Una gran trilogía compuesta por tres películas que narran sucesivamente en el tiempo las vicisitudes de Kaji (Tatsuya Nakadai) un ingeniero que debido a sus grandes principios defensores de los derechos humanos es juzgado por el sistema y obligado a luchar en una Guerra donde será testigo grandes crueldades y miserias. Sin embargo, todas las dificultades que encuentra en su largo camino, en su viaje de peregrinación para intentar volver a su hogar, no le harán nunca perder la fe en el lado bueno de la condición humana. Es necesario primero hablar de la trilogía en conjunto, de forma global, considerándola como un solo film dividido en tres y luego centrarse en cada película en particular. La condición humana está formada por tres películas, cada una de ellas dividida en dos, un total de seis partes, con una duración de casi diez horas. Está basada en la novela de mismo nombre, escrita por Gomikawa Jumpei. Es la historia de Kaji un joven enamorado de su mujer, con grandes ideales y férreos principios que luchará en cuerpo y alma por defender sus valores enfrentándose a quien sea. Un pacifista inmerso involuntariamente en una guerra, defensor de los derechos humanos, Kaji fracasará repetidas veces en su lucha, pero nunca abandona, el recuerdo de su mujer Michico le da fuerzas y lo mantiene vivo en su largo camino, nunca se resigna ante una injusticia y la denuncia, es honesto, y dentro de la guerra además demuestra su valentía y su determinación. En ocasiones el horror de la guerra le forzará a hacer cosas que nunca imaginó, las cuales le pesan como una losa en su interior. Aguantará humillaciones y será traicionado, pero para otros hombres Kaji es un líder, una persona que lucha por la humanidad y la compasión dentro del inhumano mundo de la guerra y la supervivencia en la miseria absoluta. Tatsuya Nakadai, que interpreta maravillosamente a Kaji, dió con este film su salto definitivo, trabajó en las cintas más importantes de Kobayashi y fue el segundo actor de varias películas de Kurosawa. Estamos ante un relato épico, lírico y de profundo dramatismo. Kobayashi, nos resalta una vez más, con una conmovedora historia sus principales preocupaciones: rescatar la individualidad, mostrar la complejidad de la naturaleza humana y rebelarse frente al orden establecido y la tradición nipona que tan estrictamente acotan al alma humana. A pesar de ser una trilogía, mantiene un ritmo firme con una magnífica dirección basada en el rodaje en profundidad y en largos planos tanto de espacios abiertos como en interiores, algunos encuadres y angulaciones especialmente complicados resaltan las emociones en el rostro de Kaji y permiten visualizar la tensión entre las figuras humanas así como la desolación de la guerra en los escenarios naturales. Las emociones transmitidas durante el largo metraje nos conducen junto con Kaji, el protagonista, desde la ira que desata la injusticia hasta la tristeza más profunda por la falta de humanidad en el mundo.
La Condición Humana I. No hay amor más grande (No Greater Love). (1959)
Desde el principio se nos plantea el valor de la vida humana, tan despreciada en dos claras situaciones apenas indistinguibles, como son la guerra y el trabajo. La labor en la retaguardia se convierte en una nueva arma de explotación del hombre por el hombre. En estas circunstancias surge la figura de nuestro protagonista que pretende representar la humanidad, o lo más elevado de la condición humana. Frente a la brutalidad propone la responsabilidad. En vez torturar a los trabajadores su intención es motivarlos para alcanzar mejores resultados en la producción. Pero encontrará miles de dificultades, no sólo en el medio que lo rodea, sino que también en su propio interior donde se lidian las principales contradicciones que atenazan a la condición humana. Tendrá que luchar frente al hambre, que destruye el espíritu humano y convierte a las personas en animales (escena de apertura del vagón de prisioneros). Luchar frente a las jerarquías de poder acomodadas, que basan en la pobreza de las masas su gran influencia y manipulación de la situación. También la violencia será la norma establecida para un mejor control. El ejército reforzará y apoyará esa idea con sus máximas consecuencias durante toda la película. En cuanto al dilema del destino y la libertad, en un momento determinado se preguntará si los presos, detenidos por insubordinación u otras faltas y retenidos en un campo de castigo querrán escapar o quedarse para poder comer:
- Mando Militar : "Y para qué van a querer escapar??.
