1. UN WESTERN A CONTRACORRIENTE.
El tercer largometraje de Tommy Lee Jones
se presentó en el Festival de Cannes de 2014, en directa y encarnizada
competición por la codiciada Palme D’or, junto a largometrajes del calibre de El
Viaje A Sils María (Clouds of Sils María, Alemania-Fracia-Suíza, 2014), de
Olivier Assayas, Mapa de las Estrellas (Maps to the Stars, Canada-EEUU, 2014),
de David Cronemberg, Adiós al Lenguaje (Adieu au leguaje, Francia, 2014), de
Jean Luc Goddard, Mr. Turner (R.U., 2014), de Mike Leigh, o Foxcacher (EEUU, 2014),
de Bennett Miller, entre otros. En esa edición, la Palma de Oro recayó en la
magistral Winter Sleep (Kis Uykusu, Turquía), un maravilloso compendio de las
inquietudes que el cineasta turco Nuri Bilge Ceylán había desarrollado en sus
trabajos anteriores.
El estreno en España de este Western a
contracorriente que es Deuda de Honor, tuvo lugar el 13 de noviembre de 2015.
Se ha podido ver y disfrutar en pantalla grande, esto es, donde hay que ver
siempre las películas, contra ciertos pronósticos que apuntaban a un estreno,
si acaso, directo a formato doméstico. Al final del año y medio transcurrido
entre la mencionada edición del festival de cine francés y su première en
nuestro país, podemos afirmar que la espera ha merecido la pena.
Deuda de Honor no es un Western al uso.
Posee unas reglas narrativas nada fieles al género. Las circunstancias que
atraviesan las mujeres protagonistas, muy difíciles de asimilar desde nuestras
cómodas butacas, son de una dureza extrema. No hablamos de las consabidas
prostitutas de buen corazón y sus penurias. Eso ya lo hemos visto en otras
muestras. Si se logra entrar y adaptarse a las reglas, por otro muy lado bien
trazadas desde el comienzo del filme, el visionado de este tardío western, se
convierte en una experiencia inolvidable, y hasta cierto punto innovadora.
Es comprensible la importante división de
opiniones en torno a este filme, conducido con mano maestra por Jones, de la
misma manera que su personaje guía a esas cuatro mujeres protagonistas a través
de territorio salvaje. Los críticos especializados que se han manifestado sobre
él, varían en su aproximación. En el festival de Cannes se le llegó a calificar
de "Western feminista". Otros expertos afirman y tratan de argumentar que no es
un Western propiamente dicho, sino un "anti Western" en el sentido de que
carece de su épica, de sus personajes icónicos (casi no hay personajes
masculinos con aristas y complejidades) y de sus conflictos más habituales (no
vamos a ver en este filme el consabido enfrentamiento final de dos personajes o
grupos, para solventar disputas enquistadas).
Polémicas y clasificaciones aparte, The
Homesman es un filme ciertamente difícil, duro, directo, sin la menor concesión
y desprovisto de cualquier asidero emocional para aquél espectador que lo
necesite o que busque cierta complacencia y recreo en un género que le resulta
familiar. En este sentido, el filme transcurre como debió ser la vida en el país,
de una manera diametralmente opuesta a la imagen casi romántica que nos ha llegado
desde el cine americano en uno de sus géneros más prolíficos.
Por una conjunción de todas las razones
expuestas, el tercer largometraje de Tommy Lee Jones es un filme muy valioso
dentro del género. Propone cierta novedad importante, pues parece responder a
una serie de preguntas jamás tratadas ni planteadas en el género más allá de
algún feliz esbozo. En un entorno "de hombres", ¿Qué se espera de la mujer? ¿Qué
ocurre después de que el héroe de la función se va con la chica a vivir la "felicidad
plena y eterna" que otorgan los títulos de crédito de un western clásico? ¿Qué
ocurre con aquella mujer que no consigue un marido? ¿Qué ocurre con aquellas
mujeres que no consiguen cumplir con su rol tradicional de ama de casa y dar
hijos sanos y fuertes a sus impacientes e intolerantes esposos? ¿Qué ocurre en
este rígido ecosistema con aquellas mujeres a las que la frustración, por no
hallar su encaje social, les hace perder la cabeza?.
2. DEUDA DE HONOR CON UN PROYECTO
PENDIENTE PARA EL CINE.
