El argumento corto de
Adivina quién viene esta noche (Guess who´s coming to dinner, 1967)
vendría a ser algo así; La joven Joanna Drayton, hija del editor
Matthew Drayton, a sus 23 años está a punto de darles una gran noticia a sus
padres ha conocido al hombre su vida, se ha prometido y quiere casarse. El
afortunado es John Wade Prentice un distinguido medico que se dedica a dar
convenciones y fomentar el conocimiento en África, su único problema es que es
negro, y ella es blanca. Ambos forman una historia de amor de hoy en día.
Vaya por delante un alegato muy claro que debo y quiero
hacer; para que una película conserve su vigencia durante más de 60 años
después de su estreno, debe de haber en ella mucho talento involucrado, debe de
haber algo que la hace grande, un pensamiento más allá del dinero que tenían
pensado hacer en taquilla, de la última estrella que querían presentar al
publico o del despliegue definitivo de efectos especiales que buscaba. Debe de
haber una historia comprometida, unos actores que creen en ella, un director
dispuesto a contarla sin tapujos, y un productor a no interceder negativamente
en todo ello; Adivina quién viene esta
noche tiene todo eso. Y por ello es un film vigente aún hoy en 2015, y lo
será por siempre, hoy por el conflicto
de los refugiados sirios -que ha vuelto a dejar claro el postureo, la falsedad y la hipocresía de la sociedad en la que
vivimos- el día de mañana el ser humano ya se encargara de encontrar un motivo
para que el mensaje de Adivina… vuelve a revolver nuestras
conciencias.
Siempre recuerdo esta película por el descomunal soliloquio
de (un gigantesco) Sidney Poitier
delante de su padre en la ficción (Roy
E. Glen Sr) que ahora transcribiré, no sin antes un inciso aclaratorio; en
1967, EEUU aún vivía un estado de opresión contra los negros, no terminaban de
poder integrarse en la sociedad y ser de igual a igual como los blancos, venían
de vivir un infierno y no querían que eso volviera a aflorar. Para hacerse una
idea de lo que suponía Adivina quién
viene esta noche, cuando el film se estrenó en USA el matrimonio entre una
pareja interracial estaba aún prohibido en catorce estados, y no en 17 como
dicen en un momento de la película.
Dicho esto; Te voy a decir una cosa;
no te debo nada si cargaste con tu cartera durante miles de millas para criarme
era porque tenias la obligación de hacerlo. Tú me trajiste a este mundo; desde
ese día te debías el deber moral contigo mismo de hacer por mi todo lo que
pudieras, como yo con mi hijo si lo tengo en un futuro. ¡Pero tú no eres mi
dueño! No puedes decirme cuando o donde me paso de la raya, o como debo vivir
mi vida, ni obligarme a vivir bajo tus normas. ¡Tú ni siquiera sabes cómo soy, no sabes quién soy! ¡Como
siento, lo que pienso!...Tienes treinta y siete años más que yo. Tú y
tu generación estáis convencidos de que el mundo debe seguir marchando según
vuestros principios, ¡y hasta todo vuestra generación no haya desaparecido no
podremos librarnos del peso muerto que llevamos a cuestas! ¡El que tu quieres
cargar sobre mis espaldas!... Papa, eres mi padre y yo tu hijo. Te quiero.
Siempre te he querido y siempre te querré. Pero tú te consideras un hombre de
color, y yo me considero un hombre.
Poco más se puede añadir a semejante momento pleno de dolor,
sentimiento y verdad, que mostraba al mundo un alegato justo y necesario por
parte de todo un baluarte de los derechos humanos como Sidney Poitier, también protagonista de "Fugitivos (1958)" y "En el calor dela noche (1967)", y eternamente implicado
en lograr la igualdad tanto en el ámbito del cine como de la vida. La labor de
Poitier, nunca premiada con un Oscar a mejor actor protagonista –sí al de
reparto en "Los lirios del Valle (1963)"- a pesar de sus recitales en esos tres
films citados y muchos más, abrió la puerta para que en 2001, Denzel Washington y Halle Berry se coronaran como los
primeros actores negros en lograr el máximo galardón. Parte de esas estatuillas
eran de Poitier. Un Poitier que tuvo la suerte de lograr la afinidad de Stanley Kramer
productor/director tanto de "Fugitivos (1958)" como de este film, un hombre de poder que
ayudo en mucho a que el mensaje de Poitier de igualdad fuera escuchado.
En su momento Adivina
quién viene esta noche ganó dos Oscar´s de la Academia, Poitier como ya
digo no se llevó ninguno, aunque lo merecía por su papel de John Wade Prentice, un prestigioso
médico, considerado una eminencia en su campo, pero al que no ven con buenos
ojos que contraiga matrimonio con una joven blanca de familia bien. Los
galardones los logró por mejor guion original (William Rose) y a la mejor actriz de reparto para Katharine Hepburn. Se quedan
cortos los halagos para la interpretación de Hepburn en este film, la
impresionante presencia física que demostraba delante de la cámara, su
impecable estilo de caminar y vestir con cualquier cosa que se pusiera es ya
mítica. Su casi cuadrado rostro, bello y marcado, y su petrificante mirada aquí
estaban totalmente al servicio del personaje, atención a los pocos minutos en
donde cambia el registro del resto del film, aquellos en donde su hija aún no
le ha comunicado que acaba de conocer al
hombre de su vida y que este es negro, pues esos momentos son interrumpidos sin
corte alguno con la aparición en segundo plano de Prentice (Poitier) y de un
primer plano sostenido del rostro de la Hepburn, ese momento solo ya era
valedor para que recibiera el Oscar. Sin duda estamos ante la mejor actriz del cine. Ganadora de cuatro
premios de la Academia y nominada en 8 ocasiones más. Atención a sus ojos a
punto de romper a llorar desde ese momento, y a como pone firme a su ayudante
en el museo, cuando acude a su casa a ver quién es el negro que quiere
emparejarse con la hija de esta.