- Respuesta: Quizás quieran volver a sus aldeas con sus familias y ser libres.
- Mando Militar: Con qué sueñan los hombres??.
- Respuesta de Kaji: Con la libertad.
- Mando Militar: si son hombres de verdad, soñarán con mujeres y para eso tenemos a las prostitutas".
Aquí se nos presenta al hombre como un ser depravado, desprovisto de sus mejores cualidades por la miseria, tan sólo busca satisfacer sus necesidades básicas. Ese es el dilema constante durante toda la cinta. El protagonista sufrirá mil reveses de todos los que le rodean, ¿Por Ingenuidad en sus ideales?
"Puede cambiarse el destino si tenemos suficiente fuerza mental", insistía un preso a una prostituta. Pero sólo puede hacerse pagando un gran precio. La persona que es íntegra y es de verdad humana, nunca estará sola, deberá confiar en que en los demás, también existe esa parte noble de la condición humana.
La Condición Humana II. El Camino hacia la Eternidad. (1959).
La segunda parte de esta trilogía se centra en el mundo del ejército japonés durante el último año de la Segunda Guerra Mundial en la zona de Manchuria Sur. Nuestro protagonista, Kaji, es enviado a luchar con el ejército bajo la supervisión de la policía militar como castigo a su insurgencia. Está en una lista negra, ya que su intención humanista de tratar a los trabajadores chinos de la mina mejorando sus condiciones infrahumanas es considerado por sus jefes como un peligro y deciden tacharlo de Comunista. De nuevo, encontramos esa búsqueda centrada en tratar al hombre como un ser humano dentro de un grupo, pero esta vez el trabajo no está enmarcado en una mina, sino en una Institución como es el Ejército Nipón. Describiendo las claves de cómo funciona este grupo de hombres también podría encontrarse cierta simbología con la convencionalidad de la sociedad nipona y sus férreas costumbres. Kobayashi, siempre tan analítico con la tradición heredada, visible en cualquiera de sus films, retrata este grupo de hombres a la perfección. Utiliza grandes planos de un paisajismo delicioso alternando con la crudeza de primeros planos duros, tantos como la violencia explícita de sus personajes. En el ejército sólo prevalecen y se valoran: la valentía, la disciplina, la jerarquía, el orden establecido y la violencia para mantener el dicho orden. No se toleran: la debilidad, el fracaso, rendirse, delatar a un superior, la vergüenza, todo ello conlleva castigo cruel. De nuevo, el conflicto entre la búsqueda de humanidad o la búsqueda de la protección individual y de la supervivencia. El ideal del protagonista no pasa por quedarse limitado a proteger sólo a su esposa y a él mismo. Puede llegar a sufrir los castigos físicos más infames y las más crueles humillaciones, pero su Ideal de proteger al grupo, de hacerlo más humano e intentar abolir los castigos y la violencia como la parte más depravada del ser humana seguirán siendo una constante en su vida, aún a costa de ponerla en peligro. En su ardua tarea de rebelión personal, va encontrando personajes que piensan como él.
"Al lado de un hombre íntegro siempre camina otro."
La Condición Humana III. Plegaria de un soldado. (1961).
