-Charles Tatum: "Imagínate….La
ciudad es presa del pánico, las calles están vacías, las casas cerradas, los
niños han sido evacuados. 50 serpientes asesinas están sueltas por la ciudad.
Consiguen cazar primero a 10, luego 20, 30, 45, 46, 47, 48, y 49…pero ¿ Dónde
está la última serpiente??. ¿Estará en una Iglesia?, estará en una guardería?,
estará en un ascensor?. ¿Dónde?. En el cajón de mi escritorio, escondida y
nadie lo sabe. Cuando la noticia se ha prolongado lo suficiente y el ambiente
está bien preparado, nuestro periódico descubre a la última serpiente y
BOOM!!!. Hemos ganado la mejor noticia!!!"
"Las malas noticias se venden
mejor que las buenas, porque una buena noticia no es Noticia."
Este es uno de los diálogos
principales con los que se nos presenta en los primeros minutos del metraje a
nuestro protagonista, Charles Tatum (Kirk Douglas) un periodista de aspecto
altanero, muy seguro de sí mismo, atractivo y convincente. Su coche
estropeado lo obliga a parar en el pequeño pueblo de Alburquerque, en Nuevo
Mexico, y aprovechando su destino decide plantarse en la sede del periódico
local para venderse a sí mismo como uno de los mejores periodistas de Estados
Unidos, capaz de aumentar la tirada de un aburrido periódico. Es un gran
profesional, sabe escribir y ha trabajado para los grandes periódicos del País,
pero sus problemas de conducta y su adicción a la bebida han imposibilitado que
conserve ninguno de sus trabajos. Arruinado y exiliado de La Gran manzana, nada
desea más que poder volver a su New York, recuperar el prestigio perdido con
una gran noticia.
Tras varios meses desesperado y aburrido de la pequeña y tranquila localidad donde nunca sucede nada catastrófico, es enviado a una pequeña localidad cercana para cubrir el evento de "la caza de serpientes". Será allí donde descubra su gran oportunidad para elaborar la noticia sensacionalista que tanto ansía. Un hombre ha quedado atrapado en las profundidades de unas cuevas ubicadas en Montes sagrados para los Indios del Lugar. El personaje casi sepultado es Leo Minosa (Richard Benedict), el propietario de la tienda del lugar. Un tipo que suele rescatar objetos para vender de los antiguos sepulcros indios. Tatum es el único que se atreve a penetrar en el interior de la cueva para llevar comida y manta a Leo, lo anima y reconforta. Pero tras esta aparente gran acción de generosidad y valor hay una gran motivación egoísta. Tatum le recuerda a su joven acompañante que en Kentucky, en 1925, un hombre quedó atrapado en una mina y el periodista que cubrió la noticia recibió el premio Pulitzer por ello. De modo que por fin imagina que ha llegado su gran noticia y su pasaporte a la popularidad. La primera fotografía del hombre bajo los escombros va acompañada de un titular que hace referencia a una posible maldición india como castigo, por profanación de un lugar sagrado. El morbo está servido y la maquinaria pensante de un periodista sin escrúpulos comienza su despiadado plan. Tatum, en un despliegue de soberbia y ambición desmedida, pacta con el Sheriff local, un vago corrupto (Ray Teal), retrasar el rescate, pensando que Leo aguantará unos días más. A cambio de fama con unas buenas frases en el periódico, Tatum exige la exclusiva de la noticia. Y es así como entre ambos logran convencer al jefe de mineros, el gordo Frank Jacquet para que desdeñe su propuesta de apuntalar las paredes de la cueva y sacar al rehén de la montaña (trabajo que tomaría entre 12 y 16 horas).
En vez de esa maniobra, perforarán la montaña desde arriba, una ardua tarea de siete días de duración, el tiempo suficiente para explotar la noticia, hacer saltar las alarmas, conseguir sorprender a la población y convertir el evento en un auténtico circo mediático. El nombre de "carnaval" podría hacer referencia a los miles de visitantes, turistas y curiosos que, en coches, carromatos y trenes llegan al lugar con el fin de seguir los acontecimientos. Decenas de feriantes, atracciones y puestos de comida pueblan los alrededores, convirtiendo la zona en un negocio, del que se benefician varias personas: la esposa del hombre enterrado ganado dinero en su negocio, el Sheriff ganando notoriedad para las elecciones como el salvador que está comandando una gran tarea de salvamento y Tatum, con sus líneas escritas y enviadas al periódico, como principal artífice de una noticia que rápidamente se extiende por todo el País ocupando las primeras planas. Todos están ganado, menos el pobre Leo, cuya vida se deteriora por momentos, como era de esperar, sin que nadie excepto sus piadosos y ancianos padres reparen en ello. Serán pocos días en los que ocurran otras muchas cosas. Por ejemplo, la relación entre Tatum y la esposa de Leo Minosa (Jan Sterling), que lejos de extrañar a su marido, trata de seducir al periodista para huir de ese agujero de aburrimiento y sopor. Todo un despliegue de miserias humanas salen a relucir bajo el brillante sol del desierto. Pero Wilder lo narra con sutileza, elegancia y su habitual ingenio. Los personajes no son arquetipos puros de maldad. No hace falta retratar a sociópatas demacrados que rozan el límite de la cordura como en "Nightcrawler (2014)", simplemente deja ver, que todos podemos tener razones para desatar nuestro egoísmo más despiadado, que la ambición se cobra un precio y que las vidas humanas son algo más valioso que pura mercancía mediática.
