La familia Harper es un ejemplo
más de la clase acomodada estadounidense de la época que vive en California. El
patriarca y padre de familia permanece largos períodos fuera de su hogar, pese
a que todos lo echan de menos. La familia está constituida por una primogénita
joven y rebelde, Bea, (Geraldine Brooks), un hermano pequeño al borde de
superar la infancia y un amable abuelo (Henry O'Neill), único representante de
la figura ausente del varón de la casa. Lucía Harper (Joan Bennett), es una
madre que debe cuidar en solitario de toda la familia. A ello dedica todos sus
esfuerzos, con determinación e inteligencia, sin pensar en sus propios anhelos. Una
noche, en plena época navideña, tras una fuerte disputa con su primogénita en
estado de rebeldía, descubre en los alrededores de su propia casa el cadáver
del amante de su hija. Un amante prohibido Darby (Shepperd Strudwick), el
motivo principal de las disputas familiares, que previamente se nos ha
presentado en una escena donde accede a recibir el dinero que Lucía le ofrece
para que deje en paz a su hija. Aunque la muerte de este indeseable novio
ha sido puramente accidental, sin ni siquiera percatarse la hija al abandonarlo
en plena noche, la visión del cadáver por la madre despierta sus más profundos
temores. Se decide a deshacerse del cadáver porque supone a su hija
responsable. Una vez conseguida esta ardua tarea, aparece repentinamente
en escena Martin Donnelly (James Mason), un personaje del crimen organizado, un
chantajista que amenaza con publicar las cartas de amor que su hija le escribió
al desparecido y endeudado amante.
Si la primera decisión instintiva que tomó Lucía para salvaguardar a su familia fue dura, el nuevo obstáculo lo es aún más. Una situación asfixiante, complicada y sin salida posible, ya que sin la firma de su marido ausente, el banco le deniega retirar una suma de dinero tan enorme. A partir de ese momento, ver cómo esta ama de casa y madre se desenvuelve bajo la gran presión de cuidar a su familia desde la más completa soledad, sin que nadie resulte dañado ni nadie note sus preocupaciones, es todo un despliegue de capacidades representativas de una gran mujer. Pero el elemento que hará girar la trama será la fascinación que un criminal, Martin Donnelly, siente por nuestra protagonista. Max Ophüls, más conocido por sus sublimes melodramas, dirige uno de sus dos únicos films considerados como Noir con esta historia basada en un relato de Elisabeth Sanxay Holding llamado "The Blank Wall (1947)". Su otro film Noir es "Atrapados (1949)". Se ha considerado a Oplüs como un experto en movimientos de cámara, en travellings y en melodramas sublimes. Excelente narrador visual de historias, gran humanista y con una estética barroca, su vida quedará marcada por su origen Vienés y su exilio a Francia durante el Nazismo. Movía la cámara de una manera increíble, sus travellings eran para él tan básicos como el caminar. Fue capaz de crear con su cámara inquieta un lenguaje visual propio, difícil de describir con palabras. Para él la iluminación era otro pilar básico, sobre el que montaba su ambiente cinematográfico siempre al servicio de las emociones humanas. Fue capaz de retratar todo un mundo emocional en su cinematografía donde las mujeres fueron las absolutas protagonistas. En este relato, además es capaz de plantear varios dilemas interesantes.
El primero, el que mantiene la protagonista durante todo el film, capaz de traspasar los límites ya no sólo de lo legal, también de lo prohibido con la única finalidad de proteger a su familia. El film Noir, no se empeña sólo en destacar la maldad de sus féminas, más bien, las coloca en posición de igualdad con los hombres. Son decididas, inteligentes, conocedoras de sus capacidades y no temen las situaciones difíciles, se enfrentan a ellas con sus mejores armas. Un núcleo familiar representativo del Sueño Americano, que aquí es golpeado con fuerza. De hecho, la traducción del título de la película no es en mi opinión nada acertado. En realidad, su traducción literal es "Momento imprudente", como lo es la actitud de una joven educada en un ambiente protector, criada con caprichos económicos y cuya rebelión frente a lo moralmente establecido por su familia será el punto de partida de una cascada de acontecimientos con final inesperado. El segundo gran dilema se le adjudica al criminal chantajista. Un hombre, que pese a sus experiencias pasadas mundanas es capaz de dejarse sorprender y cautivar, sin ser ese su propósito, por una simple ama de casa. Entre ellos, surge una inesperada tensión sexual, una atracción completamente prohibida e impensable para ambos que proceden de mundos antagónicos. Pero inevitablemente, el estoicismo de Donnelly se derrumbará y mostrará su lado más amable, transformándose en el otro gran salvador del prototipo de familia. El enamoramiento que siente Donnelly por Lucía representará toda una serie de esperanzas y sueños por cambiar de vida que nunca podrán llevarse a cabo. La redención a través del amor, otro de los elementos Noir.
