Nos encontramos en el París de la
Belle Epoque de 1900, durante la III República francesa , cuando se celebró
además la gran exposición de París, época en la cual la Alta Burguesía se
desenvuelve en medio de lujosas fiestas y una más bien aceptada socialmente
promiscuidad, de la cual ya la entonces prensa del corazón se hacía de oro con
sus exagerados reportajes sobre los amoríos y rupturas de los grandes magnates
y empresarios, llenando los chismes de sociedad. París, 1900. Honoré Lachaille
(Maurice Chevalier), un maduro solterón y gran conquistador es el narrador y uno
de los protagonistas de la historia. Nos cuenta el cambio de niña a mujer de
una joven colegiala llamada Gigi (Leslie Caron), quien vive con su madre(una
cantante de Ópera frustrada) y con su abuela, Madame Álvarez (Hermione
Gingold), que quiere introducir a su nieta en los ambientes de esa alocada
burguesía para ser la nueva amante de un joven millonario y bastante mujeriego,
llamado Gastón (Louis Jourdan), el sobrino de Honoré, quien nos introduce en la
historia. Se da la circunstancia de que Gastón es un amigo de la familia quien
pasa ratos bastante más gratos con la joven Gigí y "Mamita", como él llama a la
abuela, jugando a las cartas, que en esos ambientes burgueses llenos de
amoríos, rupturas y suicidios por amor, que le tienen al hombre ya aburrido.
Gastón ve a Gigí como la niña que aún es. Tía Alice (Isabel Jeans), hermana de
su abuela una mujer de alto nivel social pero bastante libertina, como era
habitual en la burguesía francesa de hace más de un siglo, decide ponerse manos
a la obra, cual Pigmalión con Galatea y formar a su sobrina nieta para
convertirla en la nueva consorte del millonario Gastón. Con lo que no cuentan
todos es que Gigi tiene un espíritu rebelde y a la vez puro que está por encima
de ese materialismo y sobre todo detesta esa falsa moral de la apariencia en la
que le quiere introducir su tía Alice. Gastón, por su parte también se va dando
cuente de que no tiene sentido alguno la vida que lleva y de que siente algo
verdaderamente importante por Gigi, que ya no es tan niña. Se puede decir que
Vincente Minnelli, Lesie Caron, Alan Jay Lerner y Arthut Freed volvieron de
nuevo a la ciudad del amour, París, después de habernos regalado una joya del
musical como es "Un americano en París (1951)" para adaptar como musical la
novela corta, romántica, de la escritora francesa Colette, escrita en 1944. Hay
que decir que se convierte en musical en esta adaptación al cine, corriendo las
letras y melodías a cargo de los ya entonces muy prestigiosos Alan Jay Lerner y
Frederick Loewe, quienes estaban arrasando en taquilla con su producción "My
Fair Lady"- la que yo considero su “joya de la corona- en Broadway.
Fueron los
elegidos para convertir la novela de collette en el que iba a ser uno de los
musicales más taquilleros de la historia de la metro, hasta el punto de que las
telefonistas de los famosos estudios llegaban a atender el teléfono diciendo
M-Gigi-M. Previamente tuvo un enorme éxito en Broadway, no como musical, con
Audrey Hepburn encarnando a la protagonista. Alan Jay Lerner quería para el
papel a la propia Audrey, habida cuenta de la enorme química que, además,
demostró tener con Maurice Chevalier en la inolvidable "Arianne" (love in the
afternoon), realizada un año antes por Billy Wilder, pero Arthur Freed no
estaba convencido y quiso apostar sobre seguro con Leslie Caron, con quien ya
trabajó en "Un americano en París". Paradójicamente, Leslie Caron, tuvo la
desgracia de ver como su voz fue doblada en las canciones por la cantante Betty
Wand. Su interpretación como la jovencita colegiala de 17 años, a pesar de que
ella ya tenía 27, resultó sin embargo bastante convincente y Caron sale
bastante bien parada del envite. Resulta realmente deliciosa.