"El Gran carnaval" es la siguiente película de Wilder después del "El crepúsculo de los dioses (1950)". Recordemos que en aquella cinta tanto la escena inicial, periodistas alrededor de un cadáver flotando, como en la gran escena final, periodistas fotografiando la bajada de escaleras de una vieja gloria del cine, el periodismo sensacionalista ocupa un lugar destacado. Podría decirse que esta película suya es la continuación que indaga sobre el tema del periodismo sensacionalista y del público ansioso por las noticias escabrosas. De nuevo, se sirve del estilo "Noir" para mostrar un crítica feroz de la sociedad estadounidense en uno de los momentos más críticos de la caza de brujas. El guión está escrito por la asociación de Wilder con Lesser Samuels y Walter Newman. Fue la primera película que realizó sin su compañero habitual Charles Braquett, tras su romper su relación durante "El crepúsculo de los dioses". Wilder ofrece aquí uno de los más duros retratos del egoísmo humano y de la crueldad de la sociedad contemporánea dentro del mundo de las noticias y los grandes medios de comunicación. Una mezcla de sátira, de tragicomedia y drama clásico utilizando elementos del estilo "Noir", aunque a Wilder jamás le gustó ese término para catalogar a sus películas. Sin embargo, toma del más puro Cine "Noir" varios elementos: En primer lugar la atmósfera, tan asfixiante bajo el sol cegador del desierto como en el interior de la cueva llena de polvo y escombros, donde apenas se puede respirar. El polvo, protagonista del exterior y del interior para amplificar la sensación de angustia. La zona oscura del derrumbamiento, no puede ser más claustrofóbica. Con un único y pequeño agujero de difícil acceso y que puede desaparecer en cualquier momento, el hilo de vida de Leo depende de esa abertura, cuya finalidad también es ambigüa, ya que siendo la única forma de comunicarse y mantenerse con vida llega a convertirse en el único medio para manipularlo hasta el extremo.
"El gran carnaval" se erige en un desolador ejemplo de una serie de personajes que demuestran cómo las más bajas pasiones: el ansia de fama, poder y dinero, la cobardía, la mentira, el egoísmo, el exceso de control, la estupidez y la lujuria pueden llegar a gobernar los actos de gente corriente. Nuestro protagonista, el periodista sobrado de Ego, controlador y manipulador, ve cómo sus actos encadenan malas consecuencias sin ser exactamente su finalidad inicial. Simplemente por no reparar en lo valioso que es una vida humana y anteponer sus deseos llega la fatalidad, el cruel destino y el enfrentamiento con la culpa ante el desastre. No podía faltar la dualidad y la ambigüedad, en este caso, el polo opuesto a la ambición y la mentira está representado por Jacob Q. Boot (Porter Hall), el sencillo director del periódico de Alburquerque, que goza de sanos principios éticos y no se deja embaucar por los aires de la gran Ciudad ni por la ambición de aumentar la tirada de su periódico con sensacionalismos trucados.
Tras varios meses desesperado y aburrido de la pequeña y tranquila localidad donde nunca sucede nada catastrófico, es enviado a una pequeña localidad cercana para cubrir el evento de "la caza de serpientes". Será allí donde descubra su gran oportunidad para elaborar la noticia sensacionalista que tanto ansía. Un hombre ha quedado atrapado en las profundidades de unas cuevas ubicadas en Montes sagrados para los Indios del Lugar. El personaje casi sepultado es Leo Minosa (Richard Benedict), el propietario de la tienda del lugar. Un tipo que suele rescatar objetos para vender de los antiguos sepulcros indios. Tatum es el único que se atreve a penetrar en el interior de la cueva para llevar comida y manta a Leo, lo anima y reconforta. Pero tras esta aparente gran acción de generosidad y valor hay una gran motivación egoísta. Tatum le recuerda a su joven acompañante que en Kentucky, en 1925, un hombre quedó atrapado en una mina y el periodista que cubrió la noticia recibió el premio Pulitzer por ello. De modo que por fin imagina que ha llegado su gran noticia y su pasaporte a la popularidad. La primera fotografía del hombre bajo los escombros va acompañada de un titular que hace referencia a una posible maldición india como castigo, por profanación de un lugar sagrado. El morbo está servido y la maquinaria pensante de un periodista sin escrúpulos comienza su despiadado plan. Tatum, en un despliegue de soberbia y ambición desmedida, pacta con el Sheriff local, un vago corrupto (Ray Teal), retrasar el rescate, pensando que Leo aguantará unos días más. A cambio de fama con unas buenas frases en el periódico, Tatum exige la exclusiva de la noticia. Y es así como entre ambos logran convencer al jefe de mineros, el gordo Frank Jacquet para que desdeñe su propuesta de apuntalar las paredes de la cueva y sacar al rehén de la montaña (trabajo que tomaría entre 12 y 16 horas).
