LA COSTILLA DE ADÁN (1949). La guerra de sexo de Spencer Tracy y Katharine Hepburn.

Guerra de sexos y la lucha de las mujeres por la igualdad ante los hombres en una sociedad predominada por un entorno machista sería la base principal de esta mítica y más que entretenida comedia realizada a finales de los años cuarenta por el estadounidense de origen judío George Cukor ("My Fair Lady (1964)"). La trama de la historia se centraría en Adam y Amanda Bonner, un feliz matrimonio de abogados enfrentados entre sí a partir del momento que son designados en el caso donde una mujer intenta asesinar a su infiel marido. El guión escrito conjuntamente por Garson Kanin y Ruth Gordon (escritora y actriz quizás más recordada por su papel de Minnie Castevete, la anciana vecina de "La semilla del diablo (1968)"), pareja sentimental en la vida real que colaboraron en tres ocasiones con Cukor (la obra que menciono en este post junto a "Doble vida (1947)" y "Chica para matrimonio (1952)") conseguiría ser nominado en los oscar de aquel año donde el equipo de "El crepúsculo de los dioses (1950)" serían los ganadores de la preciada estatuilla. Y como no, siguiendo la estela de enlaces conyugales, la película estaría protagonizada por la mítica pareja cinematográfica Spencer Tracy y Katharine Hepburn, sin duda uno de los elementos más grandes de la obra, y es que su fuerte química y carismática presencia acompañados de una serie de elocuentes y brillantes diálogos tildarían el film como una de las grandes comedias americanas de todos los tiempos. Cabe destacar la presencia de los secundarios David Wayne ("Cómo casarse con un millonario (1953)") en el papel de Kip Lurie, el carota vecino del dúo protagonista, Judy Holliday (actriz fetiche de Cukor que llegaría a lo más alto del estrellato con su participación en la comedia romántica "Nacida ayer (1950)") como Doris Attinger o las primeras apariciones en la gran pantalla de Tom Ewell ("La tentación vive arriba (1955)") como el marido infiel y Jean Hagen ("Cantando bajo la lluvia (1952)") en el rol de la seductora Beryl Caighn. Entre sus escenas hago mención el divertido momento donde Katharine Hepburn simulando el caso con un cambio de roles visualiza a Tom Ewell disfrazado de mujer o la inoportuna visita de David Wayne en plena cena de la pareja protagonista cantando "mi fiel Amanda", para indignación de Spencer Tracy. Como curiosidad, se comenta que a Judy Holliday le impresionaba tanto el hecho de trabajar junto a Katharine Hepburn (toda una estrella de la época) que en muchas de las escenas ésta aparece temblando por su exceso de nerviosismo.

Frase para recordar: "La agresividad permanece dormida en todos nosotros y nada más requiere una sola circunstancia para ponerse violentamente en acción".