1. LOS
ARTÍFICES.
La Punta del
Iceberg es una producción de Tornasol Films, la productora funda en 1987 por
Gerardo Herrero y Javier López Blanco. Está escrita por su realizador David
Cánovas, con José Amaro Carrillo y reescrita por Alberto García Martín, sobre
la obra teatral escrita por Antonio Tabares. Los pilares de esta sensacional
película están configurados por lo tanto, por artistas cien por cien canarios.
David Cánovas
es un cineasta natural de Tenerife. Estudió cine en la Universidad Complutense
de Madrid, siendo compañero de promoción, nada menos que del también canario
Mateo Gil y del realizador Alejandro Amenábar. Cánovas ha debutado en el
largometraje con la Punta del Iceberg. Hasta este momento existe toda una
trayectoria profesional de más de diez años, donde figuran diversos trabajos
para la televisión o videoclips, pero también 12 cortometrajes. Algunos de ellos
forman parte del catálogo Canarias en corto, ese decálogo anual de filmes
rodados en las islas por parte de cineastas afincados en ellas, como manera de
promocionar la ingente actividad cinematográfica de nuestro archipiélago. Otros
cortometrajes realizados por David han gozado de una mayor difusión, como es el
caso del excelente filme El Intruso (2005), protagonizado por José Coronado. Un
trabajo de excelente factura, nominado a los premios Goya.
En enero de
2014, Cánovas crea, junto a su amigo y compositor de su obra audiovisual,
Antonio Hernández, el CINEDFEST, festival educativo de cine, auspiciado por el
Gobierno de Canarias, con la finalidad de combinar formación audiovisual con la
enseñanza de cine. David Cánovas también dirige la serie de documentales Los
Archivos del tiempo, un muy particular Making of de la exitosa serie de
Televisión Española, El Ministerio del Tiempo.
José Amaro
Carrillo es natural de la Isla de la Palma. Periodista, profesor de Lengua
Castellana y Literatura, comenzó la escritura de guiones en 1991. En estrecha
colaboración con el realizador David Cánovas, Amaro ha escrito los guiones de
muchos de los cortometrajes dirigidos por éste. El Lienzo (2003), Mate (2002), Sin
Remite (2004), El mencionado El Intruso, Cambio de Turno (2007), o Cuestión de
Actitud (2008) son algunos de esos trabajos conjuntos.
Alberto García
Martín, por su parte, es dramaturgo, guionista y realizador. Estudió cine en el
Cabildo de Tenerife y en la Escuela de Cine Luis García Berlanga de Valencia. Las
obras teatrales La Otra Biblia y New York son suyas. Alberto ha dirigido cine,
publicidad, videoclips, etc. y ha tenido éxito con sus cortometrajes escritos y
dirigidos por él mismo, Las Gafas (2008), seleccionado, entre otros certámenes,
en el prestigioso Festival de Locarno, y Nogod (2012), protagonizado por
Antonio Cifo y Félix Gómez.
Alberto ha
sido coguionista de los cortometrajes El Plan (2004) y Rutina (2008), así como
lector y analista de guiones para Volcano Films y Plató del Atlántico, entre
otras labores audiovisuales.
Finalmente, el
dramaturgo Antonio Tabares, natural de la isla de La Palma, es el autor de Una
hora en la vida de Stefan Zweig, una obra que nos sitúa en Petrópolis (hoy
Brasilia), el 22 de febrero de 1942, día en el que el dramaturgo austriaco
Stefan Zweig, tras enviar a su editor su último libro, El Mundo de Ayer,
Memorias de un Europeo, pone fin a su existencia, incapaz de aceptar el declive
de su mundo, el imperio Austro-Húngaro, en cuyo florecimiento se crió, y sobre
todo por el aparentemente imparable ascenso del nazismo. Dicho acto lo realizó
después de planchar cuidadosamente su ropa, vestirse y asearse adecuadamente.
Con él pereció su segunda mujer y secretaria, Lotte Altmann. Con esta obra,
Tabares accedió al premio réplica de Teatro en el año 2012.
