A finales de los años sesenta y durante la bulliciosa década de los 70, no todo eran películas de destape. Surgió un curioso fenómeno debido a un grupo de cineastas españoles (Amando de Ossorio, Jesús Franco o el mismo Jorge Grau) dispuestos a realizar algo diferente, descubrieron un filón en las películas de terror que se exportaron, con gran éxito, a todo el mundo, creándose incluso un star-system de directores y actores. Y muchas veces desafiando y burlando a la férrea censura de la época. Films rodados con la mayor ilusión que a pesar de contar con un pequeño presupuesto, conseguían brillantes resultados y que hoy en día son objeto de culto en todo el mundo.
"Gritos en la noche (1962)" de Jesús Franco y "La marca del hombre lobo (1968)" serían las precursoras de todo esto y el gran éxito, "La noche de Walpurgis (1970)". Pero dentro de este subgénero yo destacaría tres por encima de todas: "La residencia (1969)" de Chicho Ibáñez Serrador, "Pánico en el Transiberiano (1972)" de Eugenio Martín y "No profanar el sueño de los muertos" de Jorge Grau.
Un servidor, como buen fan del fenómeno zombi os presento esta última, con toda seguridad una de las obras maestras del cine de terror nacional, que encumbró a Jorge Grau a lo más alto en ese pequeño grupo de directores de culto. De visionado ineludible para cualquier aficionado al cine clásico de zombis y es que estamos ante un proyecto de buen hacer cinematográfico que no desmerecería llevar la firma de Hammer o cualquier otra productora de primerísimo nivel.
De coproducción hispano-italiana, "No profanar el sueño de los muertos" cuyo título original es "Non si debe profanare il sonno dei morti", aunque también es conocida bajo el título "The Living Dead at Manchester Morgue" (Reino Unido y EEUU), "Let Sleeping Corpses Lie" (EEUU) fue un encargo que recibió Jorge Grau por parte de un productor italiano de hacer "La noche de los muertos vivientes" pero en color, no hay que olvidarse que Grau estudió en Roma y trabajó para Sergio Leone. El filme fue rodado en 1974, por aquel entonces los italianos que andaban a la zaga para copiar todo lo copiable, empezaron a sacar títulos y títulos de muertos vivientes, dotándolos de aun mayor carga sangrienta y más gore que los clásicos de Romero. La novedad más palpable que plasmó Grau en su película fue la de establecer un motivo válido para la resurrección de los cadáveres en forma de alegato ecológico (contaminación del medio ambiente y la protección de los parajes naturales) y lo que es más importante, totalmente creíble. Una máquina experimental del gobierno que, a través del ultrasonido, acaba con insectos y plagas. El experimento consigue que estos insectos enloquezcan y se devoren unos a otros. Al mismo tiempo, los muertos salen de sus tumbas para vengarse de los vivos. Todo empieza con el viaje vacacional del joven anticuario (Raymond Lovelock) que de camino a la granja de su hermana (Jeannine Mestre) conoce a una joven mujer (Cristina Galbó). En el campo ella es atacada por un extraño vagabundo que supuestamente había muerto hacía una semana. Los cadáveres de una morgue inglesa próxima a una abadía de Manchester vuelven a la vida y lo demás os lo podéis imaginar.
Hay momentos donde la fotografía llevada a cabo por Francisco Sempere se muestra excelente, al magnificar los verdes parajes de Derbyshire y Sheffield a las afueras de Manchester y logra transmitir con claridad, el melancólico ambiente de aquellas tierras. Las zonas de filmación en estos paisajes naturales son fantásticas, aunque la película donde gana más presencia es en los interiores, como el caso de la cripta con una de las atmósferas más asfixiantes y claustrofóbicas de la historia del cine de horror o también la del hospital, simplemente fantástica a la par de tenebrosa. A todo esto ayuda y bastante la banda sonora compuesta por Giulianno Sorgini, un complemento perfecto y eficaz para acompañar los distintos episodios de la trama.
"No profanar el sueño de los muertos" con una ambientación estética deudora de los años 70, enraizada con las preocupaciones sociales de entonces, es sin ninguna duda una de esas películas que merece ser vista por cualquier seguidor del género clásico de los zombis y cuando digo clásico no me refiero a mamarrachadas tipo The walking dead.
Título original: Non si deve profanare il sonno dei
morti (Don't Open the Window).
Director: Jorge
Grau.
Intérpretes: Arthur
Kennedy, Cristina
Galbó, Jeannine
Mestre, Ray
Lovelock, Aldo
Massasso, Giorgio
Trestini.
Trailer:
Escena:
Reseña escrita por Pepe Mata
1 opiniones :
Comparto la crítica pero The walking dead no es una mamarrachada. Es una serie muy buena.Un saludo.
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