MUÑECOS INFERNALES (1936). Los seres diminutos de Tod Browning.

Tod Browning fue un director fuera de lo común y adelantado a su tiempo como bien demuestra "Freaks. La paradade los monstruos (1932)", sin duda su gran obra maestra que si bien a día de hoy está considerado unánimemente como un clásico del cine,en su día obtuvo un aluvión de críticas negativas y aireadas disputas con la censura de la época. Ya desde su etapa muda y en fructífera colaboración con el camaleónico Lon Chaney, la firma de Browning se intuía original e imaginativa en títulos como "Garras humanas (1927)" o "El trío fantástico (1925)", ambos films cuentan con caracterizaciones inolvidables de Lon Chaney (no en vano apodado "el hombre de las mil caras") interpretando muy creíblemente a un manco en la primera y a una anciana en la segunda,lo cual nos lleva directamente a "Muñecos Infernales", donde ya fallecido Chaney es Lionel Barrymore quien toma el relevo y aparece buena parte del metraje haciéndose pasar por una anciana. "The Devil Doll" está basada en la novela "Burn Witch Burn" de Abraham Merritt, que narra la venganza de Paul Lavond (Lionel Barymore), un hombre de negocios injustamente encarcelado debido a las malas prácticas de tres de sus socios. Del guión del film se encargarán dos habituales del cine de Browning, Guy Endore ("La marca del vampiro (1935)") y Garrett Fort ("Drácula (1931)"), pero la Metro debido al contenido morboso del libreto "impuso" a Eric Vohn Stroheim para corregirlo y suavizarlo.

A diferencia de la novela, el film se centra en la huida de la cárcel tras 17 años de cautiverio de Lavond y Marcel (Henry B. Walthall), un científico al que creen loco pero que ha logrado en su laboratorio una pócima capaz de reducir el tamaño de personas y animales. Esta idea creada por los alquimistas como Paracelso y a cuyas criaturas llamaron homúnculos ya se pudo ver en "La novia de Frankenstein (1935)" de James Whale, en la cual el profesor del Dr.Frankenstein, el Dr.Pretorius mostraba unos diminutos humanoides conservados en tarros. Llama la atención en primer lugar que los efectos especiales a la hora de dar movimiento a los homúnculos no son nada desdeñables y resultan bastante creíbles, acentuando el carácter fantástico y extraño que imprimía Tod Browning a sus historias y a ésta en especial. Paul Lavond al morir Marcel, utiliza sus pequeñas criaturas para llevar a cabo su venganza y matar a sus despreciables ex-socios, pero para ello ha de pasar desapercibido como convicto de la justicia y se verá obligado a disfrazarse de anciana. Dicho disfraz le servirá a su vez para poder hablar con su hija Lorraine (Maureen O'Sullivan) la cual al creerle culpable de sus delitos le odia. Contrasta la firme decisión y sangre fría de Lavond a la hora de cometer su venganza y el sentimentalismo y amor paterno que desprenden las secuencias junto a su hija, todo ello no es mas que la firma de Todd Browning, un autor subversivo al que le gustaba ante todo romper con las expectativas del público.