A mediados de la década de los 50 surgiría procedente del Reino Unido la llamada vertiente cinematográfica "Free cinema". Un movimiento (comparados por muchos a la corriente "neorrealista" que se vivió en la Italia de los años 40 y 50 debido a su dedicada preocupación hacia los entornos sociales más humildes y menos favorecidos) que se caracterizaría principalmente por contar historias cotidianas de la clase trabajadora británica, por criticar los ambientes más adinerados y aburguesados del país y por plasmar en sus películas, sin ningún tipo de pudor y de manera realista, la inconformidad y rebeldía que tenían los jóvenes hacia todo lo que le rodeaban. Entre sus principales precursores tendríamos a Karen Reisz, a Tony Richarson y a Gabin Lambers, tres cineastas iniciados como críticos cinematográficos (ejerciendo dicha labor en la revista de cine "Sequence", donde también fueron los co-fundadores) para dedicarse, posteriormente, de lleno en el terreno de la dirección y en escribir guiones para películas. De sus filmografías surgirían títulos tan emblemáticos del mencionado movimiento como fueron "Un sabor a miel (1961)", "La soledad de un corredor de fondo (1962)" o "Sábado noche domingo mañana (1960)", siendo ésta última, la dirigida por Karen Reisz, la que me centraré en esta ocasión. El film, ganador de los premios Bafta del año 1961 como mejor película británica, estaría basada en una novela de Alan Sillitoe (al igual que "La soledad de un corredor de fondo" de Richarson) y en ella nos narraría las vivencias de Arthur Seaton, un joven intransigente y rebelde que trabaja a destajo de lunes a viernes en una fábrica de Notthingham para luego disfrutar los fines de semana de todos los placeres que le da la vida sin tener ningún tipo de ataduras ni compromisos personales.
Éste, al mismo tiempo mantendría una conjunta relación sentimental con una bella y recatada joven (Doreen) y con una mujer casada (y esposa de uno de sus compañeros de trabajo) llamada Brenda. La vida de Arthur daría un vuelco radical cuando deja embarazada a Brenda, un instante donde su descontrolada libertad se verá truncada por los problemas de la irresponsabilidad y donde el destino le iba a reservar un duro escarmiento. Sin dudas nos encontramos con un interesante drama social que sorprendería al público de la época por mostrar abiertamente y de manera natural los temas del aborto y las relaciones extraconjugales, algo que por desgracia no era muy habitual en el cine británico que se hacía por aquellos tiempos.
En el plantel interpretativo causaría gran sensación un joven y debutante Albert Finney ("Dos en la carretera (1967)"), deleitándonos con su magnifico papel de Arthur Seaton (el actor aparecería en practicamente todas las secuencias de la película), un personaje cargado arrogancia y chulesca virilidad pero con el suficiente carisma para ganarse nuestra simpatía. Acompañando al bueno de Finney, estarían las actrices Shirley Anne Fields ("Alfie (1966)") y Rachel Roberts ("El ingenuo salvaje (1963)") dando vida a Doreen y Brenda respectivamente. Entre sus escenas hago mención el momento donde Arthur pide ayuda a su tía para que le resuelva el problema del embarazo de Brenda o la brutal paliza que sufre éste por parte de dos soldados. Como curiosidad, la fábrica donde trabaja el protagonista principal se trata de la misma fábrica donde trabajó en la vida real el autor de la novela (Alan Sillitoe) en que se basa el film.
Frase para recordar: "Lo que quiero es pasármelo bien. Todo lo demás es propaganda".
Éste, al mismo tiempo mantendría una conjunta relación sentimental con una bella y recatada joven (Doreen) y con una mujer casada (y esposa de uno de sus compañeros de trabajo) llamada Brenda. La vida de Arthur daría un vuelco radical cuando deja embarazada a Brenda, un instante donde su descontrolada libertad se verá truncada por los problemas de la irresponsabilidad y donde el destino le iba a reservar un duro escarmiento. Sin dudas nos encontramos con un interesante drama social que sorprendería al público de la época por mostrar abiertamente y de manera natural los temas del aborto y las relaciones extraconjugales, algo que por desgracia no era muy habitual en el cine británico que se hacía por aquellos tiempos.
En el plantel interpretativo causaría gran sensación un joven y debutante Albert Finney ("Dos en la carretera (1967)"), deleitándonos con su magnifico papel de Arthur Seaton (el actor aparecería en practicamente todas las secuencias de la película), un personaje cargado arrogancia y chulesca virilidad pero con el suficiente carisma para ganarse nuestra simpatía. Acompañando al bueno de Finney, estarían las actrices Shirley Anne Fields ("Alfie (1966)") y Rachel Roberts ("El ingenuo salvaje (1963)") dando vida a Doreen y Brenda respectivamente. Entre sus escenas hago mención el momento donde Arthur pide ayuda a su tía para que le resuelva el problema del embarazo de Brenda o la brutal paliza que sufre éste por parte de dos soldados. Como curiosidad, la fábrica donde trabaja el protagonista principal se trata de la misma fábrica donde trabajó en la vida real el autor de la novela (Alan Sillitoe) en que se basa el film.
Frase para recordar: "Lo que quiero es pasármelo bien. Todo lo demás es propaganda".
Título original: Saturday night and sunday morning.
Director: Karen Reisz.
Intérpretes: Albert Finney, Shirley Anne Fields, Rachel Roberts, Bryan Pringle.
Información complementaria:
Albert Finney
Reseña escrita por Jesús Fariña
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Intérpretes: Albert Finney, Shirley Anne Fields, Rachel Roberts, Bryan Pringle.
Trailer:
Escena:
Información complementaria:
Albert Finney
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4 opiniones :
Buen cine, comprometido y con trasfondo para reflexionar.
Gracias por el artículo, he recordado la época de los cine forums.
Un saludo!
Un título que quizás no goce de cierta popularidad pero sin dudas es altamente interesante. Un saludo Alfred, gracias a ti por la visita.
De free cinema ando mal. Poco he visto. Junto a la que comentas tengo ganas de ver la de Richardson la Soledad del corredor de fondo. Hablan bien de unas cuantas de estas pelis británicas.
Un abrazo, Jesús. Estupendo.
Un saludo Javi, la que comentas de Richarson, es otro clásico del free cinema.
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