Si la primera decisión instintiva que tomó Lucía para salvaguardar a su familia fue dura, el nuevo obstáculo lo es aún más. Una situación asfixiante, complicada y sin salida posible, ya que sin la firma de su marido ausente, el banco le deniega retirar una suma de dinero tan enorme. A partir de ese momento, ver cómo esta ama de casa y madre se desenvuelve bajo la gran presión de cuidar a su familia desde la más completa soledad, sin que nadie resulte dañado ni nadie note sus preocupaciones, es todo un despliegue de capacidades representativas de una gran mujer. Pero el elemento que hará girar la trama será la fascinación que un criminal, Martin Donnelly, siente por nuestra protagonista. Max Ophüls, más conocido por sus sublimes melodramas, dirige uno de sus dos únicos films considerados como Noir con esta historia basada en un relato de Elisabeth Sanxay Holding llamado "The Blank Wall (1947)". Su otro film Noir es "Atrapados (1949)". Se ha considerado a Oplüs como un experto en movimientos de cámara, en travellings y en melodramas sublimes. Excelente narrador visual de historias, gran humanista y con una estética barroca, su vida quedará marcada por su origen Vienés y su exilio a Francia durante el Nazismo. Movía la cámara de una manera increíble, sus travellings eran para él tan básicos como el caminar. Fue capaz de crear con su cámara inquieta un lenguaje visual propio, difícil de describir con palabras. Para él la iluminación era otro pilar básico, sobre el que montaba su ambiente cinematográfico siempre al servicio de las emociones humanas. Fue capaz de retratar todo un mundo emocional en su cinematografía donde las mujeres fueron las absolutas protagonistas. En este relato, además es capaz de plantear varios dilemas interesantes.
El primero, el que mantiene la protagonista durante todo el film, capaz de traspasar los límites ya no sólo de lo legal, también de lo prohibido con la única finalidad de proteger a su familia. El film Noir, no se empeña sólo en destacar la maldad de sus féminas, más bien, las coloca en posición de igualdad con los hombres. Son decididas, inteligentes, conocedoras de sus capacidades y no temen las situaciones difíciles, se enfrentan a ellas con sus mejores armas. Un núcleo familiar representativo del Sueño Americano, que aquí es golpeado con fuerza. De hecho, la traducción del título de la película no es en mi opinión nada acertado. En realidad, su traducción literal es "Momento imprudente", como lo es la actitud de una joven educada en un ambiente protector, criada con caprichos económicos y cuya rebelión frente a lo moralmente establecido por su familia será el punto de partida de una cascada de acontecimientos con final inesperado. El segundo gran dilema se le adjudica al criminal chantajista. Un hombre, que pese a sus experiencias pasadas mundanas es capaz de dejarse sorprender y cautivar, sin ser ese su propósito, por una simple ama de casa. Entre ellos, surge una inesperada tensión sexual, una atracción completamente prohibida e impensable para ambos que proceden de mundos antagónicos. Pero inevitablemente, el estoicismo de Donnelly se derrumbará y mostrará su lado más amable, transformándose en el otro gran salvador del prototipo de familia. El enamoramiento que siente Donnelly por Lucía representará toda una serie de esperanzas y sueños por cambiar de vida que nunca podrán llevarse a cabo. La redención a través del amor, otro de los elementos Noir.
SPOILER. Donnelly se
sacrificará para que su amada pueda volver a su cotidiana vida familiar.
El
director, mediante todos estos dilemas indaga, profundiza en el alma humana, en
el complejo mundo de las contradicciones humanas y sociales, otorgando
interesante matices desde una estética visual. Analiza certeramente a la
clase media burguesa mostrando sus debilidades mediante la creación de una
atmósfera cinematográfica bellísima, donde el juego de luces y sombras es una
maravilla visual. Sus largos planos sin diálogos, mostrando los comportamientos
de los protagonistas, con esos travellings interminables que no se detienen ni
en el interior de la casa ni bajo la luz nocturna, son una delicia artística. También
es importante destacar la preciosa fotografía de Burnett Guffey y la música de
Hans J. Salter que permite acompañar certeramente al mundo emocional de los
protagonistas. En definitiva, la obra de un gran director, más conocido
por sus melodramas, pero capaz de asombrarnos con un film Noir de notables características,
aunque sea menos conocido por el gran público.
Título original: The Reckless Moment.
Director: Max
Ophüls.
Intérpretes: James
Mason, Joan
Bennett, Geraldine
Brooks, Henry
O'Neill, Shepperd
Strudwick, David
Bair, Roy
Roberts.
Escena:
Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard
2 opiniones :
Estupendo comentario
La acabo de ver y ha sido una maravilla.
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