"La Carta" está basada en la obra
de teatro homónima escrita por W. Somerset Maugham en 1927. En realidad, es un remake, ya que
esta obra dio lugar a una primera película en 1929. La pieza teatral procede de
uno de los cuentos del libro publicado en 1924 agrupados bajo el nombre de "The
Casuarina Tree", todos ellos ambientados en la Malasia colonial de los años 20. Este relato se inspiró en un
escándalo policial acontecido en Kuala Lumpur, en la colonia británica durante
1911. Se trata de un complejo melodrama
adaptado para el cine por el experto guionista Howard Koch y guiado por el
sensible y meticuloso William Wyler, uno de los grandes maestros de este
género. En este complejo relato de
emociones diversas, con distintos perfiles de personajes donde predominan los
secretos, las verdades a medias y el mundo de las apariencias en la Colonia
Británica, la venganza permanece agazapada en un segundo plano para sorprender
al espectador tras la aparente resolución de la trama, en lo que podríamos
denominar el segundo momento de más álgido de la cinta. La acción se desarrolla en una
plantación de caucho en la colonia británica de Malasia. El largo plano de
inicio es una descripción visual meticulosa y detallada que contrapone dos
formas de vida en una lujosa mansión, la de los indígenas en posición de
sirvientes y la de los dueños de la mansión en su posición de claro privilegio. En una tranquila noche de luna
llena, un sonido atronador rompe la armonía del exótico paisaje.
Wyler se
atreve a rodar una de las más intensas e impactantes aperturas, con un
magnífico juego de luces y sombras de intensas reminiscencias expresionistas
ayudado por la impecable fotografía de Tony Gaudio, con una puesta en escena
digna de mención. Leslie (Bette Davis), la esposa
del administrador y dueño de la plantación, Robert Crosbie, (Herbert Marshall)
empuña un revolver en la entrada de su propia casa. A la vista de todos los
sirvientes dispara a un hombre, vacía completamente el cargador de su arma
mientras el cadáver inerte rueda por la escalinata de entrada. La Davis aparece espléndida,
imperturbable, con una mirada fría que asustaría al mismísimo diablo. Sin embargo, cuando la policía
acude al lugar, en su versión de los acontecimientos, asume el papel de
víctima. Su marido había salido en viaje de negocios, estaba sola aquélla noche
y el difunto señor Hammond la había sorprendido en su casa para abusar de ella.
Ante tal agresión sexual, su único recurso para defenderse fue disparar el
arma. De este modo, argumentando
legítima defensa frente a un hombre conocido por todos en la Colonia como
jugador y mujeriego, su leal marido, un novato e ingenuo detective del caso
(Bruce Lester) y el abogado de la familia, (James Stephenson) elaboran un plan
de sólida defensa. La cinta está basada en tres
grandes pilares: La magnífica interpretación de la Davis como una mujer
manipuladora, inteligente y fría, capaz de dominar y engañar a todos, desde su
confiado marido hasta el astuto abogado familiar. Ella sola es capaz de guiar
todo el relato simplemente con un cambio de registro en su mirada y en su
porte. La fotografía en blanco y negro,
que nos regala un juego de contraluces espectacular es otro de los grandes
cimientos que sustenta una parte importante de la intensa carga dramática de la
acción y, por último, el guion que va desplegando los perfiles de sus
personajes y que nos va introduciendo por recovecos que hacen aumentar en
intensidad la historia y sumergen al espectador en otro gran tema, el fenómeno
Colonial.
Un entramado social aparentemente menos crucial, pero absolutamente
imprescindible para entender la importancia del comportamiento de los
personajes y la elaboración de la taimada venganza. Bette Davis rodó "La
Carta" en un momento de su carrera en el que salía de la gran decepción
que le supuso no haber sido elegida protagonista de "Lo que el viento sellevó (1939)". Sin embargo, su interpretación es
fantástica, un papel diseñado a su medida, interpretando a una mujer fuerte,
superviviente en el duro mundo dominado por hombres trabajadores de un entorno
hostil muy alejado y diferente de sus lugares de origen. La réplica para el personaje de
Leslie, esta gélida y maquiavélica mujer, es otra gran mujer perteneciente a
ese submundo de sumisión al dominio inglés. La puesta en escena de una
interesante e inquietante mujer tan fuerte y sibilina como ella, irrumpe con
fuerza. En realidad estamos ante una viuda dolida cuyo matrimonio mestizo debía
mantenerse en secreto para guardar las apariencias en la estricta y puritana
sociedad colonial británica. La esposa del difunto, una nativa
muy respetada entre los suyos, Gale Sondergaard, tiene un As guardado en su
manga. El título de la cinta hace
referencia a una carta, un trozo de papel que la viuda mantiene en su poder y
cuyo contenido pondrá en evidencia todo el falso relato sobre el que se apoya
la defensa de la protagonista, ya que ésta, en realidad, mantenía un romance
con el fallecido. Pero la viuda opta por el soborno
y exige una cantidad de dinero para que Leslie salga absuelta y la carta
inculpatoria desaparezca. Una vez que el fiel marido decide comprar la carta,
aún sin conocer su contenido, Leslie queda en libertad sin cargos. Mientras todo aparenta un final
feliz, un oscuro mundo subterráneo de intensas emociones está a punto de
estallar. La verdad conduce a la decepción,
a la culpa y hacia la cruel y fría venganza urdida sutilmente que proporcionará
al film un giro final tan impactante como inesperado.
Título original: The letter.
Director: William
Wyler.
Intérpretes: Bette
Davis, Herbert
Marshall, James
Stephenson, Frieda
Inescort, Gale
Sondergaard, Bruce
Lester, Elizabeth
Earl.
Trailer:
Escena:
Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard
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