La segunda
película dirigida por David Fincher es un magnífico e inquietante thriller con grandes dosis de suspense y
cine negro, y es también sin lugar a dudas una de las muestras de cine de
género de más alta calidad filmadas en
los años noventa del pasado siglo XX. La película posee un estilo cercano cine policíaco
estadounidense de los años setenta, que queda patente en el vestuario con
trajes clásicos y en la forma de retratar una ciudad de la que no se menciona en ningún
momento el nombre, y que transmite un ambiente decadente y hostil , unido a la perpetua
presencia de la lluvia. Otro referente clásico es la relación profesional que
se establece entre los dos protagonistas de la historia: el veterano teniente William Somerset, interpretado de forma
magistral por Morgan Freeman, en un papel perfectamente escogido para él y el casi primerizo detective David Mills,
interpretado por Brad Pitt, en uno de sus primeros papeles
destacados. Entre ambos se establecerá una relación que irá más allá de lo
profesional, al convertirse William en el apoyo que el joven matrimonio
compuesto por David Mills y su esposa Tracy (Gwyneth Paltrow) necesitan, pues
ambos (especialmente Tracy) se sienten algo solos e incómodos en la nueva ciudad
a la que se han trasladado a vivir. La película posee un ritmo y una atmósfera perfectos. Desde el comienzo quedan
perfectamente plasmadas las personalidades de ambos policías, William es
sereno, reflexivo, minucioso en sus pesquisas y escéptico, no es el típico
detective estrella, ni aspira a serlo, mientras que David es un joven impulsivo
que no ve más allá de los hechos, pero que aprende rápido de su veterano compañero…
La investigación de la que ambos se hacen cargo es la búsqueda del responsable de unos crímenes brutales y retorcidos, todos ellos inspirados como su si obras de arte macabras se tratara en los siete pecados capitales y en este orden: gula, pereza, soberbia, avaricia, envidia, lujuria e ira… la investigación pondrán a prueba la paciencia y la moralidad de la pareja de policías. Posiblemente uno de los mayores aciertos del guión de Andrew Kevin Walker y de la estupenda realización de Fincher sea la de presentarnos sólo las consecuencias directas de los crímenes y no a la ejecución de los mismos, evitando caer en el efectismo; por el contrario la trama está más enfocada hacia la investigación de los crímenes, dando más protagonismo a los policías que al temido asesino psicópata… No es además una investigación convencional, ya que aparte de la obtención de pruebas en los escenarios de los crímenes, David y William deberán penetrar en la mente del asesino para conocer sus motivaciones, así como aquellas obras que han inspirado sus crímenes:
"El Purgatorio" segunda parte del poemaLa Divina Comedia de Dante
Alighieri; Los cuentos de Canterbury de Geoffrey
Chaucer o El Mercader de Venecia de William Shakespeare. Otro
de los elementos destacados de la película es la fotografía de Darius
Khondji, habitual en algunas de las últimas producciones de Woody Allen: "Midnight in Paris (2011)", "A Roma con amor (2012)" o sin
ir más lejos su última película: "Magia a
la luz de la luna (2014)". También ha trabajado como director de fotografía en "Delicatessen (1991)" de Marc Caro y Jean-Pierre Jeunet o en la versión estadounidense de "Funny Games (2007)" de Michael Haneke. Su trabajo en Seven es fundamental para mostrarnos esa atmósfera melancólica,
insana y decadente de esa maldita ciudad sin nombre. Hay en la puesta en escena
una clara omnipresencia de los tonos apagados y ocres, y un brillo que depende
en todo momento de la oscuridad… la luz es cruda y sucia, no hay ni un solo
plano transparente, todo es turbio, y eso resulta perfecto para el tono de la
película.
