritu crítico a diferencia de sus colegas más ilustradas. Sin embargo, paradójicamente, su postura de obediencia ciega cambiará radicalmente por verse envuelta de manera accidental en uno de los eventos sufragistas. Sufrirá toda una serie de escabrosas consecuencias, de injusticias encadenadas y cada una de ellas, en vez de hacerla más cobarde o más débil, favorecerá su convencimiento cada vez más intenso y reflexivo sobre la causa por la que está luchando.
La directora muestra su destreza al reflejar todos estos acontecimientos sin un ápice de aburrimiento, pese a que todos conocemos la historia, son los pequeños detalles humanos los que dan vida a este relato. Y para ello, la directora elige un oponente que esté a la altura de estos grandes personajes femeninos. Brendan Gleeson, Steed, en el personaje del jefe de la policía local representa la antítesis de nuestras anónimas heroínas.
Carey Mulligan nos vuelve a regalar un excelente personaje dotado de esa ingenua delicadeza externa que esconde un tesoro interior. Inicialmente es una joven que ha asumido su destino sin ninguna protesta. No ha recibido educación suficiente como para tener espíritu crítico a diferencia de sus colegas más ilustradas. Sin embargo, paradójicamente, su postura de obediencia ciega cambiará radicalmente por verse envuelta de manera accidental en uno de los eventos sufragistas. Sufrirá toda una serie de escabrosas consecuencias, de injusticias encadenadas y cada una de ellas, en vez de hacerla más cobarde o más débil, favorecerá su convencimiento cada vez más intenso y reflexivo sobre la causa por la que está luchando.
La directora muestra su destreza al reflejar todos estos acontecimientos sin un ápice de aburrimiento, pese a que todos conocemos la historia, son los pequeños detalles humanos los que dan vida a este relato. Y para ello, la directora elige un oponente que esté a la altura de estos grandes personajes femeninos. Brendan Gleeson, Steed, en el personaje del jefe de la policía local representa la antítesis de nuestras anónimas heroínas.
El duelo interpretativo que mantiene con Carey Mulligan, una novata recién iniciada en el movimiento, se convierte en la base del guion. Brendan borda el personaje de un policía que no tiene por qué ser cruel, malvado, despiadado o torpe. Todo lo contrario, es astuto, inteligente y su discurso es coherente con las órdenes que debe acatar. Su contrincante intelectual, una joven ingenua, hará que su trabajo de seguimiento y encarcelación de todas las activistas sea más difícil de lo que él suponía inicialmente.
El juego que se establece entre cazador y presa (valga aquí el sentido polisémico de la palabra) es el responsable de mantener un entretenido ritmo narrativo. La tensión se mantiene desde el comienzo y va creciendo junto con el personaje de Mud hasta las escenas finales donde el suspense se agudiza en extremo, tanto como el enfrentamiento entre estos dos colosos de la pantalla.
En conjunto tenemos un relato muy interesante que narra sucesos históricos mediante pequeños personajes impecablemente interpretados por todos y cada uno de los integrantes del elenco. La breve aparición de Meryl Streep como líder oculta del movimiento, Emmeline Pankhurst, también es un elemento interesante.
El juego que se establece entre cazador y presa (valga aquí el sentido polisémico de la palabra) es el responsable de mantener un entretenido ritmo narrativo. La tensión se mantiene desde el comienzo y va creciendo junto con el personaje de Mud hasta las escenas finales donde el suspense se agudiza en extremo, tanto como el enfrentamiento entre estos dos colosos de la pantalla.
En conjunto tenemos un relato muy interesante que narra sucesos históricos mediante pequeños personajes impecablemente interpretados por todos y cada uno de los integrantes del elenco. La breve aparición de Meryl Streep como líder oculta del movimiento, Emmeline Pankhurst, también es un elemento interesante.
La ambientación y la puesta en escena son muy notables,( una parte fue rodada realmente en el Parlamento británico) así como el difícil trabajo de fotografía de Eduard Grau, ya que la mayoría de las escenas en clandestinidad o en la cárcel están rodadas con una luz muy tenue. Los primeros planos de Carey Mulligan son espectaculares, tanto los planos de sus gestos como los planos de sus miradas son muy reveladores. La cámara la coloca en muchos contrapicados para destacar su fuerza pese a ser una figura insignificante dentro del sistema.
Por último, la música de Alexandre Desplat ayuda a recrear una atmósfera lo suficientemente realista y cruda sin caer en excesos melodramáticos.
Una obra estrenada a final del pasado año que no está siendo lo suficientemente conocida por el gran público, en mi modesta opinión, como se merece.
Por último, la música de Alexandre Desplat ayuda a recrear una atmósfera lo suficientemente realista y cruda sin caer en excesos melodramáticos.
Una obra estrenada a final del pasado año que no está siendo lo suficientemente conocida por el gran público, en mi modesta opinión, como se merece.
Título original: Suffragette.
Directora: Sarah
Gavron.
Intérpretes: Carey
Mulligan, Helena
Bonham Carter, Meryl
Streep, Anne-Marie
Duff, Brendan
Gleeson, Ben
Whishaw.
Trailer:
B.S.O.:
Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard
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