A pesar de que la eficacia del cine documental procede de la idea generalizada de que la cámara no miente, El triunfo de la voluntad es una importante película documental de propaganda explícita, ya que le es aplicable aquello que el argumento está exclusivamente al servicio de una tesis. Este género alcanzó su mayoría de edad durante la I Guerra Mundial, cuando las potencias beligerantes encargaban películas oficiales destinadas a desprestigiar al enemigo. El cine, como ya hemos comentado en alguna ocasión, ha sido un excelente vehículo de propaganda.
Considerada como una obra maestra del cine, a pesar de su infame ideología política, que consiguió inmortalizar el famoso sexto Congreso de Nuremberg de 1934, organizado por el nazismo triunfante tras la toma del poder. El texto del prólogo, con música de Wagner, dice así:
"5 de septiembre de 1934, veinte años después del comienzo de la gran Guerra, dieciséis años después de la crucifixión de Alemania, diecinueve meses después de la conmemoración del renacimiento alemán, Adolf Hitler, se dirige hacia Nuremberg para pasar revista a sus fieles ."
El triunfo de la voluntad está filmado por más de treinta cámaras y disponía de ciento veinte mil técnicos, cuyas cámaras captaron en vivo este hecho histórico, y realizado por la cineasta oficial del regimiento del III Reich, Leni Riefenstahl, quien recibió el encargo del propio Führer, dándole él mismo el título a la cinta. Para tan glorioso encargo, contó con todos los medios materiales y técnicos a su alcance para el rodaje, convirtiendo la ciudad de Nuremberg en un inmenso estudio y ordenado construir nuevos puentes y accesos a la ciudad. La misma ciudad que entre 1945 y 1946, un Tribunal de los aliados vencedores, juzgaría a los criminales de guerra del Tercer Reich. La directora le dedicó dos años a montar la película y cuya copia final sería sometida a la aprobación del Führer. Riefenstahl era una antigua actriz y bailarina germana alcanzó su esplendor bajo la tutela del régimen hitleriano y que sería reivindicada últimamente como autor fílmico, se consagraría como creadora en su siguiente película propagandística "Olympiad (1936-1938)" sobre los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936.
Así, El triunfo de la voluntad relataba los fastos del congreso que el Partido celebraba cada año en Nuremberg. Grandes masas de la SS y la SA desfilando en medio de la muchedumbre enloquecida, y Hitler, cual héroe wagneriano, y la llegad de éste en avión, desciende de las nubes, con la cabeza rodeada por un haz de luz solar, acude a salvar a su pueblo delirante, el cual lo idolatra. En las dos horas de metraje, la película posee un caleidoscopio de imágenes asombrosas, como hombre jóvenes y vitales retozando, rituales con la esvástica, demostraciones militares y cientos de niños, debidamente socializados, jurando fidelidad al Movimiento, concluyendo con el himno nazi, el Host-Wessel-Lied. Grandiosa, a la par que apabullante e intimidatoria; un espectáculo impresionante y siniestro. La cinta, menospreciada y rechazada por lo que representa, sería premiada en la exposición de París de 1937 y hasta obtuvo los elogios del mismísimo Charles Chaplin. Hoy día El triunfo de la voluntad es un valioso testimonio sobre las mentalidades y el sentir de una época o de un pueblo, aunque a algunos, nos recorra escalofríos al contemplarla, técnicamente posee un gran valor.
Título original: Triumph des Willens.
Directora: Leni Riefenstahl.
Trailer:
Reseña escrita por Marilyn Rodríguez
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