Terminada La Segunda Guerra Mundial el cine británico iba a recuperar el protagonismo que había perdido en el terrero del séptimo arte después de pasar unos años en un periodo de decadencia creativa. Nombres como David Lean con títulos como "Breve encuentro (1945)" o "Cadenas rotas (1946)", Laurence Olivier con "Hamlet (1948)" y Carol Reed con "Larga es la noche (1947)" o "El tercer hombre (1949)", entre otros, iban a elevar la calidad cinematográfica de los trabajos procedentes del Reino Unido. Dentro de ese apogeo británico iba a resurgir los estudios Ealing (uno de los estudios más antiguos de la historia del cine), una compañía cinematográfica que por aquellos años se caracterizaría por confeccionar comedias de tono satírico y de humor negro. De ella salieron a la luz atractivos títulos como fueron "Oro en barras (1951)", "El hombre del traje blanco (1951)", "El quinteto de la muerte (1955)" o el film que centro en este post, "Ocho sentencias de muerte (1949)". La película iba a ser dirigida y co-escrita por Robert Hamer, director de corta pero de sugerente filmografía ("Siempre llueve en domingo (1947)" y "Donde el circulo termina (1959)" son otros títulos a tener en cuenta) y que debutaría en el cine gracias a los mencionados estudios Earling con la dirección de uno de los cinco episodios del interesante largometraje "Al morir la noche (1945)".
El argumento de "Ocho sentencias de muerte" iba a estar centrado en las vivencias Louis Mazzini, un joven descendiente de una familia aristocrática, los D´Ascoyne, que intentaría asesinar a los 8 herederos que le preceden para conseguir ser Duque y así de paso vengar a su madre del desprecio que sufrió por parte de éstos. Robert Hamer se basaría en una novela de Roy Horniman ("Israel Rank: The autobiography of a criminal") para llevar a cabo la historia de la película, un relato de fuerte crítica sobre la decadencia social publicado en el año 1907 y cuyo protagonista, a diferencia del film, se trataba de un joven de origen judia (en la película es de origen italiano), algo que no sería buen visto a los ojos de muchos espectadores el hecho de que se narrara la historia de un judio psicópata, más tratándose en fechas recientes de la finalización de la guerra, por lo que se modificaría en la versión cinematográfica.
La obra de Hamer, que toca temas tan dispares como las diferencias sociales, las falsas apariencias, la infidelidad, la pena de muerte y el mundo de los trepas, desborda ingenio en cada una de sus secuencias, éstas están llenas de diálogos frescos y atrevidos, capaz de engancharnos desde un primer momento para ver las maliciosas hazañas de su protagonista en su ansiado ascenso al trono aristocrático. Gran parte del encanto que desprende el film se debe al buen hacer de su protagonista principal, Dennis Price ("Diez negritos (1965)" con su papel de Louis Mazzini, un socarrón sin escrúpulos pero lleno de carisma y que se le puede catalogar como un antihéroe vengador en un mundo gobernado por ricos. Tampoco podemos olvidarnos del gran Alec Guinness que realiza un autentico tour interpretativo haciéndose cargo de varios personajes en la película (aprovecho para recordar lo que también haría el magnífico Peter Seller en la antibelicista "Teléfono rojo ¿Volamos hacia Moscú? (1964)" de Stanley Kubrick) y es que el actor como también se le conoce como "el hombre de las mil caras de los estudios Ealing" se encargaría de ponerse en la piel de un total de 8 personajes (uno de ellos de mujer), todas victimas del ambicioso Mazzini.
En el reparto femenino nos encontraríamos con Valerie Hobson, vista también en "La novia de Frankenstein (1935)" o en "Grandes esperanzas (1946)" de David Lean, representando a Edith D´Ascoyne, viuda de una de las víctimas de Louis y Joan Greenwood (actriz habitual de los estudios Ealing y donde ese mismo año iba a coincidir con Dennis Price en el drama bélico "The bad Lord Byron (1949)") como Sibella, amiga de Mazzini desde la infancia y con quien iba a tener un idilio con éste a pesar de estar casada, una de ellas iba a ser fundamental en el desenlace final del protagonista (algo que no mencionaré para no chafar la sorpresa final de los que no han visto esta película). Cabe destacar la sobresaliente fotografía en blanco y negro de Douglas Slocombre, cineasta conocido por participar en muchas de las obras más importantes del cine británico, entre ellas "El baile de los vampiros (1967)" o "El león en invierno (1968)" y en las tres primeras aventuras de la saga Indiana Jones.
Ingeniosos los asesinatos de Mazzini, que alejados de la crueldad y la morbosidad, se destacan por ser divertidos, entre ellos la muerte de uno de los miembros, al derribar el globo donde esta subido Lady Agatha D´Ascoyne con el uso de una flecha. A principios del año 2.000 se llegó a barajar la posibilidad de realizar un remake norteamericano de esta obra, teniendo como director a Mike Nichols ("El graduado (1967)") y como actores principales a Will Smith y a Robin Williams en los roles de Louis Mazzini y las ocho víctimas, respectivamente, menos mal y para respeto a la obra de Hamer nunca se llegó a efectuar.
