Thriller policíaco con altas dosis de denuncia social sobre el racismo era lo que nos proporcionaría este entretenido film de Norman Jewison ("Huracán Carter (1999)"), ganadora de 5 Óscar, entre ellos mejor película, mejor actor y mejor guión original. La trama del film, basándose en una novela de John Ball, se centraría en el misterioso asesinato de un adinerado empresario en un pueblo de Missippi y las consecuentes investigaciones llevadas a cabo por el especialista de homicidios de raza negra Virgil Tibbs. Durante su estancia en el pueblo no sólo lucharía por descubrir al verdadero culpable del crimen sino que tendría que lidiar con el incompetente jefe policía Gillespie en un ambiente puramente racista. Nos encontramos con la obra más reconocida, tanto por la crítica como por el público estadounidense, de Norman Jewison (éxito que trataría nuevamente repetir en la década de los 80 volviendo a la temática del racismo con el drama "Historia de un soldado (1984)") que a pesar de ser una película lograda (desde la dirección, la interpretación de los actores, la fotografía, la banda sonora...) no deja de ser un producto "tramposamente" rodado y pensado para obtener la simpatía del público más convencional cuyo tema sobre el racismo iba a presentarse de un modo suavizado y "light" (resulta poco convincente que los habitantes de la historia, pueblerina, primitiva e irracional, a la hora de la verdad no iban a ser tan fieros como parecen en un primer momento).
La película contaría con un consagrado Sidney Poitier (primer actor afroamericano en ganar el Óscar como mejor actor principal gracias a su papel en "Los lirios del valle (1963)" y que en ese año iba a formar parte de un trío de películas de enorme aceptación como fueron "La rebelión de las aulas (1967)", "Adivina quién viene esta noche (1967)" y la propia obra que centro en esta reseña), un actor siempre caracterizado por sus personajes enfrentados a la lucha racista, y que aquí no iba a ser menos con su papel de Virgil Tibbs, un policía astuto e inteligente que pondría en evidencia los inoperantes métodos de Gillespie y su grupo de policías. En el reparto también se destacaría Rod Steiger (un gran trabajo pero que quizás resulta excesivo su Óscar, ya que ese año competía para el galardón con actores de la talla de Spencer Tracy, Dustin Hoffman y Paul Newman que habían realizado, bajo mi opinión, mejores interpretaciones que la suya) representando al mencionado jefe de policía Gillespie, un personaje cínico e inepto que no haría más que comer chicle (se comenta que el actor se comió más de 200 paquetes de chicle durante el tiempo que duró el rodaje), quejarse del calor que hacía en su oficina y de criticar la manera de proceder de Tibbs, pero que acabaría cediendo irremediablememte ante la coherente y firme actitud de éste.
Entre sus escenas destacaría la reacción de Tibbs después de recibir una bofetada por parte de un blanco y éste le responde devolviéndole el golpe (un momento inédito, por aquel entonces, y es que no se había visto en la gran pantalla como un afroamericano golpeaba a un blanco, hecho que gozaría de cierta polémica en los sectores más segregacionistas) y el acorralamiento del propio Tibbs en una fabrica abandonada por un grupo de paletos racistas que pretenden lincharle pero que iba a ser salvado "in extremis" por Gillespie. Como curiosidad, las vivencias detectivescas del inspector Virgil Tibbs iban a ser continuadas con la confección de dos secuelas, "Ahora me llaman el Señor Tibbs (1970)" y "El inspector Tibbs contra la organización (1971)", en una etapa donde el denominado género cinematográfico "blaxploitation" empezaba a coger fuerza en la industria norteamericana.
Frase para recordar: "Ellos me llaman el Señor Tibbs".
La película contaría con un consagrado Sidney Poitier (primer actor afroamericano en ganar el Óscar como mejor actor principal gracias a su papel en "Los lirios del valle (1963)" y que en ese año iba a formar parte de un trío de películas de enorme aceptación como fueron "La rebelión de las aulas (1967)", "Adivina quién viene esta noche (1967)" y la propia obra que centro en esta reseña), un actor siempre caracterizado por sus personajes enfrentados a la lucha racista, y que aquí no iba a ser menos con su papel de Virgil Tibbs, un policía astuto e inteligente que pondría en evidencia los inoperantes métodos de Gillespie y su grupo de policías. En el reparto también se destacaría Rod Steiger (un gran trabajo pero que quizás resulta excesivo su Óscar, ya que ese año competía para el galardón con actores de la talla de Spencer Tracy, Dustin Hoffman y Paul Newman que habían realizado, bajo mi opinión, mejores interpretaciones que la suya) representando al mencionado jefe de policía Gillespie, un personaje cínico e inepto que no haría más que comer chicle (se comenta que el actor se comió más de 200 paquetes de chicle durante el tiempo que duró el rodaje), quejarse del calor que hacía en su oficina y de criticar la manera de proceder de Tibbs, pero que acabaría cediendo irremediablememte ante la coherente y firme actitud de éste.
Entre sus escenas destacaría la reacción de Tibbs después de recibir una bofetada por parte de un blanco y éste le responde devolviéndole el golpe (un momento inédito, por aquel entonces, y es que no se había visto en la gran pantalla como un afroamericano golpeaba a un blanco, hecho que gozaría de cierta polémica en los sectores más segregacionistas) y el acorralamiento del propio Tibbs en una fabrica abandonada por un grupo de paletos racistas que pretenden lincharle pero que iba a ser salvado "in extremis" por Gillespie. Como curiosidad, las vivencias detectivescas del inspector Virgil Tibbs iban a ser continuadas con la confección de dos secuelas, "Ahora me llaman el Señor Tibbs (1970)" y "El inspector Tibbs contra la organización (1971)", en una etapa donde el denominado género cinematográfico "blaxploitation" empezaba a coger fuerza en la industria norteamericana.
Frase para recordar: "Ellos me llaman el Señor Tibbs".
Título original: In the heat of the night.
Director: Norman Jewison.
Intérpretes: Sidney Poitier, Rod Steiger, Warren Oates, Lou Grant.
Trailer:
Escena:
B.S.O.:
4 opiniones :
Muy buena reseña. Procuraré verla.
Saludos!
La torta que le da Sidney Poitier al algodonero blanco en su propio hibernadero es mítica. Para mi, la castaña más importante del cine junto con la de Gilda.
Muy buena.
...un peliculón!
Excelente sinopsis la que nos expones.
Saludos...y éxitos en los Premios 20Blogs.
Ramón
Desde la primera escena cuando espera el tren a la última brutal. Peliculon
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