Además Khondji demuestra gran pericia, tanto en los travelling laterales, como en el uso de las secuencias realizadas cámara en mano o en los magníficos planos aéreos finales… Posiblemente haya servido de inspiración a la escenografía algunos lienzos de Edward Hooper, uno de los pintores que más ha influido en el cine contemporáneo por su capacidad para captar la soledad del hombre urbano. También hay que destacar la banda sonora original compuesta por Howard Shore todo un clásico moderno, su música basada en la distorsión de melodías electrónicas y en grandiosos arreglos orquestales que funcionan a la perfección, así como algunos temas que sirven para anticipar o resaltar más la trama: Guilty de Gravity Kills; Trouble Man de Marvin Gaye o I Cover the Waterfront de Billie Holiday. Para finalizar destacar la presencia de dos actores secundarios de lujo: Ronald Lee Ermey ("La chaqueta metálica (1987)", "Arde Missisipi (1988)"…) que interpreta con brío a un testarudo Capitán de Policía y sobre todo a Kevin Spacey, que realiza una memorable composición y que da a la película aún más intriga, así como más hondura psicológica y moral…En fin un magnífico clásico moderno, que aparte de resultar verosímil y convincente en sus planteamientos y de ser una película altamente disfrutable en el ámbito del entretenimiento, no está exenta de una gran densidad filosófica y ética.
La investigación de la que ambos se hacen cargo es la búsqueda del responsable de unos crímenes brutales y retorcidos, todos ellos inspirados como su si obras de arte macabras se tratara en los siete pecados capitales y en este orden: gula, pereza, soberbia, avaricia, envidia, lujuria e ira… la investigación pondrán a prueba la paciencia y la moralidad de la pareja de policías. Posiblemente uno de los mayores aciertos del guión de Andrew Kevin Walker y de la estupenda realización de Fincher sea la de presentarnos sólo las consecuencias directas de los crímenes y no a la ejecución de los mismos, evitando caer en el efectismo; por el contrario la trama está más enfocada hacia la investigación de los crímenes, dando más protagonismo a los policías que al temido asesino psicópata… No es además una investigación convencional, ya que aparte de la obtención de pruebas en los escenarios de los crímenes, David y William deberán penetrar en la mente del asesino para conocer sus motivaciones, así como aquellas obras que han inspirado sus crímenes:
"El Purgatorio" segunda parte del poema
Además Khondji demuestra gran pericia, tanto en los travelling laterales, como en el uso de las secuencias realizadas cámara en mano o en los magníficos planos aéreos finales… Posiblemente haya servido de inspiración a la escenografía algunos lienzos de Edward Hooper, uno de los pintores que más ha influido en el cine contemporáneo por su capacidad para captar la soledad del hombre urbano. También hay que destacar la banda sonora original compuesta por Howard Shore todo un clásico moderno, su música basada en la distorsión de melodías electrónicas y en grandiosos arreglos orquestales que funcionan a la perfección, así como algunos temas que sirven para anticipar o resaltar más la trama: Guilty de Gravity Kills; Trouble Man de Marvin Gaye o I Cover the Waterfront de Billie Holiday. Para finalizar destacar la presencia de dos actores secundarios de lujo: Ronald Lee Ermey ("La chaqueta metálica (1987)", "Arde Missisipi (1988)"…) que interpreta con brío a un testarudo Capitán de Policía y sobre todo a Kevin Spacey, que realiza una memorable composición y que da a la película aún más intriga, así como más hondura psicológica y moral…En fin un magnífico clásico moderno, que aparte de resultar verosímil y convincente en sus planteamientos y de ser una película altamente disfrutable en el ámbito del entretenimiento, no está exenta de una gran densidad filosófica y ética.
Director: David Fincher.
Intérpretes: Brad Pitt, Morgan Freeman, Gwyneth Paltrow, Kevin Spacey, John C. McGinley, Richard Roundtree.
Trailer:
Escena:
B.S.O.:
Títulos de crédito:
Reseña escrita por Juan Murillo Bodas
Información complementaria:
2 opiniones :
Fascinante film. Lleno de suspense y un manejo inquietante del fondo y la forma. Un logro.
no la vi LA NOCHE AMERICANA!de vez en vea se me escapa alguna perla
saludos
lidia-la escriba
www.nuncajamashablamos.blogspot.com
Publicar un comentario