Cuando Roosvelt llegó a la presidencia de los Estados Unidos, el paro alcanzaba la cifra del 25 por ciento que se mantendría durante cinco años. Para contrarrestar esta lamentable situación nacería el New Deal roosveltiano, un ideario social que se comprometía a tratar a todos por igual a través del intervencionismo estatal en la economía y abrió las puertas a las organizaciones sindicales, a la negociación y a la huelga. En este contexto Frank Capra realizó una serie de películas que retrataban la difícil situación de la época, resaltando los valores morales del hombre común, y como el hombre norteamericano medio en solitario, podía defenderse de la corrupción política y económica, con la sola ayuda de su abnegación. Así, "Caballero sin espada" está contextualizada en la América de los años 30. Jefferson Smith (James Stewart) es un joven abogado de Montana. Tiene un gran corazón, a la vez que una gran ingenuidad. Jefferson llega al senado por unos intereses financieros y políticos que pretenden manejarlo como hombre de paja a fin de pasar a la Cámara alta del Congreso un proyecto de presa. Sin embargo, Jefferson tiene otros planes: pretende construir en el mismo territorio, un campamento de verano para los chicos de las grandes ciudades. Jefferson se verá difamado y acusado de corrupción. Ayudado por una secretaria, también idealista (Jean Arthur) ejercerán la obstrucción parlamentaria, un debate político de 23 horas en la que ejercerá una lucha abierta por la democracia.
Se trata de uno de los films míticos de Capra, que además de ofrecer el triunfo del hombre corriente sobre la élite corrompida, convirtiendo a Jefferson en un personaje quijotesco, un Goliat capaz de enfrentarse al poder financiero y político, muestra una real radiografía sobre la sociedad norteamericana de esos años. No en vano, fue uno de los films seleccionados como tesoro histórico por el Congreso norteamericano como testimonio y prueba del período de la América urbana de la Depresión, a modo de recuperación del típico sistema de vida americana (American Way of Live) y que tan bien supo retratar Capra. Y no solo eso, sino que sirvió de ayuda y empuje para muchos espectadores en crisis, con el fin de evadirse de sus múltiples problemas, a la vez que empatizaban con sus protagonistas. El idealista Capra, que tuvo su primer éxito con la deliciosa "Sucedió una noche (1934)", seguida de otras célebres comedias como "El secreto de vivir (1936)", "Vive como quieras (1938)", "Juan Nadie (1940)" o "!Qué bello es vivir! (1946)",conocía como nadie el sentir norteamericano, como él mismo manifestaba:
"Conozco a los americanos mejor que a la gente de cualquier otro país y sé de qué se ríen y de qué debo reírme yo mismo."
Con guión de Sidney Buchman, basado en la historia "The Gentelman From Montana", de Lewis R. Foster, "Caballero sin espada", rodada casi exclusivamente en un único escenario, el Senado, obra de Lionel Banks, cuenta con la música del prolífico Dimitri Tiomkin, autor ente otras de música para obras como "El álamo (1960)", "Solo ante el peligro (1952)", "Gigante (1956)" o "Río rojo (1948)", entre otras. La película es una mezcla de cine social y político en clave de comedia, no por ello carente de crítica contra la deshonestidad parlamentaria y la corrupción política en la gran maquinaria gubernamental, mucho más amable y menos ácida y realista que "Tempestad sobre Washington (1962)" de Otto Preminger. Al siempre sólido James Stewart y protagonista casi absoluto de la cinta, le secundan unas brillantes actuaciones de Claude Rains, Jean Arthur y Edward Arnold. Una cinta, en definitiva, tanto por su inteligencia, como por su argumento, de total vigencia.
Título original: Mr. Smith goes to Washington.
Director: Frank Capra.
Intérpretes: James Stewart, Claude Rains, Jean
Arthur, Thomas Mitchell.
Trailer:
Escena:
Reseña escrita por Marilyn Rodríguez
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