Nada menos que 2
Oscars (Banda sonora y Efectos visuales) avalan esta curiosa pieza
cinematográfica, pasando inadvertida allá por el alejado año 1981. Matthew
Robbins dirigió y guionizó bajo la producción de Disney y la Paramount un film
que supo aprovechar la esencia de los libros de Tolkien, transmitiendo una
época de fantasía en la que Magos y Dragones se enfrentan en la inmortal
batalla del bien contra el mal.
En Dragonslayer, el
último Dragón de su especie asola el reino de Urlan sembrando el pánico entre
llamas de fuego. Para aplacar la ira del monstruo, el monarca de Urlan crea un
sorteo del que forman parte todas las doncellas de la comarca, que hará que las
elegidas cada cierto tiempo se sacrifiquen por su pueblo. Para evitar el
sacrificio de las inocentes y en un intento de acabar con el Dragón y las
injusticias impuestas por el rey de Urlan, una partida de campesinos
emprenderán la búsqueda del mago Ulrich.
Con una estimable dirección artística que refleja tiempos de
mitos, leyendas, magos, cuentos de hadas y tiempos de capa y espada,
Dragonslayer se rodó en los prestigiosos estudios Pinewood y en exteriores de
bellos parajes británicos. Mención especial merece la creación del portentoso y
atemorizador Dragón de cuyo diseño se encargaron los artistas en F/X Dennis
Mauren y Phil Thippet (Starwars, Parque Jurásico, entre otras maravillas..) que
conformaron una criatura que se adecua al imaginario colectivo que se tiene del
monstruo volador: Una bestia escupe fuego plagada de escamas y excrecencias
verrugosas, de membranas aladas que se unen a sus brazos, con un hocico
encorvado, larga cola, y armado con afiladas garras.
Innovaciones visuales
a través de diferentes planos del Dragón (creadas de manera específica para el
film) contribuyeron a la buena impresión que me produjo "el monstruo" la primera
vez que lo vi. En los planos cortos las maquetas y la hidráulica, y en los
planos generales la pionera técnica del "Go-Motion" se utilizaron en el inmenso
ser volador que vomita llamas de fuego. Este Dragón me resultó nostálgico a la
par que atractivo, atrayendo a mi mente las películas en las que participó el
desaparecido Ray Harryhausen (Jasón y los Argonautas y Furia de Titanes, entre
otras). Un jovencito e imberbe Peter MacNicol (Cazafantasmas 2, Ally Mc Beal,
Bean) es el encargado del personaje de aprendiz de mago tan impetuoso como
aventurero, que fue el elegido para protagonizar la película de Robbins
acompañando a Sir Ralph Richardson, en el papel del excéntrico hechicero Ulrich,
incluyendo una pequeña aparición del actor Ian McDiarmid (el malvado Lord Darth
Sidious de Starwars) interpretando a un predicador.
La película con unos efectos especiales de añeja calidad, se
aprovechó de una excepcional banda sonora compuesta por el gran Alex North
(Espartaco), en la que fue su última obra. Dragonslayer es pues una acertada
película de principios de los 80's que pasó desapercibida en su época, y que
por méritos tanto técnicos, visuales como musicales, conviene revisionar para
rememorar los tiempos en los que soñábamos en nuestra niñez con cuentos en los
que aparecían gigantescos dragones y mágicos nigromantes.
Título original: Dragonslayer.
Director: Matthew Robbins.
Intérpretes: Peter
MacNicol, Caitlin
Clarke, Ralph
Richardson, John
Hallam, Peter
Eyre, Albert
Salmi, Sydney
Bromley.
Trailer:
Escena:
B.S.O.:
Reseña escrita por Cristóbal Jiménez
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