El suicidio de
tres empleados en la fábrica de automóviles Renault, acaecido hace unos años en
Francia y su repercusión mediática, inspiró al dramaturgo palmero la obra La
Punta del Iceberg, por la que ganó el premio Tirso de Molina 2011 y que se ha
representado con mucho éxito por el Teatro Abadía en Madrid, antes de su
irrupción en la gran pantalla.
2. LA PUNTA
DEL ICEBERG. EL FILME.
El cine
español no aborda con mucha asiduidad el tema de la denuncia de carácter
laboral. Los pocos ejemplos patrios vienen dados por Smoking Room (España,
2002), de J.D. Wallovits y Roger Gual, sobre las hipocresías y políticas
arbitrarias que rigen el destino de las corporaciones, muy crítica con la
insolidaridad y la falta de libertad en nuestro mundo corporativo; El Principio
de Arquímedes (España, 2004), de Gerardo Herrero, sobre dos amigas que trabajan
en la misma empresa, una por sugerencia de la otra, con un duro retrato de
fondo del organigrama empresarial de nuestros días, así como de aquello que
somos capaces de hacer para permanecer y/o acceder en dicho organigrama; o El Método,
de Marcelo Piñeyro, con guión del mencionado cineasta canario Mateo Gil, sobre
la paranoia que se llega a crear en torno a una rutinaria selección de personal
para un puesto en una alta multinacional y como la mezquindad del ser humano
queda expuesta en situaciones críticas.
El formato
fílmico de un investigador/a que se traslada a un entorno concreto a los fines
de realizar específicas indagaciones, o resolver un misterio en general, ha
dado muy buenos resultados a lo largo de la historia del cine, desde la
inolvidable Conspiración de Silencio (A Bad Day at Black Rock, EEUU, 1955), de
John Sturges, hasta la correcta Whiteout (EEUU, 2009), de Dominic Sena, pasando
por el excelente thriller español La Isla Mínima (España, 2014), de Alberto
Rodríguez. Ese viaje del investigador se convierte en nuestro viaje, el del
espectador. Un viaje de descubrimiento de algo externo (unos personajes, un
microcosmos, un misterio…), pero que también suele llevar aparejado una
evolución personal del protagonista, que se desarrolla a lo largo del filme, de
modo que el personaje no es el mismo al comienzo y al final del trayecto.
La Ópera Prima
del tinerfeño David Cánovas, constituye un muy sólido filme de denuncia laboral
en formato de thriller. El filme denuncia la encarnizada presión sobre los
trabajadores de la sucursal de una importante corporación para alcanzar los
objetivos anuales de producción de la misma. Las relaciones humanas
encarnizadas en un territorio decididamente hostil, constituye el entorno
medular del filme.
Desde el
Consejo de Administración en la central de la empresa, deciden enviar a Sofía
Cuevas, una joven ejecutiva muy agresiva, conocedora de varios idiomas, a una sucursal de la propia compañía,
precisamente aquélla que produce mayor ratios de productividad. Sin una
aparente explicación, se han producido tres suicidios en un muy corto período
de tiempo. La empresa quiere un informe completo de lo que está ocurriendo allí
antes de tomar, en su caso, alguna decisión. Ante la pregunta por parte de
Sofía de porqué no se contrata a una consultoría externa para ese trabajo, ya
que ella no pertenece al departamento de Recursos Humanos, la respuesta es bien
simple: la empresa quiere discreción y una investigación interna, de modo que
los detalles y las conclusiones se queden de puertas adentro de la corporación.
La idea de una
investigación interna en el seno de una gran corporación, es algo muy habitual
en el mundo anglosajón. Así por ejemplo, en el Derecho laboral británico,
cuando un trabajador tiene un problema en este orden jurídico, ya sea de Mobbing
o acoso laboral, o una discrepancia con el consejo de administración de la
empresa a nivel salarial, de promoción interna o, cuando dicha discrepancia
venga marcada por razones de discriminación, etc., el trabajador debe iniciar
un procedimiento que se llama informal grievance procedure (procedimiento
informal de agravio). Se trata de resolver con el Departamento de Gestión y/o
de Recursos Humanos la controversia a través de una serie de conversaciones a
un nivel informal, para cuya coordinación se nombra una especie de “instructor”
(alguien que conduce la investigación) y cuyos resultados permanecerán en la
más absoluta confidencialidad de la empresa. No es obligatorio acudir a esta
vía corporativa, pero, como decimos, es una práctica muy usual y se considera
como un acto de buena fe ese proceder por parte de un trabajador, en lugar de
acudir directamente al servicio de conciliación y a los Tribunales.