Spencer Tracy es Matthew
Drayton, y lleva a cabo un papel digno de ser mencionado, el del honorable
editor del periódico número uno, que por un momento se creyó demasiado bueno
para tener un yerno negro, a pesar de considerarse un liberal y un luchador por
la igualdad. Claro está, todo eso antes de que venga a tocarte a tu puerta y
pida entrar y llevarse a su hija. El hecho de que Adivina quién viene esta noche, transcurra en menos de 24 horas
hará que el mundo antes conocido por él comience a desmoronarse ante sus ojos,
sin que parezca que nada de lo que puede hacer o decir logre detenerlo. Quizás
el único pero que se le puede poner su papel son los momentos de humor que le
tocan, unos toques que vienen en misión de salvamento para aligerar una trama
con un fondo durísimo, pero que no siempre están logrados, digamos que la
secuencia del helado es bastante esclarecedora, pero no tanto el momento de los
calcetines, en medio de un “combate de boxeo” dialectico entre Drayton y su
buen amigo el Monseñor Ryan. De resto ninguna pega, y sobre todo
estén atentos a su perorata final, con Hepburn en segundo plano, sin duda uno
de los grandes momentos de la historia del cine. Conviene resaltar que
Tracy rodó este film ya en la recta final de la enfermedad que acabaría
llevándoselo solo 17 días después de terminar de filmar, todo el calendario de
rodaje se diseño a partir de la disponibilidad de Tracy para poder estar en el
set. Como pequeño homenaje a Tracy, sirva este extracto de su monologo final; No
hay nada que su hijo sienta por mi hija, que yo no haya sentido por mi mujer; Viejo,
si. Acabado, sin duda. Pero puede asegurarle que mis recuerdos siguen vivos,
claros, intactos e indestructibles. Y seguirán vivos aunque llegue a los 110
años.
La última en importancia es Katharine Houghton, en su primera película y con la famosa
coletilla de "and introducing" normalmente, este añadido no suele ser buen medidor de una carrera, y del mismo
modo que en ese film son presentados como futuras estrellas sus carreras, en la
mayoría de los casos no pasan de ese film como su mayor logro. Houghton aquí da
un recital de vitalidad y alegría a su personaje de Joanna, una mujer impulsiva
que no se detiene ante nada, y que parece no callarse nunca, hasta que en
determinado momento su padre la manda a callar para que el pueda decir lo que
piensa de una (¿ultima?) vez. Pasamos a la dirección de Kramer, también productor y máximo
responsable del producto final. Es obvio que nadie le discutió a Kramer lo que
tenía que hacer con este film, tenia libertad total para maniobrar, y claro, en
determinados momentos se juntan el “Kramer
director” con el “Kramer productor”,
y acaba el segundo metiendo sus (típicas) "cuñas" humorísticas y ligeras para
que el film no parezca tan duro y demoledor como es. Ejemplos perfectos son esa
música, la escena del chico de los recados que se pone a bailar música de moda
mientras le entrega la carne a la ama de llaves y la del club con los amigos de
Joanna. Momentos que parecen no casar con el resto del film, que en su práctica
totalidad se desarrolla en la casa de los Drayton encima de las colinas de San
Francisco, una de las ciudades más cinematográficas de Estados Unidos. Quitando
esos "peros" Kramer lleva a cabo una labor que roza el notable, no dejando
nunca decaer el ritmo, y mostrando a la perfección como el mundo de los Drayton
se va desmoronando delante de ellos. Ah! Ojo a un apunte sensacional; la propia
desconfianza del resto de personajes negros de sí terminaría prosperando un
matrimonio interracial, tanto del padre del Doctor como de la ama de llaves
Tillie (Isabel Sanford) que
demuestra un desprecio tremebundo al Doctor al que tilda de embaucador y
farsante. Tremendo detalle.
Termino esta reseña de Adivina quién viene esta noche
siendo claro; estamos ante un film imprescindible, todo un clásico filmado en
el momento justo en plena liberación y
lucha por los derechos humanos, y antes de que el conflicto del Vietnam
estallase de forma irremediable. Aún conserva toda su vigencia, y lo hace con
un mensaje claro y directo, que vale para no solo las diferencias entre negros
y blancos, sino para la lucha por la igualdad en general entre seres humanos de
cualquier raza y condición. Su guión y sus actores, todos ellos están a un
nivel excelso. Atención a las peroratas de las "madres" del film, que
demuestran la peculiaridad y el amor verdadero de una madre hacia sus hijos,
siendo esta una mirada al corazón de las madres preciosa y muy bien hilada.
También es de alabar su doblaje en castellano, que no desmerece en nada a la
versión original. Si algo puede catalogarse como “lo peor” es cierto mensaje
algo moralista y molesto en donde el personaje de Poitier debe ser presentado
con todos los honores laborales posibles y con un pasado triste (es viudo) para
que pueda empatizar más con el espectador.
Esta reseña ésta dedicada a la memoria de Spencer Tracy y Katharine Hepburn.
Título original: Guess who´s coming to dinner.
Director: Stanley Kramer.
Intérpretes: Spencer Tracy, Sidney Poitier, Katharine Hepburn,
Katharine Houghton, Cecil Kellaway, Beah Richards, Isabel Sanford, Roy E. Glen
Sr, Virginia Christine, Barbara Randolph, John Hudkins, Alexandra Hay,
D´Urville Martin, Skip Martin.
Trailer:
Escena:
B.S.O.:
Reseña escrita por Jonathan Glez
0 opiniones :
Publicar un comentario