La joven actriz
francesa y excelente bailarina, debutó- al ser descubierta por Gene Kelly- en "Un
americano en París (1951)", después triunfaría con la deliciosa película musical "Lilí (1953)", de Charles Walters, que junto a Mel Ferrer tuvo un enorme éxito,
encarnando a una pobre huerfanita de la que se enamora perdidamente un
atormentado veterano de guerra ahora convertido en ventrílocuo y que expresa
sus sentimientos por ella a través de sus marionetas. Después vendrían éxitos
como "Las zapatillas rojas (1955)" y "Papá piernas largas (1955)". Fuera del
género musical nos regaló buenos trabajos en "Operación Whisky (1964)" y "¿Arde
París? (1966)" entre otras. Para el papel de Honoré, a quien Lerner otorgó un
protagonismo inexistente en la novela de Colette, se contrató al ya entonces
veterano, gran actor de Music-Hall y cine y teatro Maurice Chevalier, que se
mueve como pez en el agua a lo largo de la cinta, hecho por el cual mucha parte
de la Crítica que considera esta película una obra menor del género, acusan a
la misma de ser un mero vehículo para el lucimiento personal de Chevalier, pero
nada más lejos de la realidad, desde mi punto de vista.
Su personaje, siendo un
hombre muy adinerado pero de carácter bastante liberal y conquistador, llega al
público despertando la simpatía hacia él. Con esa manera de cantar, de hacer
esos soliloquios y hasta se permite el lujo de bailar recordando sus años del
music-hall, en el precioso número "I’m glad I’m not Young anymore", resultó
realmente inolvidable. La Academia ese mismo año, le otorgó un Óscar especial
por toda su carrera. En el comienzo canta "Thank Heavens for Little Girls" para
hacernos ver a Gigi como la hermosa mujer en la que está a punto de
convertirse. Otra escena memorable es cuando se encuentra con Madame Álvarez,
quien fue el gran amor de su juventud curiosamente, en la playa cuando está
pasando unos días junto a su nieta y Gastón, y cantan recordando su romance la
inolvidable "I remembered it well", en la que vemos que Honoré lo recuerda todo
distorsionado, siendo ella quien sí se acuerda realmente de todos los detalles
de cuando se conocieron., y con el maravilloso atardecer sumamente rojizo
presentado por Minnelli, quien demostró su gran pasión por la intensidad de la
colorimetría en sus películas, siendo en ésta donde más impone ese
personalísimo sello suyo. Maurice Chevalier debutó en los cafés parisinos. Fue
herido en la Primera guerra mundial y hecho prisionero por los alemanes.
En
1928 comenzó su carrera en Hollywood. Nos regaló una maravillosa interpretación
en "La viuda alegre (1934)" de Ernst Lubitsch. Alternó su carrera en su Francia
natal con otros títulos como "Ma Pomme". Hay que destacar éxitos como la ya
mencionada "Ariane (1957)", "Can-Can (1960)", "Fanny (1960)" (película de Joshua
Logan en la que volvió a trabajar junto a Leslie Caron) o "Los hijos del
Capitán Grant (1962)" entre otras. Su socarronería y su burla de las
convenciones sociales como el matrimonio, que considera aburrido, hacen de su
personaje el clásico granuja entrañable. Para el papel de Gastón se contó con
Louis Jourdan, la tercera estrella protagonista, también francés. El reparto
está realmente bien escogido. Gastón tiene un soliloquio realmente emotivo en
el que canta como se da cuenta de que aquella niña con la que jugaba y a la que
iba a ver ya se ha convertido en toda una mujer y que está perdidamente
enamorado de ella, siendo el tema principal de la película. Jourdan debutó en
el cine en una producción francesa, junto a Charles Boyer cuya realización fue
interrumpida por el estallido de la Segunda guerra mundial, en 1939, y nunca
volvió a retomarse.
Formó parte del reparto de "El proceso Paradine (1947)" de
Alfred Hitchkock, pero su primer gran éxito le llegaría en 1954 con la
inolvidable película de Jean Negulesco "Creemos en el amor". Tuvo el siguiente
gran éxito con el clásico de Charles Vidor de 1956 "El Cisne", entrando en el
triángulo amoroso junto a Grace Kelly y Alec Guinness en el que interpretó al
profesor de una joven candidata a casarse con un príncipe heredero. Tras hacer "Gigi", volvió a coincidir con Chevalier y junto a Frank Sinatra en la
divertida "Can-Can". Nos mostró su registro de villano como el malvado Kamal
Khan en la película de la saga Bond "Octopussy (1983)". Como secundarias de
lujo tenemos a Hermione Gingold e Isabel Jeans como Madame Álvarez (apellido
que tomó de un amante español), y Tía Alice, respectivamente. Como Liane, una
de las conquistas de Gastón tenemos a la bella actriz de origen húngaro Eva
Gabor. El personaje de la abuela de Gigi se va transformando a lo largo de la
trama pues se da cuenta de que lo que quiere es que su nieta sea feliz y no
acabe como su alocada hermana, quien es una mujer demasiado "práctica" y
superficial y para quien la libertina vida burguesa de la época es lo más
adecuado para su sobrina nieta.