En España, se
está incorporando cada día más a la vida cotidiana de las empresas, este tipo de procesos internos de
investigación para resolver ciertas disputas, y para tratar de eludir
responsabilidades de carácter penal. Las recientes reformas de nuestro Código
Penal, particularmente las modificaciones legislativas operadas en los años
2010 y 2015, amplían y desarrollan, respectivamente, la responsabilidad de
carácter penal de las personas jurídicas. La última de las reformas mencionadas
introduce la responsabilidad de las empresas por no haber ejercido el debido
control sobre los empleados. Si las Sociedades, en el curso de un proceso penal
dirigido contra ellas quieren eludir la mencionada responsabilidad criminal,
están obligadas a cumplir un estricto protocolo, que se denomina Compliance, una
suerte de programa de “prevención de riesgos penales”. Es un proceso organizado
por un experto, denominado compliance officer, normalmente un abogado
corporativo, que comprende, tal y como la legislación indica, un complejo
sistema de supervisión, vigilancia y control del personal, y que incluye un
canal confidencial para el personal en general, por donde poder denunciar a
cualquier otro empleado, o ejecutivo de la entidad, acerca de la posible
comisión de un delito que puede involucrar a la empresa. Esta realidad ya está
ocurriendo y se ha implantado en la práctica corporativa diaria de nuestro
país, si bien el contenido de ese protocolo, una apuesta decidida sobre la
autorregulación en la lucha contra la delincuencia en el seno de las empresas,
se encuentra en un estado muy embrionario de cobertura legislativa. La reciente
Circular 1/2016 de la Fiscalía General del Estado, sobre instrucciones a los
fiscales de toda España para valorar la eficacia de los planes de Compliance en
las empresas, a los efectos de poder ser configurados como circunstancias
eximentes de responsabilidad criminal, ayuda a comprender un poco mejor qué
exigirán los fiscales a las empresas a las puertas de un juzgado de lo penal
para eludir esta responsabilidad.
Si el cine
debe reflejar cuanta realidad vea, parafraseando al cineasta Andrei Tarkovski,
la película de Cánovas, es un filme de candente actualidad, al contemplar con
cierto detalle esa realidad de las investigaciones internas emprendidas en esos
universos alternativos que son las grandes multinacionales, donde el ecosistema
es de competitividad obsesiva, sobre la base de que la maximización de los beneficios
debe primar sobre cualquier otra consideración personal, y donde se abusa de
manera implacable, respecto a las consecuencias de la crisis económica que
todavía sufrimos en este país.
Ese estatus
hermético y perverso que preside las comunicaciones que se entablan en la
película de David Cánovas, intrínseco en la gelidez de la realidad corporativa,
contribuye decisivamente a la sensación de misterio en ese viaje aparentemente
rutinario. El edificio donde transcurre prácticamente toda la acción, refuerza
esta idea. Parece un personaje más. En el momento en que Sofía se baja del taxi
y mira hacia el edificio, éste nos es introducido con un intimidante
contrapicado. Su interior, pese a que se puede ver el cielo desde el hall
gracias a su techo de cristal no es precisamente un lugar alegre. Todo está
bañado por un triste y apagado crisol de colores grises y azules muy tenues.
Ello, unido al enorme peso y carga que parecen llevar los trabajadores con los
que Sofía se entrevista, logra que el filme transmita adecuadamente el
encarnizado ecosistema y el precio que se paga por cumplir año tras año con los
despiadados objetivos de la empresa, marcados con mano firme por parte del jefe,
Carlos Fresno (excelente Fernando Cayo). La sensación es todavía más desconcertante
cuando los espectadores nos percatamos de que desconocemos por completo a qué
se dedica la empresa y que tal dato nunca se nos aclara.
