Una noche de invierno llega a un hotel de Gijón una pareja: el escritor Hugo Pascal y su amante, la actriz Ivón, quienes piden una habitación para tres. La tercera persona es el hijo de Hugo, Carlos, a quien el recepcionista no llega a ver porque sube a la habitación más tarde. Mientras cenan, los tres deciden ir a dar una vuelta por un acantilado desde el cual hay una magnífica vista del mar. Horas más tarde, Ivón llega al hotel implorando ayuda a gritos seguido por su desconsolado amante: su hijo se ha caído por el acantilado. Mientras la policía investiga el suceso, Hugo va recordando todos los acontecimientos que les han llevado hasta ahí.
Los Peces Rojos planteaba un argumento tan peliagudo y enrevesado como un triángulo amoroso en que padre e hijo compiten por la misma mujer. Carlos en cierto modo es la versión perfeccionada de Hugo: es joven, guapo, inteligente y con dinero. Ángela, una tía de Hugo, le pasa a Carlos una generosa pensión además de nombrarle principal heredero, en cambio le ha retirado la palabra a Hugo por haber tenido ese hijo ilegítimo, por lo que el padre debe vivir del dinero que recibe su hijo hasta que le publiquen su novela. El hecho de que no se nos muestre a Carlos hace que se acabe convirtiendo casi en un ser abstracto, una persona tan perfecta que tenemos idealizada tanto nosotros como el personaje de Ivón, lo cual le dota aún de más fuerza. Es un caso similar al que sucede en "Rebeca (1940)" de Alfred Hitchcock o en "Carta a tres esposas (1949)" de Joseph L. Makiewicz, en que la ausencia del personaje sobre el que se vertebra el relato y alrededor del cual giran el resto hace que cobre aún más fuerza, como un fantasma.
José Antonio Nieves Conde conduce la película con buen pulso y ritmo. Aunque la historia de Carlos y Hugo es más bien un drama psicológico, los tintes criminales típicos del cine negro aparecen constantemente con la investigación policial que discurre al mismo tiempo que esos flashbacks sobre el pasado de Hugo.
Los peces rojos es una de las mejores películas de serie negra de nuestra filmografía en una epoca donde este genero sufriria especialmente la temible censura de la dictadura franquista. La acción, desarrollada a caballo entre Gijón y Madrid, nos va envolviendo a través de muy peculiares y cuidados ejercicios de analepsis. A través de éstas idas y venidas en el tiempo vamos percibiendo cada vez con mayor profundidad y complicidad el universo de los protagonistas.Unos flashbacks muy medidos donde incluso nos cuenta la misma escena desde puntos de vista distintos, una gran dirección de fotografía de Francisco Sempere y una cadenciosa descripción de personajes redondean una propuesta que sigue de tremenda actualidad Un film influenciado sin duda por Hitchcock con elementos claramente españoles pero adoptando de modo riguroso elementos y fórmula característicos del cine negro Hollywoodiense.
La película tiene un ritmo trepidante, además de unos increíbles e inesperados giros que nos dejarán totalmente boquiabiertos. La fotografía de la película es de un gusto exquisito y se nota que tanto el encuadre como la iluminación han sido tratados con mucho mimo. Nieves Conde fue un gran cineasta, en gran medida ninguneado por la posteridad por no encajar su obra con la hoja de ruta de los criticos de la epoca y recuperado actualmente por la gran valia de obras como esta o la estupenda "Surcos (1951)". En cualquier caso esta pelicula no seria lo que es sin el concurso del guionista Carlos Blanco que escribe un guión, lleno de múltiples lecturas y donde se mete de lleno en lo más profundo de la mente humana para enseñarnos a unos personajes tan reales y misteriosos como los de las novelas que escribe el protagonista.
Emma Penella, en su papel de corista enamorada de dos hombres: el padre y el hijo, realiza una de las mejores interpretaciones de su carrera cinematográfica. Arturo de Córdova el inolvidable Francisco Galván de Montemayor de la película de Buñuel "Él (1952)", y el resto del elenco cumplen de forma muy meritoria con sus respectivos papeles. Una historia intrincada sobre la mentira, la manipulación y la ambición y un clásico del cine español que deberíamos reivindicar por su maestría en los manejos del suspense y por ser una rara avis de nuestro cine poco dado a este tipo de historias.
Director: José Antonio Nieves Conde.
Intérpretes: Emma
Penella, Arturo
de Córdova, Pilar
Soler, Félix
Dafauce, Félix
Acaso, Manuel
de Juan, María
de las Rivas.
Escena:
Reseña escrita por Ramón Abelló Miñano
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