Sobre cuestiones como las mencionadas y
tratando de replantear las rígidas normas del Western, el autor de la novela The
Shootist, que había inspirado el maravilloso filme de Don Siegel El Último
Pistolero (The Shootist, EEUU, 1976), el escritor Glendon Swarthout construyó
su novela The Homesman. Publicada en 1988, sus derechos fueron adquiridos rápidamente
nada menos que por el actor y realizador
Paul Newman con la idea, obviamente, de hacer un filme con ella. Ninguno de los
guiones encargados fueron del agrado de la estrella. Pasaron los años y Newman
desistió de convertir el libro de Swarthout en un filme. El intento previo a Tommy
Lee Jones vino de la mano de Sony Pictures que, hace unos años, trató de convertir
The Homesman en un filme épico, de lucimiento para otra superestrella, Bruce
Willis.
La entrada de Tommy Lee Jones y su empeño
personal fueron definitivos para que el filme se llevase a cabo. Jones tuvo
claro que su adaptación sería muy próxima a la novela. Para asegurarse,
participó activamente en la escritura del libreto final, que firma él mismo con
Kieran Fitzgerald y Wesley A. Olivier. Fitzgerald es, por ejemplo, guionista de
Snowden (EEUU, 2016), de Oliver Stone. Wesley A. Olivier, por su parte, debuta
en la escritura de guión con este filme, pero ha trabajado mano a mano con
Jones como su asistente en diversos filmes protagonizados por él y figura como
productor de su debut tras la cámara, el telefilme Al Borde del Suicidio (The
Sunset Limited, HBO, 2011), de Tommy Lee Jones, según la obra teatral del
escritor Cormac McCarthy.
La financiación de The Homesman vino
compartida, de la mano de dos personajes singulares. Por un lado, de Peter
Brant, productor ocasional y propietario de Interview Magazine, la mítica
revista de arte en general, fundada por Andy Warhol y el periodista John
Wilcock en 1969. Por otro de EuropaCorp, la productora del cineasta francés Luc
Besson, que ha destinado una parte del dinero obtenido con sus bazofias de acción
para que este sensacional y poco complaciente filme vea la luz. Besson también
financió el anterior Western de Jones (pese a su ambientación en el México
actual, el filme comparte muchos cánones del género, con el western crepuscular
a la cabeza), la inolvidable Los Tres Entierros de Melquiades Estrada (The
Three Burials of Melquiades Estrada, EEUU-Francia, 2005).
3. CUATRO MUJERES Y SU PROTECTOR.
Los personajes principales de Deuda de
Honor son cuatro mujeres. Ninguna de ellas responde al cliché de la mujer
perfecta que cabalga hacia el horizonte con su hombre rumbo a la romántica vida
en la frontera, sacrificada pero feliz. Una de ellas es Mary Bee Cudy (una
excelente, como casi siempre, Hillary Swank). Mary Bee es una joven soltera que
rebasa la treintena y que no termina de encontrar un marido. Está desesperada
por casarse (pues sabe que sin un marido habrá muchas cosas que no podrá hacer)
y formar una familia, metas que no termina de alcanzar. Los hombres le dicen
que es "muy fea y muy mandona". Mary es, al mismo tiempo, muy independiente y
emprendedora. Tiene su propia granja, que ella misma cultiva, posee sus ahorros
y en su comunidad está considerada poco menos que como un hombre debido a su
soltería y su dureza. En un momento determinado el pastor espiritual (excelente
John Lithgow) concluye que no hay hombres capaces para emprender una importante
y delicada tarea. De este modo esta frustrada mujer debe dirigir su entereza a
conducir, por terreno plagado de peligros, a las otras tres mujeres
protagonistas, Arabella, Theoline y Gro, interpretadas por Grace Gummer,
Miranda Otto y Sonja Ritcher, respectivamente. Son tres jóvenes completamente
desequilibradas debido a las pérdidas de sus hijos en circunstancias a cual más
atroz (terribles las secuencias puntuales que vemos en flashback acerca de lo
que ocurre a los hijos de las jóvenes). Sus maridos las atan y repudian por lo
que ellos consideran su incapacidad para cumplir con sus (rígidos) roles
sociales. Los patéticos esposos esperan ansiosos la llegada de Mary para que se
lleven lejos, bien lejos a sus esposas, irreversiblemente enfermas.