El título del
filme hace referencia, obviamente, a la conocida expresión de que aquello que
asoma no es sino un ligero atisbo de lo que allí se cuece. Pero también pronto
descubrimos que es un juego de palabras, pues también se refiere a uno de los
proyectos estrella de la empresa, "El Proyecto Iceberg", en el que trabajaba
uno de los empleados que ha cometido el suicidio.
El guión
funciona maravillosamente. Los diálogos son fluidos y muy naturales, las
secuencias están muy bien seleccionadas y engarzadas, de modo que discurren en
esa suerte de "punta de lanza", que debe ser la compacta narración de una
historia hasta el final. Pese a que estamos ante un mismo escenario y cierta
unidad de tiempo, derivada de la estructura teatral de la que se parte, el
filme tiene un contenido eminentemente cinematográfico, que elude adecuadamente
la frontera de cine y el teatro, buscando su propia personalidad.
En la puesta
en escena se percibe la meticulosidad del realizador. La puesta en escena es
sobria, nada efectista y el cineasta atina en la selección de los colores
apagados antes mencionada para el edificio en cuestión incluidas las oficinas,
pero también para resaltar aquellos elementos de la trama esenciales (el pen
drive de color blanco y rosa que le entrega Gabriela a Sofía, el pañuelo
amarillo de ésta, ondeando en la azotea del edificio…). La labor del realizador
se percibe igualmente en la dirección de los actores, donde destaca Maribel
Verdú, que soporta el peso de la película sobre sus hombros, pero también el
mencionado Fernando Cayo, así como Carmelo Gómez, y los más jóvenes Bárbara
Goneaga y Álex García.
Mención especial
merece la banda sonora del también canario Antonio Hernández, muy sutil, completamente
al servicio de la narración, contribuyendo decisivamente a la agilidad del
filme, así como a introducirnos, de una manera casi inconsciente, en el
ecosistema mencionado que nos propone David Cánovas y sus guionistas. Otra
importante virtud de la Banda sonora es que no subraya de manera efectista
ninguno de los instantes álgidos de la trama, sino que se desliza entre ellos
con una ejemplar sobriedad.
Los fragmentos
más discutidos de la película han sido esos flashbacks donde se visualizan los
tres suicidios, ante la presencia de Sofía. Podrán gustarnos más o menos, pero
la importancia de dichas secuencias han sido muy bien defendidas por David. No
son baladíes, sino que están para resaltar el sentimiento de empatía que Sofía
va experimentando respecto a los acontecimientos y la siniestra situación
empresarial que viven los trabajadores. Las secuencias polémicas, que muchos
han tildado ya de redundantes, están insertadas como parte del arco argumental
del personaje de Sofía y su cambio a nivel personal.
Polémico ha
sido igualmente el plano de Fresno con su hija en el Hospital, algo que ya el
personaje ha sugerido a Sofía en una conversación previa. ¿Es gratuito? ¿Es
redundante? Puede ser. Desde luego no es un plano destinado a "justificar" al
personaje, como se ha dicho. El plano, breve (es decir, el realizador no se
recrea en él), sugiere que la vida es una inmensa zona grisácea y que a las
personas no es posible asignarnos un sólo color, blanco o negro. En otras
palabras, el ser humano no es fácilmente clasificable, pese a que vivimos
actualmente en una sociedad con mucha propensión a las "etiquetas".
Se trata en
definitiva, de un trabajo sin duda muy preciso y compacto, donde el esfuerzo de
los cineastas canarios mencionados, remando todos en la misma dirección, ha
dado como resultado una de las propuestas más estimulantes del cine español
reciente. La Punta del iceberg es sin duda una sobresaliente opera prima.
Director: David Cánovas.
Intérpretes: Maribel
Verdú, Fernando
Cayo, Bárbara
Goenaga, Álex
García, Carmelo
Gómez, Ginés
García Millán, Jesús
Castejón.
Trailer:
Reseña escrita por Manuel García de Mesa
Cánovas, Hernández y García Martín en "Charlas de cine". |
Equipo de "Charlas de cine" junto al realizador David Cánovas. |
1 opiniones :
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/07/07/actualidad/1467878337_291430.html me pareció interesante compartirlo a propósito de la reseña. Saludos.
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