El argumento de "Ocho sentencias de muerte" iba a estar centrado en las vivencias Louis Mazzini, un joven descendiente de una familia aristocrática, los D´Ascoyne, que intentaría asesinar a los 8 herederos que le preceden para conseguir ser Duque y así de paso vengar a su madre del desprecio que sufrió por parte de éstos. Robert Hamer se basaría en una novela de Roy Horniman ("Israel Rank: The autobiography of a criminal") para llevar a cabo la historia de la película, un relato de fuerte crítica sobre la decadencia social publicado en el año 1907 y cuyo protagonista, a diferencia del film, se trataba de un joven de origen judia (en la película es de origen italiano), algo que no sería buen visto a los ojos de muchos espectadores el hecho de que se narrara la historia de un judio psicópata, más tratándose en fechas recientes de la finalización de la guerra, por lo que se modificaría en la versión cinematográfica.
La obra de Hamer, que toca temas tan dispares como las diferencias sociales, las falsas apariencias, la infidelidad, la pena de muerte y el mundo de los trepas, desborda ingenio en cada una de sus secuencias, éstas están llenas de diálogos frescos y atrevidos, capaz de engancharnos desde un primer momento para ver las maliciosas hazañas de su protagonista en su ansiado ascenso al trono aristocrático. Gran parte del encanto que desprende el film se debe al buen hacer de su protagonista principal, Dennis Price ("Diez negritos (1965)" con su papel de Louis Mazzini, un socarrón sin escrúpulos pero lleno de carisma y que se le puede catalogar como un antihéroe vengador en un mundo gobernado por ricos. Tampoco podemos olvidarnos del gran Alec Guinness que realiza un autentico tour interpretativo haciéndose cargo de varios personajes en la película (aprovecho para recordar lo que también haría el magnífico Peter Seller en la antibelicista "Teléfono rojo ¿Volamos hacia Moscú? (1964)" de Stanley Kubrick) y es que el actor como también se le conoce como "el hombre de las mil caras de los estudios Ealing" se encargaría de ponerse en la piel de un total de 8 personajes (uno de ellos de mujer), todas victimas del ambicioso Mazzini.
En el reparto femenino nos encontraríamos con Valerie Hobson, vista también en "La novia de Frankenstein (1935)" o en "Grandes esperanzas (1946)" de David Lean, representando a Edith D´Ascoyne, viuda de una de las víctimas de Louis y Joan Greenwood (actriz habitual de los estudios Ealing y donde ese mismo año iba a coincidir con Dennis Price en el drama bélico "The bad Lord Byron (1949)") como Sibella, amiga de Mazzini desde la infancia y con quien iba a tener un idilio con éste a pesar de estar casada, una de ellas iba a ser fundamental en el desenlace final del protagonista (algo que no mencionaré para no chafar la sorpresa final de los que no han visto esta película). Cabe destacar la sobresaliente fotografía en blanco y negro de Douglas Slocombre, cineasta conocido por participar en muchas de las obras más importantes del cine británico, entre ellas "El baile de los vampiros (1967)" o "El león en invierno (1968)" y en las tres primeras aventuras de la saga Indiana Jones.
Ingeniosos los asesinatos de Mazzini, que alejados de la crueldad y la morbosidad, se destacan por ser divertidos, entre ellos la muerte de uno de los miembros, al derribar el globo donde esta subido Lady Agatha D´Ascoyne con el uso de una flecha. A principios del año 2.000 se llegó a barajar la posibilidad de realizar un remake norteamericano de esta obra, teniendo como director a Mike Nichols ("El graduado (1967)") y como actores principales a Will Smith y a Robin Williams en los roles de Louis Mazzini y las ocho víctimas, respectivamente, menos mal y para respeto a la obra de Hamer nunca se llegó a efectuar.
Frase para recordar: "Lo sentí por la chica, pero encontré alivio en el pensamiento de que, presumiblemente, durante el fin de semana ella habría pasado por algo peor que la muerte".
Título original: Kind hearts and coronets.
Director: Robert Hamer.
Intérpretes: Dennis Price, Alec Guinness, Valerie Hobson, Joan Greenwood, John Penrose.
Trailer:
Información complementaria:
Estudios Ealing
Reseña escrita por Jesús Fariña
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2 opiniones :
Magnífica comedia de los famosos estudios Ealing, con unos toques de humor negro realmente magistrales. Enhorabuena por la excelente reseña, Jesús. Un abrazo.
Una comedia exquisita y encantadora con las dosis de mala leche necesarias, eso si con mucha elegancia.
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