Stella (Barbara Stanwyck) es una chica de familia humilde con pretensiones. No se
conforma con la vida que le ha tocado y aspira a escalar social y
económicamente mediante un elaborado plan. Su sueño es contraer matrimonio con
Stephen Dallas (John Boles), un caballero de
la alta sociedad que ha tenido que romper su compromiso con una joven heredera
por la repentina bancarrota de su familia. Stephen se ve obligado a trabajar en
la fábrica del pueblo de Stella y ella consuma su plan para seducirlo. En esta etapa de su vida Stella está llena de vitalidad, siente una gran
curiosidad por la vida de la clase adinerada. Está deseosa de visitar lugares
lujosos, de aprender buenos modales y de ir a bailes de sociedad. Por su parte,
Stephen, que se encontraba muy abatido, encuentra en ella la chispa que
necesitaba. Tras una breve etapa en la que todo parece ir bien, tienen a
su hija Laurel (Anne Shirley). Pero el nacimiento del bebé acentuará la
diferente personalidad de cada uno de ellos, logrando que se distancien aún
más. Stephen, un tipo calmado y demasiado prudente, pronto dejará de encontrar
a Stella, un huracán amante de la diversión y la vida social, como una joven
atractiva. Se dedicará a criticar su comportamiento, sus ademanes ordinarios e
intentará cambiarla. Por su parte Stella, seguirá sin querer adaptarse, sin
querer cambiar nada de su antiguo estilo pueblerino y vulgar. No aprenderá
nuevos y delicados modales, no se adaptará a vivir en la alta sociedad, ni con
los amigos de su marido. La ruptura definitiva vendrá
determinada cuando Stephen consigue un trabajo en Nueva York, ya que Stella
decide no acompañarlo a la ciudad, quedarse con su pequeña y disfrutar de una
vida radicalmente diferente a la de su marido.Pasados varios
años, Laurel se ha convertido en una joven encantadora, de buen corazón y
exquisitos modales.
Stella se ha dedicado completamente a su cuidado, sin
abandonarla ni un solo instante y ha conseguido criar a una hija feliz y
agradecida del cariño de su madre. Por su parte,
Stephen es ahora un hombre de éxito en los negocios que se ha reencontrado con
su primer amor, Helen, (Barbara O'Neil) una viuda rica, con grandes
posesiones y tres hijos varones. Pero Stella, pese
a su enorme corazón y a su dedicación como madre, no ha abandonado sus malos
modales, se ha convertido en una mujer madura bastante hortera, poco preocupada
por cuidar su imagen en sociedad. Se ha hecho inseparable de su gran amigo
borrachín, Ed Munn (Alan Hale), responsable de la mala reputación que
Stella alcanza en la pequeña Comunidad. Además carece de los medios necesarios
para que su hija se desenvuelva en una sociedad movida por las apariencias y el
convencionalismo social. Los desprecios sufridos por su
hija debido al comportamiento estrafalario de Stella ponen en peligro el futuro
de la joven. Por el contrario, la nueva familia que ha formado su padre no
carece ni de recursos económicos ni de contactos en la alta sociedad. Una vez
que Stella toma conciencia del lastre que ella misma podría suponer para su
hija, para su avance en sociedad, para que goce de la adecuada educación y para
que se case con el chico de buena familia que ella quiere, en un acto de pura
generosidad, decide hacer el mayor sacrificio de su vida.
Estamos hablando de la adaptación de una novela de principios del siglo XX
escrita por Olive Higgins
Prouty, con todos los ingredientes que procuraban satisfacción en aquella
época: la imposibilidad de salvar los problemas que acarrean las diferencias
sociales, la importancia del dinero como fuente de felicidad o infelicidad, los
sacrificios que está obligada a practicar una madre, las relaciones sociales
marcadas por el poder de los convencionalismos y los falsos rumores. Una maravillosa fábula
moral e histórica, un espléndido melodrama que nos permite ser testigos de
una lección de humanismo y antropología, con un gran mensaje destinado a
aquéllos que sólo se guían por las apariencias y las conveniencias sociales. Pero toda la película no sería más que uno de tantos melodramas sino fuera
por la legendaria actuación de Barbara
Stanwyck que consiguió
dibujar uno de esos personajes sacrificados, rebosantes de humanidad y de una
desgraciada existencia. "Stella Dallas"
es ella, la película es ella, es esa madre que se transforma, que se sacrifica
para dar lo mejor a su hija Laurel, sin un ápice de victimismo, con la frente
bien alta. La última escena es especialmente destacable, una
interpretación más que soberbia nos hace pasar de las lágrimas a la alegría,
sin perder esa gran humanidad y ese gran amor que se derrama por los ojos de
una madre contemplando orgullosa a su hija.
La emoción que
transmite en pantalla, su cambio de registros y la naturalidad de sus
sentimientos encontrados hacen que la película funcione. Y si además todo esto lo acompañamos de la música de Alfred Newman, de un director
eficaz y dominador de la narración cinematográfica como King Vidor, un guión con
todos los elementos necesarios para desatar el drama y un equipo técnico con
Rudolph Maté como director de fotografía, surge una "Stella Dallas"
que provoca sentimientos desatados. Melodramas exagerados entre la frontera de
la cursilería y el ridículo, alcanzando un milagroso equilibrio que aún hoy
perdura. Como curiosidad, existe una primera adaptación al cine
silente, una película muda que dirigió Henry
King en 1925, también para la
productora de Samuel Goldwyn y que representa un perfecto espejo
para la cinta sonora, manteniendo ambas obras una línea argumental y desarrollo
temporal de la narración sorprendentemente análogo. Con esta interpretación, Barbara consiguió su primera nominación y su
primer éxito cinematográfico. En total estuvo nominada en cuatro ocasiones a
los Óscars, aunque sólo obtuvo uno honorífico a toda su carrera, con 82 años,
que dedicó a su amigo William Holden. Después de este
éxito Barbara sería capaz de interpretar tanto mujeres duras, mujeres fatales y
hasta de desplegar sus dotes para la comedia, se atrevería incluso con el
western. Su gran versatilidad hizo de ella una
de las estrellas más grandes de la historia del cine.
Director:
King Vidor.
Intérpretes: Barbara Stanwyck, John Boles, Anne Shirley, Alan Hale Sr., Barbara O'Neil, Tim Holt.
Escena:
Reseña
escrita por Bárbara Valera Bestard
1 opiniones :
Una melodrama ejemplar y una historia demoledora. Una película que, cada vez que la veo, me deja mal durante días.
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