Basada en la novela homónima
escrita por Dennis Lehane, creador de "Mystic River (2003)" y "Adiós pequeña, adiós (2007)" cuenta con el guión adaptado para la pantalla grande de Laeta Kalogridis.
Un relato que nos traslada a 1954 y nos presenta a dos agentes judiciales
federales: Teddy Daniels (DiCaprio) y su compañero Chuck Aule (Mark Ruffalo),
enviados al hospital de Ashecliffe, una Institución para enfermos
mentales de alta seguridad ubicada en Shutter Island, una isla rocosa,
enmarcada por grandes acantilados y alejada por un mar de distancia del puerto
de Boston. Los agentes son enviados para una misión: investigar la
desaparición de Rachel Solando, una paciente psicótica que ha escapado de su
celda. Daniels (DiCaprio) desde el inicio del viaje en barco hacia la Isla no
puede evitar que su mente evoque desagradables sensaciones, recuerdos de su
estancia en el campo de concentración de Dachau. Scorsese nos plantea bajo
la apariencia de una historia de suspense policial un interesante análisis del
juego de percepciones que puede experimentar la mente humana. Un thriller
psicológico enmarcado en la asfixiante atmósfera de una Institución mental que,
bajo la magistral dirección de Scorsese, consigue introducirnos gradualmente en
el sufrimiento interno de un individuo, haciéndonos dudar tanto de la cordura
de nuestro protagonista como de las buenas intenciones de los que le rodean. No
es un relato lineal cuya única finalidad sea descubrir cuál es el desenlace de
la trama. La investigación policial representa el plano superficial que
deberemos atravesar para alcanzar el núcleo principal. La ambientación de la
película y los cuidados escenarios son excelentes.
La banda sonora, la agobiante atmósfera recreada y la puesta en escena están perfectamente orquestadas para diseñar una implacable tela de araña que atrapa tanto a un brillante DiCaprio como al espectador. Centrándonos en la banda sonora de la película, Martin eligió más que una banda sonora original, la inestimable colaboración del supervisor musical Robbie Robertson, el cual realizó una cuidadosa selección de temas ya existentes. El resultado es extremadamente brillante, en todo momento persigue una perfecta unión entre imagen y música, tan absoluta que por momentos llega a parecer que algunos temas han sido compuestos expresamente para la película. Los temas que componen la banda sonora de "Shutter Island" pueden ser divididos en dos grupos: el de la música diegética—Es la música que oyen los personajes del filme.—Surge de elementos presentes en escena (un radio, una banda, una orquesta, etc.) y el de la incidental: No proviene de fuentes naturales, sino abstractas, el espectador no puede reconocer su lugar de procedencia y los personajes no la escuchan. Del primer grupo pueden ser destacadas canciones propias de los años 50, época en la que transcurre el film, como "Cry" de Johnnie Ray o "Wheel of fortune" de Kay Starr. El tema que cumple una función narrativa más importante es el Cuarteto para piano y cuerdas en A menor de Gustav Mahler, dicha pieza es escuchada en la película por el doctor interpretado por Max von Sydow, y su audición transporta a Teddy a sus recuerdos de la Segunda Guerra Mundial, un gran contraste entre la violencia de los recuerdos y la delicadeza de la música, algo que potencia aún más la incertidumbre de la que se rodea toda la trama.
