Una película bastante desconocida
dentro de la Historia
del cine. Si nos planteamos el motivo, probablemente sea que no es de
nacionalidad estadounidense o europea, además de su escasa promoción fuera de
las latitudes latinoamericanas, máxime en aquellas fechas. Camilo Canegato
(Juan Verdarguer) es un tímido restaurador de cuadros que vive en la pensión La Madrileña , regentada por
Doña Milagros (María Luisa Robledo). Su vida parece bastante rutinaria y es un
personaje que carece de interés para el resto de habitantes de la pensión,
hasta que un buen día comienza a recibir cartas en un sobre perfumado de color
rosa. Ese momento dará pie al cotilleo y la rumorología entre sus compañeros de
alojamiento y, más, cuando él no suelta prenda sobre la misteriosa remitente. Un
día, Doña Milagros logra que él se sincere, con ella y con sus hijas, y
descubren que los sobres provienen de Rosaura (Susana Campos), la hija de un
cliente suyo. Es una chica muy tímida a la que su padre le tiene concertado un
matrimonio que ella no desea, por lo que una noche se escapa de su casa con lo
puesto y se presenta en La
Madrileña a las diez, en busca de Camilo. Doña Milagros la recibe con los brazos abiertos y desde ese mismo momento
organiza todo para que Rosaura pase a ser un habitante más de la pensión,
incluso, para hacerle planes de boda con Camilo. Pero el día de la celebración, una tragedia sacude las vidas de todos los
habitantes de este pequeño mundo. Podemos dividir la cinta en dos partes.
Una primera, en la que la historia se narra de modo lineal y, una segunda, en la que la historia se nos cuenta desde cuatro puntos de vista de los personajes, al más puro estilo Rashomon (Akira Kurosawa, 1950). Esta película fue una apuesta valiente por parte de Mario Soffici, que se atrevió a llevar a la pantalla la novela de Marco Deveni, la cual no he leído, pero que según cuentan, Soffici fue perfectamente capaz de adaptarla captando su esencia. La trama arranca con un ritmo más bien pausado, pero que va "in crescendo" a medida que la cinta avanza inexorablemente hacia una sacudida brusca dentro de la historia y que continuará con una serie de giros bruscos que no harán, sino pegarnos al sofá sin poder apartar los ojos de la pantalla. Estamos ante una metáfora ácida y descarnada de las apariencias, las mentiras, la envidia, el cotilleo o la rumorología, a través de un pequeño universo que Soffici monta dentro deLa
Madrileña , en la que cada personajere presenta una parte de
esa clase media argentina de la época.Lo que parece ser una comedia, se torna
en una enrevesada historia que abraza con fuerza el más puro cine de intriga en
el que nada es lo que parece. Soffici comienza con una fotografía de corte muy
clásico, pero luego dará un giro de 180 grados hacia el cine negro utilizando
claroscuros, movimientos nerviosos de cámara y contrapicados para crear una
atmósfera inquitentante.
Rosaura a las diez supuso el salto de la comedia al drama de un Juan Verdaguer que borda su papel y una actuación, sencillamente, magnífica, de Susana Campos en el rol de Rosaura. Mario Soffici nació en Florencia en el 1900 y a los 9 años se trasladó a Argentina. Comienza su carrera como actor en el teatro hasta que conoce al director José Ferreyra con quién comparte su fascinación por el cine sonoro. Ambos deciden filmar en Buenos Aires desde que dominen su técnica (Mario tenía 28 años por aquel entonces). Así que Soffici comienza a estudiar el cine desde un punto de vista más técnico, buscando investigar la conexión entre la imagen proyectada y la capacidad del ojo para ver. Mientras otros directores filmaban lo que pasara, él se obsesionaba con investigar todas las posibilidades de insinuar que tenía la cámara. Era un director audaz que siempre se renovaba de cara al público, sorprendiéndolo. Filmó 40 películas y también fue actor, siendo su début en "Alma de bandoneón (1934)". Siempre sostuvo que el director no tenía que ser concesivo ni con el público ni con los productores. Como hechos destacables, podemos hablar de que la atmósfera creada por Soffici en Rosaura a las diez se rige por un tono malsano y opresor semejante al de El quimérico inquilino (Roman Polanski, 1976), obra que, 18 años después copiaría algunas de las escenas aquí esbozadas. Decir también que Doña Milagros estaba encarnada por la actriz María Luisa Robledo, quién luego daría a luz a la también actriz, Norma Aleandro.
