Nostalgia y buena dosis de sarcasmo e ironía nos encontraríamos en esta mítica obra del italiano Federico Fellini ("La dolce vita (1960)"), realizada a mediados de la década de los setenta y galardonada con el Óscar de mejor película de habla no inglesa en la ceremonia de aquel año. Fellini haría buen uso de los recuerdos de su infancia y las experiencias de su familia en Rimini (un pequeño pueblo situado en las costas del norte de Italia) durante el régimen fascista para confeccionar (junto al guionista Tonino Guerra) la historia del film, una película que a pesar de no contar con una base argumental especialmente definida tocaba de manera crítica y divertida temas tan diversos como el amor, la muerte, el sexo, la iglesia y la adolescencia. Entre los personajes que componen la trama (todos ellos de trazos caricaturescos) nos toparíamos con la glamurosa "Gradisca", una coqueta mujer que sueña con casarse con un príncipe azul, a la desequilibrada y ninfómana "La volpina", al travieso Naso (interpretado por Alvaro Vitali, un actor que muchos de nosotros recordaremos por su personaje de Jaimito en aquellas comedias italianas de toque erótico tan de moda en los años ochenta) a Aurelio, un cabeza de familia malhumorado que tendrá sus percances con el ejercito fascista por sus comportamientos anárquicos y al abogado e historiador del pueblo (interpretado por Luiggi Rosi) que hablándonos a la cámara narraría los entresijos que esconde el municipio de Rimini y las vivencias de sus peculiares habitantes.
Cabe destacar la cuidada estética visual que presenta la obra (extraordinario trabajo del director de fotografía Giuseppe Rotunno) y la legendaria partitura de Nino Rota (compositor conocido por sus colaboraciones con directores italianos de la talla de Luchiano Visconti, Franco Zeffirelli o el mencionado Fellini), sin duda todo un deleite para nuestros oídos y que consiguiría convertirse con el paso de los años en una de las bandas sonoras imprescindibles dentro de la historia del séptimo arte. Entre sus escenas hago mención la famosa secuencia de la estanquera poniendo sus voluptuosos atributos mamarios en la cara del adolescente protagonista o la del loco encaramado en un árbol gritando a pleno pulmón que le diesen una mujer ante la desesperación de sus familiares. Como curiosidad, el cantante Eros Ramazzotti antes de consagrarte en el mundo de la música tendría aquí sus primeros pinitos cinematográficos haciendo de extra (aparecía como uno de los niños del pueblo) en el film.
Frase para recordar: "El cine, si se hace bien, regala pequeños fragmentos de vida que nunca olvidaras".
Cabe destacar la cuidada estética visual que presenta la obra (extraordinario trabajo del director de fotografía Giuseppe Rotunno) y la legendaria partitura de Nino Rota (compositor conocido por sus colaboraciones con directores italianos de la talla de Luchiano Visconti, Franco Zeffirelli o el mencionado Fellini), sin duda todo un deleite para nuestros oídos y que consiguiría convertirse con el paso de los años en una de las bandas sonoras imprescindibles dentro de la historia del séptimo arte. Entre sus escenas hago mención la famosa secuencia de la estanquera poniendo sus voluptuosos atributos mamarios en la cara del adolescente protagonista o la del loco encaramado en un árbol gritando a pleno pulmón que le diesen una mujer ante la desesperación de sus familiares. Como curiosidad, el cantante Eros Ramazzotti antes de consagrarte en el mundo de la música tendría aquí sus primeros pinitos cinematográficos haciendo de extra (aparecía como uno de los niños del pueblo) en el film.
Frase para recordar: "El cine, si se hace bien, regala pequeños fragmentos de vida que nunca olvidaras".
Director: Federico Fellini.
Intérpretes: Armando Brancia, Puppela Maggio, Luigi Rossi, Nando Orfei.
Trailer:
Escena:
B.S.O.:
No sabía lo de Ramazzoti
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