Sin embargo, lo más destacado de la banda sonora es la utilización que Scorsese da a la música incidental para enfatizar la sensación de desasosiego constante a lo largo del largometraje. Destacan temas de compositores sinfónicos del siglo XX como Györgi Ligeti (Lontano), John Cage (Music for Marcel Duchamp, Root of an unfocus), Ingram Marshall (Fog tropes, Prelude - The Bay), Morton Feldman (Rothko chapel 2) o John Coolidge Adams (Christian Zeal and Activity), que en conjunto forman un repertorio ecléctico pero al mismo tiempo homogéneo debido al efecto de extrañeza e inquietud que tales músicos aportan. Uno de los temas musicales mejor engarzados a lo largo del metraje es un fragmento de la Sinfonía nº 3 de Krzysztof Penderecki, cuya contundencia y gravedad aporta tensión a la secuencia inicial con la llegada de los detectives Teddy y Chuck en ferry a Shutter Island. Scorsese mantiene la isla fuera de campo hasta que aparece un gran plano general de Shutter Island (el único que aparecerá durante toda la película), momento justo en el que empieza a sonar la música de Penderecki. La misma pieza musical reaparecerá en los momentos de mayor crispación y clímax, destacando su inclusión hacia el final de la aventura, cuando el protagonista se dirige hacia el faro como símbolo de huída, de esperanza para resolver todas las dudas que lo atormentan. Es durante ese trayecto cuando la música de la pieza de Penderecki anuncia la cercanía de la conclusión de la película, pues al comienzo de la cinta dicha pieza también ha acompañado el momento en el que Teddy divisa el faro por primera vez. La atmósfera de terror psicológico está basada en gran parte en elementos puramente visuales. La fotografía de Robert Richardson consigue un cambio de colorido según los planos. El escenario natural, la isla y su paisaje consiguen la categoría de otro actor más. Uno de los grandes logros del escenario consiste en que pese a ser un espacio abierto, una que isla carece de verjas o murallas, la sensación opresiva y de falta de escapatoria es constante.
La isla está totalmente rodeada de verticales y rocosos acantilados, un ambiente hostil que transmite un gran aislamiento del mundo exterior. Una de las escenas en los acantilados, rinde claro homenaje al famoso film de Hitchcock "Vértigo (1958)", con dos planos casi superponibles visualmente donde ambos protagonistas están a punto de caer al vacío. Si a este ambiente le sumamos un temporal que azota la isla, con lluvia permanente, relámpagos, truenos y apagones de luz en mitad de la noche, la intranquilidad comienza a aproximarse más a un relato de terror que a un simple relato de suspense. La Institución mental, al ser de alta seguridad, está permanentemente vigilada por policías armados. Sus pasillos son oscuros y tortuosos, las celdas claustrofóbicas y las rejas herméticas cierran el paso por cualquier acceso en el interior del recinto. A este gran edificio penitenciario solo le acompaña otra construcción, el faro de la Isla, una zona de acceso prohibido, rocosa, agreste y de muy difícil acceso. Congruente con esta atmósfera de desasosiego, hay una puesta en escena y caracterización magnífica de los personajes. El propio director expresó su intento de describir un tiempo pasado, en las postrimerías de la II Guerra Mundial, donde todavía existían secuelas de una gran guerra y la sociedad está en pleno proceso de recuperación. Cada uno de los brillantes actores que constituyen el reparto, fue escogido para simbolizar todos y cada uno de los iconos visuales de la película: Mark Ruffalo, Ben Kingsley, Max Von Sydow y Michaelle Williams aportan gran riqueza a la trama con sus peculiares puestas en escena.
Como ya he mencionado anteriormente, no debemos dejarnos deslumbrar exclusivamente por esta exquisita puesta en escena visual acompañada por un fondo sonoro musical o bien por tremendos silencios. Otro de los grandes objetivos es presentar un viaje hacia el interior de la mente y de sus recuerdos. Expresada con palabras de Scorsese: "Quería conseguir plasmar a través de la actuación de DiCaprio, distintos niveles de profundidad emocional". Niveles hacia los que vamos accediendo involucrados en las diferentes atmósferas, cada una de las cuales está siempre acorde con la intensidad en introspección que van alcanzando la mente de Teddy Daniels y que son expresadas a través de sus cambios de humor. Una narración soberbia nos introduce en un complejo relato, lleno de matices y pasillos oscuros. El tiempo fílmico está dividido entre los sucesos que acontecen en el tiempo real de la investigación y las ensoñaciones de Teddy, utilizando la técnica del flashback para encajar las piezas de este extraño puzzle. De esta manera, desgranando sus pensamientos, sus recuerdos y su trágica historia, nos adentramos por esa oscura y tortuosa senda que conduce hacia el abismo. Una magistral obra capaz de jugar con el espectador, de utilizar y plasmar cinematográficamente los principales miedos y prejuicios que la mayoría albergamos acerca sobre los psiquiatras y las Instituciones Mentales. La cinta muestra lo que para mí es uno de los finales más impactantes que he visto en cine.