En vez de esa maniobra, perforarán la montaña desde arriba, una ardua tarea de siete días de duración, el tiempo suficiente para explotar la noticia, hacer saltar las alarmas, conseguir sorprender a la población y convertir el evento en un auténtico circo mediático. El nombre de "carnaval" podría hacer referencia a los miles de visitantes, turistas y curiosos que, en coches, carromatos y trenes llegan al lugar con el fin de seguir los acontecimientos. Decenas de feriantes, atracciones y puestos de comida pueblan los alrededores, convirtiendo la zona en un negocio, del que se benefician varias personas: la esposa del hombre enterrado ganado dinero en su negocio, el Sheriff ganando notoriedad para las elecciones como el salvador que está comandando una gran tarea de salvamento y Tatum, con sus líneas escritas y enviadas al periódico, como principal artífice de una noticia que rápidamente se extiende por todo el País ocupando las primeras planas. Todos están ganado, menos el pobre Leo, cuya vida se deteriora por momentos, como era de esperar, sin que nadie excepto sus piadosos y ancianos padres reparen en ello. Serán pocos días en los que ocurran otras muchas cosas. Por ejemplo, la relación entre Tatum y la esposa de Leo Minosa (Jan Sterling), que lejos de extrañar a su marido, trata de seducir al periodista para huir de ese agujero de aburrimiento y sopor. Todo un despliegue de miserias humanas salen a relucir bajo el brillante sol del desierto. Pero Wilder lo narra con sutileza, elegancia y su habitual ingenio. Los personajes no son arquetipos puros de maldad. No hace falta retratar a sociópatas demacrados que rozan el límite de la cordura como en "Nightcrawler (2014)", simplemente deja ver, que todos podemos tener razones para desatar nuestro egoísmo más despiadado, que la ambición se cobra un precio y que las vidas humanas son algo más valioso que pura mercancía mediática.
"El Gran carnaval" es la siguiente película de Wilder después del "El crepúsculo de los dioses (1950)". Recordemos que en aquella cinta tanto la escena inicial, periodistas alrededor de un cadáver flotando, como en la gran escena final, periodistas fotografiando la bajada de escaleras de una vieja gloria del cine, el periodismo sensacionalista ocupa un lugar destacado. Podría decirse que esta película suya es la continuación que indaga sobre el tema del periodismo sensacionalista y del público ansioso por las noticias escabrosas. De nuevo, se sirve del estilo "Noir" para mostrar un crítica feroz de la sociedad estadounidense en uno de los momentos más críticos de la caza de brujas. El guión está escrito por la asociación de Wilder con Lesser Samuels y Walter Newman. Fue la primera película que realizó sin su compañero habitual Charles Braquett, tras su romper su relación durante "El crepúsculo de los dioses". Wilder ofrece aquí uno de los más duros retratos del egoísmo humano y de la crueldad de la sociedad contemporánea dentro del mundo de las noticias y los grandes medios de comunicación. Una mezcla de sátira, de tragicomedia y drama clásico utilizando elementos del estilo "Noir", aunque a Wilder jamás le gustó ese término para catalogar a sus películas. Sin embargo, toma del más puro Cine "Noir" varios elementos: En primer lugar la atmósfera, tan asfixiante bajo el sol cegador del desierto como en el interior de la cueva llena de polvo y escombros, donde apenas se puede respirar. El polvo, protagonista del exterior y del interior para amplificar la sensación de angustia. La zona oscura del derrumbamiento, no puede ser más claustrofóbica. Con un único y pequeño agujero de difícil acceso y que puede desaparecer en cualquier momento, el hilo de vida de Leo depende de esa abertura, cuya finalidad también es ambigüa, ya que siendo la única forma de comunicarse y mantenerse con vida llega a convertirse en el único medio para manipularlo hasta el extremo.
