Basada en una novela de Georges
de La Fouchardière
y André Mouézy-Éon, esta vez sería Dudley Nichols ("La diligencia (1939)" , "La fierade mi niña (1938)"), el encargado de adaptar el guión. Con el irrepetible trío
protagonista que ya empleara previamente en "La mujer del cuadro (1944)", Fritz Lang filmó con "Perversidad" un excelente remake de la
película "La golfa (1931) "
de Jean Renoir. Christopher Cross (Edward G. Robinson), es el fiel cajero
de un banco neoyorquino. Su vida insulsa e infeliz lo hace sentirse
insignificante. Sólo su pasión por la pintura mantiene vivo su espíritu.
Coincidiendo con una cena homenaje que recibe por llevar 25 años al servicio
del Banco, en el camino de vuelta a casa, defiende a una preciosa joven llamada
Kitty (Joan Bennett), de recibir una paliza por un borracho. Totalmente
encandilado por la belleza de la joven sólo es capaz de hablar de su arte. A
partir de ahí comienza el malentendido, y será tomado por un rico y famoso
pintor del que la joven sin escrúpulos y su violento novio (Dan Duryea)
intentarán aprovecharse de muy diferentes maneras. Se inicia así una
compleja y enrevesada trama por donde circulan varios personajes en torno a
nuestro protagonista, un hombre honesto dotado de una especial sensibilidad que
nadie ha sido capaz de descubrir. La bella joven cumple con todos los
requisitos de femme fatale, es cruel, ambiciosa, manipuladora y sin escrúpulos.
Ella será capaz de aprovechar la confianza que un hombre completamente
enamorado, ciego frente a los caprichos de una idealizada joven. El film nos
conduce por la peligrosa pendiente que lleva a la pérdida de la dignidad, los
principios y la ética en pro de satisfacer los deseos propios y los de su
idílica y deseada mujer. Nuestro protagonista llegará a ser capaz de robar,
desfalcar en su banco y tramar la propia muerte de su esposa para conseguir el
beneplácito de la bella joven.
SPOILER: la escena final es un
plano lapidario y dramático donde vemos a Criss Cross (Edward G. Robinson),
deambulando como un vagabundo por las calles, permanentemente atormentado por
las voces de su cabeza. Nuestro protagonista está situado en la puerta de una
galería, mendigando, en ese preciso instante escucha cómo uno de sus mejores
cuadros es vendido por una cantidad escandalosa de dinero. Una escena que
despierta en el espectador sensaciones contradictorias pero intensas. La
fatalidad alcanzando y destrozando a un hombre de buenas
cualidades. Cabizbajo y harapiento, por una calle repleta de gente que a
través de un fundido encadenado se torna una calzada desierta en la que sólo
está Cross, soportando en total y absoluta soledad sus propios pecados, sus
propias traiciones y sus propios errores. Verdadero fatalismo langliano. FIN
SPOILER.
Fritz Lang rodó Perversidad
inmediatamente después de otra monumental película, "La mujer del cuadro (1944)", con prácticamente el mismo equipo y con el mismo
trío protagonista. Algunos consideran que "La mujer del cuadro" podría ser
un prólogo dramático pero descafeinado en comparación con la crueldad expresada
en "Perversidad". En esta cinta el director nos sumerge en una auténtica
pesadilla sin salida liderada por los elementos o piezas claves del Cine
Negro. Para recrear la atmósfera contó con el maestro de fotografía Milton
Krasner.
Era uno de los grandes que consiguió desarrollar su talento con la iluminación en multitud de films entre 1933 y 1970 (más de 150 películas). Fritz Lang fue el primero en reconocer su talento y fue su colaborador en su cinta previa "La Mujer
del Cuadro (1944). A esta cinta la seguirían: "A través del espejo (1946)", "Evaal desnudo (1950)", "La tentación vive arriba (1955)", "Tú y yo (1957)", "La conquista del Oeste (1962)", "Dulce pájaro de juventud (1962)", y otras muchas. Aunque esta película es
considerada como una de las más representativas del estilo “Noir” por su
estética y por su contenido, está dotada de algunas originalidades, como el
arquetipo de la mujer fatal que interpreta Joan Bennet y que se distancia
bastante de la "femme fatale" que popularizó un año antes Barbara
Stanwyck en la portentosa "Perdición (1944)",
fundamentalmente porque en esencia, la "femme fatale" de Perversidad
no es tan maliciosa en si misma como sí la era el personaje de la Stanwyck en el film de
Billy Wilder. Kitty tiene un punto ingenuo, es un personaje más pasivo y menos
sibilino, dependiente de otra figura masculina, Johnny es quien la domina y la
anima, casi la fuerza a que se aproveche de la bondad de
Cross.
"Perversidad" goza de una narrativa excelente, ya que partiendo de una situación ambigüa y apoyándose en los perfiles del triángulo protagonista, va encadenando a la perfección una espiral por acumulación de matices perversos de la condición humana. Todos los personajes parten de una mentira; Chris dice ser un pintor, Kitty dice estar soltera y su amante Johnny, dice ser la pareja de su compañera de piso. Al final todos reciben su dosis de verdad, incontestable e indiscutible que cae irremediablemente como una losa sobre sus cabezas. Fritz Lang, tuvo el buen gusto y la sana fortuna de conservar la esencia de ese expresionismo tan lleno de genialidad. Ese juego de luces y sombras en las escenas finales donde el atormentado protagonista se debate. Se podría decir que mediante una trama basada en elementos característicos del cine negro, Lang mantiene sus base expresionista visual y narrativa para trasladarnos el verdadero mensaje de la película y describir diferentes facetas oscuras de sus personajes, con especial protagonismo de la culpa y la necesidad de ser castigado por ello.
Era uno de los grandes que consiguió desarrollar su talento con la iluminación en multitud de films entre 1933 y 1970 (más de 150 películas). Fritz Lang fue el primero en reconocer su talento y fue su colaborador en su cinta previa "
"Perversidad" goza de una narrativa excelente, ya que partiendo de una situación ambigüa y apoyándose en los perfiles del triángulo protagonista, va encadenando a la perfección una espiral por acumulación de matices perversos de la condición humana. Todos los personajes parten de una mentira; Chris dice ser un pintor, Kitty dice estar soltera y su amante Johnny, dice ser la pareja de su compañera de piso. Al final todos reciben su dosis de verdad, incontestable e indiscutible que cae irremediablemente como una losa sobre sus cabezas. Fritz Lang, tuvo el buen gusto y la sana fortuna de conservar la esencia de ese expresionismo tan lleno de genialidad. Ese juego de luces y sombras en las escenas finales donde el atormentado protagonista se debate. Se podría decir que mediante una trama basada en elementos característicos del cine negro, Lang mantiene sus base expresionista visual y narrativa para trasladarnos el verdadero mensaje de la película y describir diferentes facetas oscuras de sus personajes, con especial protagonismo de la culpa y la necesidad de ser castigado por ello.
Título original: Scarlet Street.
Director: Fritz Lang.
Intérpretes: Edward
G. Robinson, Joan
Bennett, Dan
Duryea, Jess
Baker, Margaret
Lindsay, Rosalind
Ivan, Samuel
S. Hinds, Vladimir
Sokoloff.
Trailer:
B.S.O.:
Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard
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