La banda sonora, la agobiante atmósfera recreada y la puesta en escena están perfectamente orquestadas para diseñar una implacable tela de araña que atrapa tanto a un brillante DiCaprio como al espectador. Centrándonos en la banda sonora de la película, Martin eligió más que una banda sonora original, la inestimable colaboración del supervisor musical Robbie Robertson, el cual realizó una cuidadosa selección de temas ya existentes. El resultado es extremadamente brillante, en todo momento persigue una perfecta unión entre imagen y música, tan absoluta que por momentos llega a parecer que algunos temas han sido compuestos expresamente para la película. Los temas que componen la banda sonora de "Shutter Island" pueden ser divididos en dos grupos: el de la música diegética—Es la música que oyen los personajes del filme.—Surge de elementos presentes en escena (un radio, una banda, una orquesta, etc.) y el de la incidental: No proviene de fuentes naturales, sino abstractas, el espectador no puede reconocer su lugar de procedencia y los personajes no la escuchan. Del primer grupo pueden ser destacadas canciones propias de los años 50, época en la que transcurre el film, como "Cry" de Johnnie Ray o "Wheel of fortune" de Kay Starr. El tema que cumple una función narrativa más importante es el Cuarteto para piano y cuerdas en A menor de Gustav Mahler, dicha pieza es escuchada en la película por el doctor interpretado por Max von Sydow, y su audición transporta a Teddy a sus recuerdos de la Segunda Guerra Mundial, un gran contraste entre la violencia de los recuerdos y la delicadeza de la música, algo que potencia aún más la incertidumbre de la que se rodea toda la trama.
Sin embargo, lo más destacado de la banda sonora es la utilización que Scorsese da a la música incidental para enfatizar la sensación de desasosiego constante a lo largo del largometraje. Destacan temas de compositores sinfónicos del siglo XX como Györgi Ligeti (Lontano), John Cage (Music for Marcel Duchamp, Root of an unfocus), Ingram Marshall (Fog tropes, Prelude - The Bay), Morton Feldman (Rothko chapel 2) o John Coolidge Adams (Christian Zeal and Activity), que en conjunto forman un repertorio ecléctico pero al mismo tiempo homogéneo debido al efecto de extrañeza e inquietud que tales músicos aportan. Uno de los temas musicales mejor engarzados a lo largo del metraje es un fragmento de la Sinfonía nº 3 de Krzysztof Penderecki, cuya contundencia y gravedad aporta tensión a la secuencia inicial con la llegada de los detectives Teddy y Chuck en ferry a Shutter Island. Scorsese mantiene la isla fuera de campo hasta que aparece un gran plano general de Shutter Island (el único que aparecerá durante toda la película), momento justo en el que empieza a sonar la música de Penderecki. La misma pieza musical reaparecerá en los momentos de mayor crispación y clímax, destacando su inclusión hacia el final de la aventura, cuando el protagonista se dirige hacia el faro como símbolo de huída, de esperanza para resolver todas las dudas que lo atormentan. Es durante ese trayecto cuando la música de la pieza de Penderecki anuncia la cercanía de la conclusión de la película, pues al comienzo de la cinta dicha pieza también ha acompañado el momento en el que Teddy divisa el faro por primera vez. La atmósfera de terror psicológico está basada en gran parte en elementos puramente visuales. La fotografía de Robert Richardson consigue un cambio de colorido según los planos. El escenario natural, la isla y su paisaje consiguen la categoría de otro actor más. Uno de los grandes logros del escenario consiste en que pese a ser un espacio abierto, una que isla carece de verjas o murallas, la sensación opresiva y de falta de escapatoria es constante.