Vincente Minnelli ("El padre de la
novia (1950)", "Cautivos del mal (1952)",
"Brigadoon (1954)", "Los cuatro jinetes del
Apocalipsis (1962)") compone, con su excelente dirección un cuadro semi
impresionista- en la línea de "Un americano en París"- que bien
recuerda a los de Monet, o Van Gogh, con esa colorimetría tan fuerte en sus
tonos rojizos, como bien se puede comprobar en la casa de Gigi, donde tiene
lugar uno de esos momentos apoteósicos del género musical cuando ella, su
abuela y Gastón interpretan la inolvidable canción "The night they invented the
Champagne", que nos recuerda a "Good Morning" de "Cantando bajo la lluvia (1952)" y a "The rain in Spain" de "My Fair Lady (1964)", con ese estallido de euforia de los
protagonistas en el que se marcan hasta un baile, en éste caso Gastón junto a
la abuela de Gigi. Para el diseño de vestuario, que lógicamente nos recuerda a "My Fair Lady" se contó con Cecil Beaton, con quien se contó tras su enorme
éxito en la producción teatral de dicho musical, y que repetiría en la
adaptación de Cukor. Tiene bastantes puntos en común con "My Fair Lady" y no
sólo porque estén Lerner y Loewe en el guión y la música, así como André
Previn, y Cecil Beaton, sino porque en parte es una especie de adaptación de "Pigmalión" el argumento de la película también.
El director filmó, con la
excelente colaboración del director de fotografía Harry Stradling jr y en el
espectacular formato CinemaScope- en exteriores, como la torre Eiffel y recreó
soberbiamente el famoso restaurante Maxim’s donde tienen lugar esos cotilleos
sobre los amoríos de tan adinerados personajes. La obertura musical de "Gigi",
que es preciosa, y tiene la grandiosidad de las de "West Side Story (1961)" (con
aquel cambio de colores) y "My Fair Lady (1964)" (con esas flores del comienzo),
está acompañada por dibujos originales del dibujante francés Sem, muy conocido
en la época en la que se desarrolla el argumento por sus ilustraciones en
revistas y periódicos franceses. La película obtuvo nada más y nada menos que 9
Óscars, convirtiéndose en el musical más premiado en aquel momento, récord que
superaría "West Side Story (1961)" tres años después, incluyendo los relativos a
la mejor película y al mejor director a parte de varios apartados técnicos. Una
brillante comedia musical con un trasfondo realmente lleno de valores y del
espíritu rebelde y puro del personaje principal, con ese rechazo al
materialismo, las joyas y demás lujos burgueses y ese “guardar las
apariencias”, ese mundo de tanta falsedad que rechaza Gigi, que se niega a
convertirse en una cortesana, en una amante más del hombre del que está realmente
enamorada, ella aspira realmente a otra cosa.
Frase para recordar: "Créame,
Mamita, me divierto más con esta traviesa mocosa, como usted la llama, que con
cualquier persona en París".
Director: Vincente Minnelli.
Intérpretes: Leslie Caron, Maurice Chevalier, Louis Jourdan, Hermione Gingold, Jacques Bergerac.
Trailer:
Escena:
B.S.O.:
Información complementaria:
Reseña escrita por Alfonso Torres Gallego
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1 opiniones :
¡Completo dosier sobre la película y todo lo que la concierne!
En mi memoria ha quedado GIGI como un delicioso e inolvidable musical que el talento, inteligencia y maravilloso buen gusto de Vincente Minnelli y (en este caso) el diseñador Cecil Beaton, elevaron en todo momento por encima del peligro acechante de la cursilería y el ridículo. Memorable por muchos conceptos, la película lo es también por las exquisitas composiones de unos intérpretes que nunca estuvieron mejor.
Un saludo.
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