El éxito de "Frankenstein (1931)" y "Drácula (1931)" hizo que la productora Universal Studio prosiguiera con una serie de nuevos títulos del género de terror, entre ellos la obra que guardo tributo en este artículo, "La momia". El encargado de llegar a cabo esta película fue el estadounidense Karl Freund, cineasta más conocido por sus trabajos de director de fotografía (colaboró en obras míticas como fueron "Metrópolis (1927)" o "Cayo Largo (1948)") que de director cinematográfico donde sólo realizaría otra película más a parte de ésta, "Las manos de Orlac (1935)". La historia del film estaría centrada en Imhotep, un sacerdote del Antiguo Egipto revivido casualmente por unos arqueólogos británicos y que, pasado diez años y bajo la figura del egipcio Ardath Bey, trataría de secuestrar a Helen Grosvenor, una joven con cierto parecido a una princesa que estuvo él enamorado antes de ser momificado. La obra estaría protagonizada por Boris Karloff (ejerciendo un doble papel como el sacerdote Ardath Bay y la momia Imhotep), sin lugar a dudas uno de los grandes iconos del cine de terror clásico y que hizo que sus apariciones en la gran pantalla estuvieran caracterizadas por los excesos de maquillaje que se aplicaba para encarnar a sus monstruosos personajes.
En el reparto de actores también nos encontraríamos con la actriz Zitah Johann ("Pasto de tiburones (1932)") en la piel de la deseada Helen, con el canadiense David Manners ("La mujer milagro (1931)") como Frank Whemple, el arqueológo que hará frente a Ardath para evitar el sacrificio de Helen y Edward Van Sloan (uno de los actores secundarios habituales en los títulos de terror de la Universal Studio) representando al Doctor Müller, un personaje que guarda cierta similitud al Val Helsing que encarnó en el "Drácula" de Tod Browning. Algunos elementos destacables de la obra son la notable estética visual (se notaba la gran experiencia de Karl Freund en este terreno) cargada de elementos góticos y macabros que desprenden cada una sus secuencias, los planos fijos de Boris Karloff mirando frente a la cámara con una hipnótica y penetrante mirada y el magnífico trabajo de maquillaje de Jack Pierce ("El hombre lobo (1941)"), uno de los grandes maquilladores hollywoodenses que nos ha dado la historia del séptimo arte.
Entre sus escenas hago mención la histérica risa que sufre uno de los arqueólogos cuando ve revivir a la momia o esa secuencia-flashback donde Ardath explica a Helen como fue ejecutado y momificado, una escena rodada de una manera que parece sacada de una película muda y que sufriría la censura de la época. La obra cuenta con una serie de secuelas ("La tumba de la momia (1942)", "El fantasma de la momia (1944)") y "La maldición de la momia (1944)") y con la realización de nuevas versiones, entre ellas la que realizó la productora Hammer a finales de la década de los cincuenta con Christopher Lee a la cabeza y la comercial y taquillera "La momia" de Stephen Sommers de los años noventa. Como curiosidad, el bueno de Boris Karloff tuvo que sufrir ocho horas diarias de sesiones de maquillaje para poder transformarse en la momia.
Frase para recordar: "La muerte no es más que el portal de una nueva vida, vivimos hoy y volveremos a vivir...volveremos de muchas formas".
En el reparto de actores también nos encontraríamos con la actriz Zitah Johann ("Pasto de tiburones (1932)") en la piel de la deseada Helen, con el canadiense David Manners ("La mujer milagro (1931)") como Frank Whemple, el arqueológo que hará frente a Ardath para evitar el sacrificio de Helen y Edward Van Sloan (uno de los actores secundarios habituales en los títulos de terror de la Universal Studio) representando al Doctor Müller, un personaje que guarda cierta similitud al Val Helsing que encarnó en el "Drácula" de Tod Browning. Algunos elementos destacables de la obra son la notable estética visual (se notaba la gran experiencia de Karl Freund en este terreno) cargada de elementos góticos y macabros que desprenden cada una sus secuencias, los planos fijos de Boris Karloff mirando frente a la cámara con una hipnótica y penetrante mirada y el magnífico trabajo de maquillaje de Jack Pierce ("El hombre lobo (1941)"), uno de los grandes maquilladores hollywoodenses que nos ha dado la historia del séptimo arte.
Entre sus escenas hago mención la histérica risa que sufre uno de los arqueólogos cuando ve revivir a la momia o esa secuencia-flashback donde Ardath explica a Helen como fue ejecutado y momificado, una escena rodada de una manera que parece sacada de una película muda y que sufriría la censura de la época. La obra cuenta con una serie de secuelas ("La tumba de la momia (1942)", "El fantasma de la momia (1944)") y "La maldición de la momia (1944)") y con la realización de nuevas versiones, entre ellas la que realizó la productora Hammer a finales de la década de los cincuenta con Christopher Lee a la cabeza y la comercial y taquillera "La momia" de Stephen Sommers de los años noventa. Como curiosidad, el bueno de Boris Karloff tuvo que sufrir ocho horas diarias de sesiones de maquillaje para poder transformarse en la momia.
Frase para recordar: "La muerte no es más que el portal de una nueva vida, vivimos hoy y volveremos a vivir...volveremos de muchas formas".
Título original: The mummy.
Director: Karl Freund.
Intérpretes: Boris Karloff, Zitah Lohann, Davis Manners, Arthur Byron.
Trailer:
5 opiniones :
La frase de la peli viene muy al caso con esto del fin del mundo.
Saludos
Feliz Navidad.
Enrrique Carratála, jaja, pensé lo mismo que tú cuando leí la frase...
Esta es genial!! Terror del bueno...o será que cuando uno es pequeño, se ven las cosas de otro modo...sin tanto prejuicio. No se, pero excelente peli!! Gracias por el recuerdo =)
PELICULÓN, así, con mayúsculas.
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