La isla está totalmente rodeada de verticales y rocosos acantilados, un ambiente hostil que transmite un gran aislamiento del mundo exterior. Una de las escenas en los acantilados, rinde claro homenaje al famoso film de Hitchcock "Vértigo (1958)", con dos planos casi superponibles visualmente donde ambos protagonistas están a punto de caer al vacío. Si a este ambiente le sumamos un temporal que azota la isla, con lluvia permanente, relámpagos, truenos y apagones de luz en mitad de la noche, la intranquilidad comienza a aproximarse más a un relato de terror que a un simple relato de suspense. La Institución mental, al ser de alta seguridad, está permanentemente vigilada por policías armados. Sus pasillos son oscuros y tortuosos, las celdas claustrofóbicas y las rejas herméticas cierran el paso por cualquier acceso en el interior del recinto. A este gran edificio penitenciario solo le acompaña otra construcción, el faro de la Isla, una zona de acceso prohibido, rocosa, agreste y de muy difícil acceso. Congruente con esta atmósfera de desasosiego, hay una puesta en escena y caracterización magnífica de los personajes. El propio director expresó su intento de describir un tiempo pasado, en las postrimerías de la II Guerra Mundial, donde todavía existían secuelas de una gran guerra y la sociedad está en pleno proceso de recuperación. Cada uno de los brillantes actores que constituyen el reparto, fue escogido para simbolizar todos y cada uno de los iconos visuales de la película: Mark Ruffalo, Ben Kingsley, Max Von Sydow y Michaelle Williams aportan gran riqueza a la trama con sus peculiares puestas en escena.
Como ya he mencionado anteriormente, no debemos dejarnos deslumbrar exclusivamente por esta exquisita puesta en escena visual acompañada por un fondo sonoro musical o bien por tremendos silencios. Otro de los grandes objetivos es presentar un viaje hacia el interior de la mente y de sus recuerdos. Expresada con palabras de Scorsese: "Quería conseguir plasmar a través de la actuación de DiCaprio, distintos niveles de profundidad emocional". Niveles hacia los que vamos accediendo involucrados en las diferentes atmósferas, cada una de las cuales está siempre acorde con la intensidad en introspección que van alcanzando la mente de Teddy Daniels y que son expresadas a través de sus cambios de humor. Una narración soberbia nos introduce en un complejo relato, lleno de matices y pasillos oscuros. El tiempo fílmico está dividido entre los sucesos que acontecen en el tiempo real de la investigación y las ensoñaciones de Teddy, utilizando la técnica del flashback para encajar las piezas de este extraño puzzle. De esta manera, desgranando sus pensamientos, sus recuerdos y su trágica historia, nos adentramos por esa oscura y tortuosa senda que conduce hacia el abismo. Una magistral obra capaz de jugar con el espectador, de utilizar y plasmar cinematográficamente los principales miedos y prejuicios que la mayoría albergamos acerca sobre los psiquiatras y las Instituciones Mentales. La cinta muestra lo que para mí es uno de los finales más impactantes que he visto en cine.
SPOILER. La reflexión de un hombre, que descubriendo sus propios
demonios, es capaz de tomar la decisión tan dura y difícil como lo es una
Lobotomía o extirpación de una parte del cerebro para dejar de ser tan
violento.
Frase para recordar: "Qué es peor vivir como un monstruo, o morir como un buen hombre".
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Frase para recordar: "Qué es peor vivir como un monstruo, o morir como un buen hombre".
Director: Martin Scorsese.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Mark Ruffalo, Ben
Kingsley, Emily Mortimer, Michelle Williams, Patricia Clarkson, Max
von Sydow.
Trailer:
Escena:
B.S.O.:
Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard
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1 opiniones :
Sólo añadir que me gustó en su momento y me reconcilió con Di Caprio. Saludos
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