Frase para recordar: "Todo comenzó unos seis meses antes, aquella mañana en que el cartero trajo un sobre rosa con un detestable perfume a violetas"
Título original: Rosaura a las diez
Director: Mario Soffici
Reparto: Juan Verdaguer, Susana Campos, María Luisa Robledo, Alberto Dalbés, Amalia Bernabé, Héctor Calcaño, María Concepción César, Nina Brian, Lili Gacel, Beto Gianola, Miguel Ligero, Enrique Kossi, Mario Soffici.
Reseña escrita por Juanma Falcón
Una primera, en la que la historia se narra de modo lineal y, una segunda, en la que la historia se nos cuenta desde cuatro puntos de vista de los personajes, al más puro estilo Rashomon (Akira Kurosawa, 1950). Esta película fue una apuesta valiente por parte de Mario Soffici, que se atrevió a llevar a la pantalla la novela de Marco Deveni, la cual no he leído, pero que según cuentan, Soffici fue perfectamente capaz de adaptarla captando su esencia. La trama arranca con un ritmo más bien pausado, pero que va "in crescendo" a medida que la cinta avanza inexorablemente hacia una sacudida brusca dentro de la historia y que continuará con una serie de giros bruscos que no harán, sino pegarnos al sofá sin poder apartar los ojos de la pantalla. Estamos ante una metáfora ácida y descarnada de las apariencias, las mentiras, la envidia, el cotilleo o la rumorología, a través de un pequeño universo que Soffici monta dentro de
Rosaura a las diez supuso el salto de la comedia al drama de un Juan Verdaguer que borda su papel y una actuación, sencillamente, magnífica, de Susana Campos en el rol de Rosaura. Mario Soffici nació en Florencia en el 1900 y a los 9 años se trasladó a Argentina. Comienza su carrera como actor en el teatro hasta que conoce al director José Ferreyra con quién comparte su fascinación por el cine sonoro. Ambos deciden filmar en Buenos Aires desde que dominen su técnica (Mario tenía 28 años por aquel entonces). Así que Soffici comienza a estudiar el cine desde un punto de vista más técnico, buscando investigar la conexión entre la imagen proyectada y la capacidad del ojo para ver. Mientras otros directores filmaban lo que pasara, él se obsesionaba con investigar todas las posibilidades de insinuar que tenía la cámara. Era un director audaz que siempre se renovaba de cara al público, sorprendiéndolo. Filmó 40 películas y también fue actor, siendo su début en "Alma de bandoneón (1934)". Siempre sostuvo que el director no tenía que ser concesivo ni con el público ni con los productores. Como hechos destacables, podemos hablar de que la atmósfera creada por Soffici en Rosaura a las diez se rige por un tono malsano y opresor semejante al de El quimérico inquilino (Roman Polanski, 1976), obra que, 18 años después copiaría algunas de las escenas aquí esbozadas. Decir también que Doña Milagros estaba encarnada por la actriz María Luisa Robledo, quién luego daría a luz a la también actriz, Norma Aleandro.
Frase para recordar: "Todo comenzó unos seis meses antes, aquella mañana en que el cartero trajo un sobre rosa con un detestable perfume a violetas"
Título original: Rosaura a las diez
Director: Mario Soffici
Reparto: Juan Verdaguer, Susana Campos, María Luisa Robledo, Alberto Dalbés, Amalia Bernabé, Héctor Calcaño, María Concepción César, Nina Brian, Lili Gacel, Beto Gianola, Miguel Ligero, Enrique Kossi, Mario Soffici.
Escena:
Reseña escrita por Juanma Falcón
1 opiniones :
Gracias por recuperar esta gran película. Solo quería comentarte que el nombre correcto del autor de la novela es Marco Denevi. (La novela es muy buena también, merece la pena leerla).
¡Saludos!
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