CALVARY (2014). Amenazante confesión a Brendan Gleeson.

Tras la magnífica "El irlandés (2011)", John Michael McDonagh y Brendan Gleeson como director y protagonista respectivamente vuelven a coincidir en "Calvary". Una película que nos habla del Padre James Lavelle (Brendan Glesson), cura de un pequeño pueblo irlandés. Un día, recibe una chocante noticia en una confesión. Un hombre, que fue abusado sexualmente cuando era niño por otro cura, confiesa a James que le da una semana para que ponga sus asuntos en orden y entonces procederá a ejecutarlo.

Ya de por si el arranque no puede ser más prometedor. Con esta amenaza que servirá de eje en el que se sustenta todo el film, "Calvary" se aleja de lo que podía haber sido el típico thriller y siguiendo una rigurosa estructura circular desplegada en siete capítulos (uno por cada día de la semana) a través de unos "feligreses" muy variopintos se dan cita todos los pecados capitales al mismo tiempo. Esto inducirá a una tensión que va in crescendo a medida que el Padre Lavelle va tomando conciencia de su entorno.

Con inevitables comparaciones de películas como "Yo confieso (1953)" (Alfred Hitchcock) o "Diario de un cura rural (1951)" (Robert Bresson) y ecos de western crepuscular. McDonagh a través de un guion sobrecogedor, ambicioso pero certero cuestiona aparte de la iglesia, la actitud de la policía, los políticos, los banqueros y demás responsables de la crisis actual ya no solo económica sino también de valores, sin olvidarse del amor y la carencia de él.

La dureza de lo narrado contrasta con el preciosismo formal gracias a la ayuda de:

- Brendan Gleeson encarnando de forma magistral la quintaesencia de Irlanda junto a toda una recua de magníficos actores secundarios (Chris O’Dowd, Orla O’Rourque, David Wilmot, Isaach De Bankolé, Dylan Moran, Marie-Josée Croze, Aiden Gillen) irlandeses y excelentes todos ellos.

- Magníficos planos en una perfecta localización que le dan más grandeza aun a este film. Una autentica exhibición de paisajes de seductora belleza. De verdad que la fotografía no puede ser mejor.

La verdadera grandeza de este film consiste en extraer de lo ruin y lo deforme un relato luminoso rebosante de esperanza, aunque Calvary es una desconcertante parábola que combina pesimismo, ambigüedad moral y humor fúnebre, en realidad es una película sobre la virtud y sobre nuestra capacidad y necesidad de perdón, de perdonar y perdonarse y así poder abrazar la vida en su multiplicidad imprevisible. Como muestra este extraordinario dialogo del Padre Lavelle con su hija:

Padre James: "Creo que se habla demasiado de los vicios y no lo suficiente de las virtudes."

Fiona: "¿Cuál sería para ti la número uno?"

Padre James: "La capacidad para perdonar está muy infravalorada."

Todas las piezas del rompecabezas encajan al final en la última escena de forma sublime, como solo las grandes obras son capaces de conseguir.