Estamos ya en el último episodio de esta magnífica trilogía. La parte más compleja, difícil y dura, si cabe, de toda esta Obra Maestra. Una pieza de excelente. Cine bélico mostrado desde la rendición de un ejército y de unos soldados nipones, entre los que se encuentra Kaji. El comienzo es brutal, con la escena del primer asesinato que Kaji comete en su huida para la supervivencia. Es un asesinato frente a frente, con espectaculares primeros planos del rostro del protagonista y de sus manos manchadas de sangre. Las escenas bélicas ya no se nos muestran con grandes planos, escenas paisajísticas y grandes multitudes muriendo. Ahora son los actos individuales de violencia, con grandes encuadres y primeros planos de grandísima expresión los que se clavan en el espectador. Un impactante retrato del hambre sobre las personas, una consecuencia más de la Guerra. La población civil sufre hambre por haber arrasado sus campos, sufre humillaciones y violencia de todo tipo por cualquiera de los ejércitos: Los vencedores violando y maltratando. Los vencidos en su huida, robando y matando para sobrevivir. En estas circunstancias Kaji mantiene su peculiar viaje, el eterno regreso hacia su amor y su hogar. Mantendrá impecables sus principios de cuidar por el bien común: Repartir comida equitativamente, organizar grupos, proteger a los más vulnerables, con una determinación férrea. Nada lo distrae de su objetivo de volver a casa y sobrevivir. Los diálogos siguen siendo memorables, como alguno de los compañeros de camino.
"Después de la Guerra, el País que conocías morirá". ¿Cómo crear un País donde un hombre sea libre?, Ése es el problema, nosotros sólo sobrevivimos. ¿Quién será lo suficientemente digno para dirigir un Pais en la derrota?. Pagamos cara nuestra libertad sin valor”.
"La sangre del odio seguirá brotando de las heridas, ¿Cómo explicar a la humanidad este insulto".
Es destacable también la agudeza y la reflexión que hace de cualquiera de los ejércitos implicados en la contienda. Ya sean Japoneses, Chinos o Rusos. Su crítica es valiente, descarnada y meticulosa. Sufre decepciones de todos los sistemas sociales establecidos. Tan sólo a algunas almas nobles, compañeros de camino de Kaji, alcanzan lo mejor de la condición humana.
Título original: Ningen no joken.
Título original: Ningen no joken.
Director: Masaki Kobayashi.
Intérpretes: Tatsuya
Nakadai, Michiyo
Aratama, Ineko
Arima, Chikage
Awashima, Keiji
Sada, Sô
Yamamura, Akira
Ishihama.
Trailer:
Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard
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2 opiniones :
Una trilogía es cuando tres películas independientes tratan un mismo asunto. No es este el caso, sino que se trata de UNA muy larga película dividida en seis capítulos. Que se haya comercializado en tres bloques no cambia la unidad. Fuera de ese disenso estoy de acuerdo que es un filme extraordinario.
**** LA CONDICIÓN HUMANA (1959-1961) Masaki Kobayashi
Cae la nieve. Lo hace al comienzo de "No hay amor más grande", la primera película de la trilogía. Símbolo de pureza, los copos se depositan de manera suave sobre Kaji y Michiko. Es de noche y ambos pasean por una calle solitaria. Japón ha entrado en la Segunda Guerra Mundial. Al igual que la nieve, un trágico destino parece precipitarse sobre el amor que la joven pareja trata de conservar entre sus dedos entrelazados.
Cae la nieve. Lo hace al final de "La plegaria del soldado", la última película de la trilogía. La guerra ha terminado y hemos acompañado a Kaji a lo largo de sus contradicciones, de su lucha por sobrevivir como militar, de la tenacidad con la que afrontado la dignidad de una existencia sin libertad. Ha sido un viaje en busca del hogar, o de eso que cada uno identifica como un hogar, representado para Kaji en el amor y los ideales que quedaron encerrados aquella noche, en aquel paseo nocturno junto a Michiko, bajo la nieve. Un viaje sin retorno, en realidad. Tal vez por eso el titulo de la segunda película sea “El camino a la eternidad”.
Desde la introspección contenida pero enmarcando las imágenes en los acontecimientos históricos que golpean a los personajes, Kobayashi aborda hasta sus últimas consecuencias esta monumental obra a la condición que nos hace seres conscientes. Lo hace con una caligrafía fílmica precisa, que escarba en los rincones más oscuros para alumbrar la pureza nívea del alma humana.
https://cautivodelmal.wordpress.com/
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