¿Qué tal si Cautivos del mal no hubiera sido dirigida por Vincente Minnelli sino por Maurice Kruger? ¿Qué tal si Kirk Douglas se llamara Jack Andrus y a finales de la década de los cincuenta su carrera hubiera entrado en crisis y cayendo en el abismo de los excesos hubiese terminado en un sanatorio mental y su redención le llegara de la mano de su mentor a quien le profesa tanto amor como odio? ¿ Qué tal si el cine fuera sobre todo arte y no el negocio implacable al que esta película critica venenosamente y que al mismo tiempo le rinde reverencia?
Cine dentro del cine, metalenguaje cinematográfico orquestado por los mismos (casi) que estuvieron detrás de los bads and the beautiful: Vincente (Director), Issur (Actor principal) y John Houseman (Productor).
En 1960 Irwin Shaw, ruso de ascendencia, norteamericano de nacimiento y europeo por el macartismo publicaba su novela donde ferozmente se retrataba el microcosmos de la industria hollywoodense, un ambiente lleno de traiciones, codicia, lujuria y decadencia que expende sus dominios, por razones de costos hacia Europa, particularmente a Italia, en Roma, en los estudios de Cinecitta, la ciudad del cine.
Cinecitta, fundada en 1937 por el Duce Mussolini, el Hollywood sobre el Tíber, localizada a 9 kilómetros del centro de Roma, con una extensión de 600 000 metros cuadrados, donde se filmaron más de 3000 películas, destruida durante la segunda guerra mundial, utilizada como campo de concentración por los nazis y reconstruida con la inversión yanqui, fue privatizada en los años 90 y casi destruida nuevamente en el 2007 por un incendio ocasionado en un hangar donde se grabó la serie de HBO: Roma.
Minnelli, profundo conocedor de lo que involucra filmar una película, con mucho buen humor que a veces roza lo ácido, no repara en mostrarnos que, al igual que lo hacía en su cinta del 52, los factores que intervienen pueden depender no solo del dinero que los productores estén dispuestos a gastar sino de detalles que incluyen el ego de los realizadores, actores y escritores, los vicios y manías de aquellos y hasta los arranques histéricos de primadonnas o escándalos de variada índole de los implicados en la realización pues aunque el cine de autor en aquellos años está en auge, los buenos hollywoodenses saben que el cine es el resultado de un esfuerzo común, que la labor del director pesa, como no, pero más pesa don dinero.
Jack Andrus fue un gran actor, incluso ganó un óscar, sin embargo ha tocado fondo, su estadía en una clínica psiquiátrica luego de un accidente automovilístico por manejar completamente ebrio y sumado a unos cuantos desequilibrios más lo ha borrado del mapa. Cierto día recibe una carta de Maurice Kruger (Edward G. Robinson) que lo invita a participar en su película por 5000 dólares por 2 semanas de trabajo, halaga su ego argumentando que solo un intérprete como él haría ese trabajo hasta con los ojos cerrados. Juntos realizaron 7 películas y 2 de ellas fueron magistrales, tal vez sea el momento de reunirse otra vez. Se aman y se odian, se admiran y repudian, pero ahora se necesitan pues Kruger tampoco está ya en la cúspide y su egomanía le impide admitir su decadencia. Cuando Jack (magnífico Issur Dannielovitch, barba partida) arriba a Roma se da cuenta que lo del papel era mentira, que lo que quería el veterano cineasta era para que se haga cargo del doblaje pues en su estrecha colaboración solo él sabía cual es el "estilo Kruger". El actor acepta y en el devenir de la historia se involucra con la novia (Daliah Lavi) del protagonista de la película que están rodando, Davie Drew (George Hamilton), quien es despreciado por Kruger y que, obviamente intentará véngarse de nuestro personaje. También están la estrella femenina, la Brazelli, insufrible maggioratta estupendamente encarnada por Rosanna Schiaffino, la energúmena cónyuge de Kruger, Clara (Claire Trevor), y el fantasma más horrendo de su pasado, su ex-esposa Carlotta (Cyd Charisse), la última gota que derramó su estabilidad en el pasado. Cuando Kruger sufre un infarto pocos días antes del fin del rodaje y ante las amenazas del productor, un italiano ignorante y manipulador, Tucino, Jack Andrus asumirá la dirección para concluir la película de su mentor, solo que en lugar de recibir gratitud será víctima de los celos, intrigas y el odio de Clara.
Repetían también en el equipo Charles Schnee, guionista galardonado en la anterior participación conjunta y David Raksin en la banda sonora. La cinematografía estuvo a cargo de Milton R. Krasner, quien aprovecharía el formato cinemascope y llenaría sus 70mm sin desperdicio.
Spencer Tracy fue la primera elección para hacer de Kruger pero rechazó el papel por un desacuerdo económico. Existe además un guiño bastante curioso en esta película y es la participación de Erich von Stroheim Jr. Fuera de cámaras él sería asistente del director Minelli y dentro tenía un pequeño papel . Dato curioso cuando sabemos que su padre fue objeto de las presiones de los productores para coartar su genio creativo, en particular por Irving Thalberg, en la MGM, estudio que distribuía el presente film.
Finalmente, hay un homenaje al cine italiano muy claro, recorremos en la cinta calles, edificios y monumentos que ya fueron filmados por Fellini y hay quien asegura que esta película fue filmada en más de un plató donde alguna vez estuvo el gran Federico haciendo de las suyas.
Jean-Luc Godard la aclamó entre sus favoritas del 63. ¿Sería por su clara alusión al fin del Star System?
Título original: Two Weeks in Another Town.
Director: Vincente Minnelli.
Intérpretes: Kirk Douglas, Edward G. Robinson, Cyd Charisse, Daliah Lavi, George Hamilton, Claire Trevor, Rosanna Schiaffino, George Macready.
Trailer:
Escena:
Reseña escrita por Carlos Fernando Carrión Quezada
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