Echándole
un vistazo con perspectiva al polémico film de Scorsese, uno entiende los
porqués de su nulo reconocimiento en los Oscars. Y es que lo políticamente
incorrecto además de escandaloso para todo americano (tan puritanos ellos), se
corona como lo más destacado de una historia plagada de depravación, avaricia,
lujuria y drogas de todo tipo, con la escalada a la gloria de un joven que
responde al nombre de Jordan Belfort (Di Caprio) en el negocio de vender la
nada y lo intangible a cambio de un cuantioso porcentaje de beneficios. Como
broker en bolsa Belfort es contagiado de una agresiva enfermedad por el
personaje de Matthew McConaughey, enfermedad que consiste en agudizar el
sentido para la mentira prometiendo el todo a cambio de la nada. Así que el
egoísmo y la chulería a base de golpearse el pecho cual gorila es rápidamente
adquirido por el joven aprendiz enfermo ya de ambición. El engaño bursátil y la
especulación ofrecidos con afilada verborrea telefónica se convierten en las
armas con las que Jordan Belfort construye su imperio junto con un excéntrico
obeso de ridícula prótesis dental blanqueada hasta el extremo (Jonah Hill), que
al igual que el personaje de Di Caprio ansía la riqueza para poder dar rienda
suelta a sus desenfrenos sexuales y sus vicios de estupefacientes y lujo
desmesurado. Scorsese sabe moverse cual escurridiza anguila para narrar las
miserias del ser humano, ya sea con su reconocida afinidad para hablar sobre la
mafia con sus fastuosas actividades o como aquí para contar el ascenso de una
bestia enferma de Babilonia (el New York de los años 80's y 90's del s.XX) que
sacia con prostitutas y extremas actitudes sexuales su depravación a base de
abultadas e ilegales cantidades de dinero para pagarlo todo.
El dinero ganado
mediante las sucias actividades bursátiles y la especulación ofrecidas como si
se tratase de un preciosísimo regalo sorpresa envuelto con el más llamativo de
los lazos y brillante papel en forma de infundios y tecnicísmos verbales, hace
ganar millones a todos aquellos que colaboran con Belfort. Regalo sorpresa
que en la mayoria de los casos para el cliente está vacío después de invertir a
causa de las falsas promesas que le han convencido para poner su dinero. Di
Caprio-Belfort a las órdenes de Scorsese exprime un fragmento de la corrupta
biografía de un sabio retorcido y mentiroso que se convierte en el rey de su
particular mundo en un lujoso transalántico (¿Posible ironía hacia Titanic?),
que chocará contra el F.B.I. en forma de iceberg destructivo que hundirá
irremediablemente el imperio 'Belfort' fundamentado en la corrupción y el
fraude. "El Lobo de Wall Street" es pues una molesta película a la par que
divertida, que hace reflexionar sobre todo aquello a lo que está dispuesto a
llegar a hacer el ser humano para escalar puestos en una sociedad que sólo da cabida
al prestigio que ofrece el dinero y las mujeres, independientemente de los
medios utilizados para conseguir el éxito aunque éste arruine a muchos para el
enriquecimiento y despiporre de unos pocos.
Personajes de candente actualidad
ya sea en la clase política o en reconocidas entidades bancarias en España
vienen a mi mente mientras observo todo el despilfarro de determinadas
personalidades que se han aprovechado de todos los ciudadanos, al igual que la
compañía inversora de la película. Supongo que las tarjetas opacas de Miguel
Blesa, Rodrigo Rato (y los suyos), todos ellos unidos a Fabra, Luis Bárcenas,
todos los implicados en el caso Gürtel, todos los culpables de la deblace en
las cajas de ahorros, los organizadores de fraudes con las preferentes bancarias,
los engañadores de los cursillos ficticios por los sindicatos y demás ladrones
y sinvergüenzas se verán reconocidos como hipócritas avariciosos y mentirosos
al igual que el Jordan Belfort del presente film. Todos aquellos que han
contribuido de manera directa a que suframos la crisis económica actual. En
definitiva, hay mucho Lobo de Wall Street por ahí suelto, demasiadas bestias
enfermas de Babilonia, que con sus mentiras, robos y excesos han hundido el
bienestar del que antes disfrutábamos y que de manera injustificada casi
ninguno es encarcelado contraviniendo las leyes que deberían amparar a la
igualdad de todo ciudadano español. Para más inri, si uno de estos repelentes
ladrones es culpabilizado y encerrado, con el tiempo después de cumplir su condena
es presentado en televisión como gurú y telepredicador al igual que Mario Conde
(ex-banquero), siendo capaz de vendernos un bolígrafo aunque no nos hiciera
falta. La vergüenza del estado español, son sus particulares políticos y
banqueros lobos del Íbex 35.
Título original: The Wolf of Wall Street.
Director: Martin Scorsese.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie, Kyle Chandler, Cristin Milioti, Rob Reiner, Matthew McConaughey.
Trailer:
Escena:
B.S.O.:
Reseña escrita por Cristóbal Jiménez
Información complementaria:
4 opiniones :
muy interesante las reseñas!
saludos de argentina
lidia-la escriba
www.nunc ajamashablamos.blogspot.com
Genial review de esta polémica obra maestra de Scorsese... Me ha encantado la acertada comparación con los chorizos sinvergüenzas que por desgracia (para nosotros, los ciudadanos de a pie) campan a sus anchas aprovechándose de todos, robando, y pasándose las ¿leyes? por el forro... por eso es tan buena y 'molesta' esta gran película, porque tras ese desfase y situaciones cómicas (muchas veces hasta ridículas) Scorsese atiza a diestro y siniestro y no deja títere con cabeza...
Saludos compañero!!!! ;)
Al menos, el protagonista de "El lobo de Wall Street" es un sinvergüenza simpático y con talento para la venta; los corruptos españoles no tienen el carisma de DiCaprio y son más cutres tanto a la hora de delinquir como a la hora de gastarse los beneficios.
Saludos.
Os agradezco a todos vuestros comentarios amigos, lidialaescriba, Oscar Vela y ricard.
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