El viaje transcurre desde el Territorio
de Nebraska hasta un pueblecito del estado de Iowa, donde existe una comunidad
religiosa que podría acoger a las tres mujeres y otorgarles la serenidad y
sosiego que necesitan. En la época que transcurre el filme, la década de los 50
del siglo XIX, Nebraska todavía no es un Estado de la Unión, circunstancia que
no ocurre hasta el 1 de marzo de 1867. El viaje de estas cuatro mujeres transcurre
alrededor de un siniestro carromato, cerrado y cubierto, provisto de una pequeña
ventana enrejada que parece un manicomio andante y que transporta su
desquiciada carga por la inmensidad de la pradera americana.
La aparición y escolta del personaje varón,
es prácticamente una casualidad. George Briggs (excelente Tommy Lee Jones) es
un anciano, aparentemente indefenso, al que se nos presenta ocupando una casa
que un vecino ha abandonado. Los amigos del propietario expulsan violentamente a
Briggs del inmueble, para dejarlo a merced de su caballo con una soga al cuello
atada a un árbol. El rescate de Mary, propicia la deuda de honor del
desafortunado título en castellano.
Como en muchos Westerns, hay un
itinerario más emocional que geográfico. Tommy Lee Jones nos muestra algunos
enfrentamientos masculinos, resueltos de manera nada heroica, pero que sirven
apropiadamente para definir de un modo exacto al personaje que interpreta el
actor y realizador. Briggs es todo un superviviente (véase la pelea con el
personaje interpretado por el también actor y realizador ocasional Tim Blake
Nelson). Briggs posee igualmente su lado salvaje. Es un personaje que, cuando
considera que algún comportamiento es injusto, de una manera o de otra lo hará
pagar. No hay más que ver, en este sentido, como se resuelve su discrepancia
con el personaje que interpreta maravillosamente el actor James Spader.
El personaje masculino central, no es que
cambie demasiado a lo largo del filme. Briggs es un hombre libre, nada parecido
a un hombre hogareño, como insinúa el título original. Es completamente alérgico
a todo aquello que signifique compromiso. Acompaña a las mujeres porque al
final del camino Mary Bee le pagará 300 dólares, olvidándose rápidamente de que
le salvó la vida. Sin embargo, las grandes secuencias de este inolvidable Western,
surgen de la relación de este Homesman con las tres jóvenes enajenadas.
Particularmente de cómo se erige en el salvador de las desafortunadas mujeres,
que, literalmente, llegan a comer de su mano, conscientes de que el personaje
es su tabla de salvación, idea que, pese a su locura, las tres damas parecen
tener "marcada a fuego" en sus distorsionadas mentes.
4. UN SÓLIDO WESTERN DE AROMA CLÁSICO.
Al menos dos circunstancias concurren de
manera especial para que podamos hablar de una obra maestra en el caso de este
sensacional filme.
Por un lado la excelente puesta en escena
de Tommy Lee Jones, que se consolida como un cineasta excepcional. La figura
del maravilloso operador mexicano Rodrigo Prieto es una pieza esencial, sin
duda, pero también lo es la claridad de ideas de Jones a la hora de captar las
poderosas imágenes del filme. Prieto está familiarizado con la filmación de los
espacios abiertos de un modo emocional. Tal circunstancia fue sobradamente
demostrada en filmes muy bien compuestos como Brokeback Mountain (EEUU, 2005),
de Ang Lee o Babel (EEUU, 2006), de Alejandro González Iñárritu. Jones nos
brinda una puesta en escena "de encuadre", de preocupación absoluta por la
composición del plano del mejor modo posible, en el sentido más fordiano de la
expresión. Sin apenas mover la cámara, colocando metódicamente a los actores
dentro o fuera del plano, aparentando casualidad, pero sin que nada ocurra por
azar. Al contrario, el espectador atento puede apreciar cómo todo lo relativo a
las imágenes está milimétricamente calculado. Es igualmente una puesta en
escena que obtiene mucho rédito de la inmensidad de la pradera y el agreste
paisaje. Los maravillosos planos de esa vasta llanura americana, que parece
infinita a la vista del ser humano, resaltan la vulnerabilidad de este grupo
bastante disfuncional. Todo ello en clara proximidad al personal universo del
realizador Anthony Mann, cuyos paisajes, itinerarios emocionales de los
personajes, solían ser una parte integrante de la trama. Los amaneceres que
recorren ocasionalmente el filme, o ese incendio nocturno, filmado en
contrapicado, del hotel de madera que arde de manera irreversible y furiosa, o
las secuencias en las que Mary Bee se extravía desesperadamente en medio de la
inmensidad del entorno, están filmados con exquisitez y a la manera clásica.
