De un tiempo a esta parte algunos directores han sabido encontrar en el cine de animación un espacio idóneo para sumergirnos en el cuento folclórico y en la mitología sin reparos a través de estéticas muy particulares con ideas frescas, divertidas y con unos mensajes tan bellos como sus imágenes, sin aditivos ni edulcorantes. Michel Ocelot nos trajo la maravillosa fabula africana de Kirikou, el celestial tándem nipón Miyazaki/Takahata con su estudio Ghibli nos han obsequiado con auténticas obras maestras llenas de mitos y leyendas orientales y ahora Tomm Moore por méritos propios se suma a esta lista, pero esta vez con el folklore irlandés. Seis años después de la grata sorpresa "El secreto del libro de Kells (2009)" Moore se afianza en esta lista definitivamente con "La canción del mar" que con una trama parecida a "Ponyo en el acantilado (2008)" de Miyazaki yo la asociaría más a "El cuento de la princesa Kaguya (2013)", de Isao Takahata, aparte de lo estético, por dar cabida a temas como el dolor, la muerte y la rabia en la transmisión del saber.
Deliciosa fábula de Tomm Moore, inspirada en la leyenda clásica de las selkies, versión irlandesa de las de las sirenas o las focas que pueden adoptar aspecto humano, tema que ya exploró John Sayles en su sensible "El secreto de la isla de las focas (1994)". Leyenda asociada normalmente a pescadores, aquí cambiada convenientemente por Ben y Maina, dos niños que viven con su padre en la parte alta de un faro de una pequeña isla y que para estar a salvo de los peligros del mar, se marchan a la ciudad a vivir con su abuela. Un día, Ben descubre que su hermana es una selkie, cuyo canto puede liberar a los seres mágicos de caer en las garras de la bruja. Ben y Maina, se embarcan en una aventura en la que tendrán que enfrentarse a sus mayores temores y peligros para ayudar a luchar contra la bruja y que todos los seres mágicos recuperen sus poderes.
Otra película de dibujos animados que deja obsoleta la famosa etiqueta "para niños", con una animación a la vieja usanza cual estampas de un viejo códice medieval o elementos plásticos de una vidriera de catedral gótica, los personajes de Moore llegan donde no llega la animación en 3D. Es capaz de engatusar por igual a grandes y pequeños: ambos quedarán hipnotizados por igual ante una obra que admite tantas lecturas como visionados. Moore habla a los espectadores de cualquier edad de la pérdida de los seres queridos. En palabras suyas: "Esas historias de selkies y sirenas son para ayudar a la gente a comprender que la muerte es parte de la vida y de la naturaleza". Aporta una moraleja inteligente sobre la importancia de cada miembro de la familia, incluso de aquellos hermanos o hermanas que a primeras pueden provocar rechazo, o a los que se culpa muchas veces injustamente de situaciones que no han provocado y como no, del eterno choque entre la dura realidad y todo ese universo mágico que irremediablemente parece destinado a desaparecer si dejamos de utilizar la imaginación y perdemos la pureza del corazón.
Como buena cinta irlandesa que se precie no podía faltar la fantástica música celta de aquellos lares, gran trabajo de la mano de Bruno Coulais.
En resumen, una pequeña joya de la animación para todo aquel que desee olvidarse del mundo durante los 93 minutos que dura esta cinta de enorme belleza tanto de la trama que contiene como por el tratamiento del dibujo y del color. Una película de aventuras y fantasía que te sumerge en las leyendas ancestrales de Irlanda. Suficientemente sofisticada para atraer a los adultos y que encantara a los más pequeños.
Frase para recordar: "Equivalente visual a acercar una concha al oído y escuchar el mar."
Título original: Song of the Sea.
Director: Tomm
Moore.
Trailer:
B.S.O.:
Reseña escrita por Pepe Mata
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