"El gran carnaval" se erige en un desolador ejemplo de una serie de personajes que demuestran cómo las más bajas pasiones: el ansia de fama, poder y dinero, la cobardía, la mentira, el egoísmo, el exceso de control, la estupidez y la lujuria pueden llegar a gobernar los actos de gente corriente. Nuestro protagonista, el periodista sobrado de Ego, controlador y manipulador, ve cómo sus actos encadenan malas consecuencias sin ser exactamente su finalidad inicial. Simplemente por no reparar en lo valioso que es una vida humana y anteponer sus deseos llega la fatalidad, el cruel destino y el enfrentamiento con la culpa ante el desastre. No podía faltar la dualidad y la ambigüedad, en este caso, el polo opuesto a la ambición y la mentira está representado por Jacob Q. Boot (Porter Hall), el sencillo director del periódico de Alburquerque, que goza de sanos principios éticos y no se deja embaucar por los aires de la gran Ciudad ni por la ambición de aumentar la tirada de su periódico con sensacionalismos trucados.
Diálogo entre Charles Tatum (K.
Douglas) y Jacob Q. Boot (Porter Hall), director del "Sun Bulletin", de
Alburquerque:
-Charles Tatum (K. Douglas): "Si hace falta hacer un trato con ese sheriff corrupto, por mí, bien. Y si tengo que aliñarlo con una maldición india... y una esposa con el corazón destrozado... por mí, bien."
-Jacob Q. Boot (Porter Hall): "Por mí, no. Eso es un periodismo falso e injusto, eso es lo que es".
-Charles Tatum: "Injusto no, es un periodismo que llega a las entrañas, Sr. Boot. Interés humano."
-Jacob Q. Boot: "Ya me ha oído, falso."
-Charles Tatum (K. Douglas): "Si hace falta hacer un trato con ese sheriff corrupto, por mí, bien. Y si tengo que aliñarlo con una maldición india... y una esposa con el corazón destrozado... por mí, bien."
-Jacob Q. Boot (Porter Hall): "Por mí, no. Eso es un periodismo falso e injusto, eso es lo que es".
-Charles Tatum: "Injusto no, es un periodismo que llega a las entrañas, Sr. Boot. Interés humano."
-Jacob Q. Boot: "Ya me ha oído, falso."
"Señor Boot, soy un periodista de
250 dólares a la semana. Se me puede contratar por 50. Conozco los periódicos
por delantey por detrás, de arriba abajo. Sé escribirlos, publicarlos, imprimirlos
empaquetarlos y venderlos. Puedo encargarme de las grandes noticias y de las
pequeñas. Y, si no hay noticias salgo a la calle y muerdo a un perro. Dejémoslo
en 45." Charles Tatum.
En cuanto al reparto de actores, sobra decir que Douglas imprime una fuerza y un carácter al que difícilmente parece que nada vaya a salirle mal en la vida. Su actuación es magistral, es el apoyo fundamental del relato y su presencia llena por completo la pantalla pese a alguno que otro exceso interpretativo. En cuanto a la puesta en escena y la fotografía, destacarla gran labor de Charles Lang Jr, el cual es capaz de conseguir impresionantes primeros planos que delatan las intenciones de sus protagonistas perfectamente combinados con grandes panorámicas del desierto desde un enfoque casi aéreo. En el interior de la cueva, el contraste del claro-oscuro permite mantener la angustia y la tensión del momento. Especialmente destacable es el plano final, un alarde técnico en el que la mera ubicación de la cámara nos prepara para lo que está a punto de suceder, quedando todo rematado por el poderoso primer plano que cierra la película. Sin embargo, hay más detalles formales refrescantes, tanto por el uso de las luces y sombras en grandes encuadres, como escasas escenas donde la profundidad de campo permite revelar las intenciones de varios personajes al mismo tiempo, cada uno de ellos con distintas intenciones: El plano desde el exterior de la tienda, mientras el periodista llama a su periódico al fondo, la esposa de Leo muerde una manzana en primer plano mientras observa como el padre de leo mantiene su confianza ciega en el hombre que ha venido a salvar a su hijo llenado su depósito de gasolina. El ritmo narrativo y los diálogos son tan dinámicos e incisivos como los de cualquier película del maestro. Su factura técnica es sobria pero nos regala algunos detalles bien elaborados y como gran fan de Wilder que soy, me parece estar ante una gran obra repleta de crítica a varios niveles, que aborda diferentes aspectos humanos rodada con el estilo cinematográfico más apropiado.
Título original: Ace in the Hole.
Director: Billy Wilder.
Intérpretes: Kirk
Douglas, Jan
Sterling, Robert
Arthur, Porter
Hall, Frank
Cady, Richard
Benedict, Ray
Teal.
Trailer:
Escena:
Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard
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