Secuencias como las anteriores se combinan con otras más íntimas de una manera
tan armónica como ejemplar. Un maravilloso ejemplo de secuencia introspectiva
es aquella en la que Mary Bee coge un dedal, vierte un poco de agua y simula
darle de beber a la muñeca a la que se aferra Arabella, gesto que le arranca
una sonrisa a la joven. La escena posee la fuerza dramática deseada.
Por otro lado, contribuye a la magnitud
de este filme, el maravilloso y muy contenido score de Marco Beltrami, que ya
compuso el de otro Western más discutible: El Tren de las 3:10 (3:10 to Yuma,
EEUU, 2007), de James Mangold, remake del clásico de Delmer Daves. Beltrami
afronta el sonido a las imágenes de Jones de un modo sinfónico y cadente, que apenas
subraya la trama, limitándose a acompañar musicalmente de manera casi
imperceptible (como las grandes bandas sonoras) este extraño viaje.
The Homesman nos recuerda sin duda a
algunos títulos célebres con los que comparte temática, o género, o esbozo de
personajes. Principalmente, el filme de Jones hace pensar en una suerte de
mestizaje entre Alguien Voló sobre el Nido del cuco (One flew over the Cuckoo`s
nest, EEUU, 1975), de Milos Forman y Caravana
de Mujeres (Westward the Women, EEUU, 1951), de William A. Wellman. El filme de
Forman es, sin duda, una de las grandes películas sobre las enfermedades
mentales. Ese día a día terrible de seres inestables encerrados para siempre en
sus desquiciadas mentes, es terriblemente gráfico y desolador en el filme
protagonizado por Jack Nicholson. Con la película de Wellman, comparte la idea
de traslado de un grupo de mujeres por territorio inhóspito, guiadas por un
hombre, pero con dos sustanciales diferencias. Por un lado, el objetivo del
viaje de las mujeres carece del mismo propósito. Si en el filme de Wellman se
trata de llevar a las mujeres con sus futuros esposos, en Deuda de Honor se
pretende, todo lo contrario, es decir, alejarlas de sus consortes. La segunda
diferencia viene dada por el hecho de que tampoco el aliento épico del western
clásico mencionado hace el menor acto de presencia en el filme de Jones. Éste
es un filme de pura sobrevivencia, donde sus personajes casi nunca encajan con
la dignidad y entereza de los personajes de una pieza de los westerns de antaño.
Puede rastrearse igualmente en su tercer largometraje, la admiración de Tommy
Lee Jones por el memorable Western Sin Perdón (Unforgiven, EEUU, 1992), de
Clint Eastwood. Sobre todo en el desarrollo del personaje masculino. Briggs es
un hombre mayor, con un pasado violento, cuya acción es motivada, al igual que
la del también otoñal William Munny, por un grupo de mujeres que mueven al personaje
masculino a forjarse un propósito que marca el rumbo de ambos filmes: Las
prostitutas y su recompensa por matar al vaquero que marcó a una de ellas en el
filme de Eastwood; El traslado remunerado de las mujeres enfermas de un lugar a
otro del país, en el filme de Jones.
La
cita con el western en pantalla grande, parece segura con títulos como el que
nos ocupa, y otros como The Salvation, de Kristian Levring, Slow West, de John
McLean, The Hateful Eight, de Quentin Tarantino, Jane Got a Gun, de Gavin
O’Connor, Bone Tomahawk, de S. Craig
Zahler, Brother James Retribution, de Aaron Morga, o The Revenant, de Alejandro
González Iñárritu.
Título
original: The Homesman.
Director:
Tommy Lee Jones.
Intérpretes: Tommy
Lee Jones, Hilary
Swank, Grace
Gummer, Miranda
Otto, Sonja
Richter, David
Dencik, John
Lithgow.
Trailer:
B.S.O.:
Reseña
escrita por Manuel García de Mesa
La espero con ansias. Excelente comentario.
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