Situada en el trama central de la
filmografía de Kenji Mizoguchi, Historia del último crisantemo, título que
alude dentro de la película al último representante de una importante saga de
actores, es un título clave en la carrera del gran cineasta japonés, pues con
ella consolida ya una forma de filmar mediante largos planos secuencia en los
que abarca todo el contenido de sus historias; dicho estilo se inicia con "Elegía de Naniwa (Naniwa erejii)" y "Las
hermanas de Gion (Gion no Kyodai)" ambas estrenadas en el año 1936. Además contiene también elementos temáticos
cruciales que estarán presentes en sus películas más personales posteriores
tales como la alienación de la mujer en una sociedad como la japonesa
eminentemente machista tanto en el pasado más cercano como en el momento en el
que filma estas películas así como la rígida estructura de una sociedad dividida en
clases sociales impermeables que dificultan las relaciones entre personas de distinta clase y también el gusto por abordar la vida de
los artistas en sus diferentes manifestaciones. Estos temas están estrechamente unidos a su
propia trayectoria vital. (1). Volviendo a la película que nos ocupa, se trata de su primera película
perteneciente al Geido-Mono: películas que tratan sobre el mundo del teatro.
Desafortunadamente, de su llamada trilogía del teatro, formada además por 1940: La mujer de "Naniw (1940)", "La
vida de un actor (1941)" sólo se ha conservado esta película que, como en muchas
ocasiones dentro de su filmografía está ambientada en el periodo Meiji,
concretamente en Tokio en 1888, época en la que transcurrió la infancia de Mizoguchi,
concretamente es la adaptación cinematográfica realizada por Matsutarō
Kawaguchi y Yoshikata Yoda de la novela
homónima de Shōfu Muramatsu.
Se nos cuenta la historia de Kikunosuke Onoue (Shôtarô Hanayagi), hijo adoptivo de un prestigioso actor de Kabuki (2) Kikugoro Onoue (Gonjurô Kawarazaki) trata de continuar la saga de actores de la familia, pero es un mal actor y su padre se avergüenza de él, y aunque es tratado con hipocresía por los miembros de la compañía que lo alaban debido a su origen, en realidad se burlan de él. Sólo la jóven Otoku (Kakuko Mori) criada encargada de cuidar del recién nacido hermanastro de Kikunosuke se muestra sincera con el joven aspirante a actor y le revela la dolorosa verdad ante la hipocresía que le rodea y le anima a continuar mejorando cada día sin dejarse llevar por las falsas alabanzas:
Se nos cuenta la historia de Kikunosuke Onoue (Shôtarô Hanayagi), hijo adoptivo de un prestigioso actor de Kabuki (2) Kikugoro Onoue (Gonjurô Kawarazaki) trata de continuar la saga de actores de la familia, pero es un mal actor y su padre se avergüenza de él, y aunque es tratado con hipocresía por los miembros de la compañía que lo alaban debido a su origen, en realidad se burlan de él. Sólo la jóven Otoku (Kakuko Mori) criada encargada de cuidar del recién nacido hermanastro de Kikunosuke se muestra sincera con el joven aspirante a actor y le revela la dolorosa verdad ante la hipocresía que le rodea y le anima a continuar mejorando cada día sin dejarse llevar por las falsas alabanzas:
Otoku a Kikunosuke: Para la gente es más fácil el halago
superficial que la crítica constructiva.
Así surge el amor entre Kikunosuke y Otoku, un amor puro que, debido
a las diferencias de clase se antoja imposible por lo que ambos inician una
vida llena de calamidades, él fuera de su casa y ella sin empleo. Kikunosuke
logra empleos como actor, interpretando a oyamas (3) primero en teatros de segunda categoría y
luego en compañías de teatro itinerante. Hasta que finalmente gracias a la
ayuda de su buen amigo Tukusuke logra un
papel que finalmente le catapultará al éxito, sin embargo pagará un alto precio
por ello. Como antes he apuntado en
Historia de el último Crisantemo están presentes todas las constantes temáticas de sus películas
sonoras. Mizoguchi se posiciona del lado de una mujer de origen humilde que
además es doblemente humillada, tanto por la sociedad como por su propia pareja; una mujer
que se sacrifica por un hombre débil que, de alguna forma ha encontrado en su pareja ese
amor maternal y sin límites debido a la ausencia de esta figura en su vida.
Se trata también de una historia de aprendizaje, una visión pesimista de la vida y un retrato intimista de la épica cotidiana… es por supuesto un melodrama en el que se respira belleza en toda la puesta en escena, mediante sus precisos e inconfundibles planos-secuencia magníficamente logrados por la fotografía de Yozô Fuji y Shigeto Miki, que consiguen sacar el máximo partido a los meticulosos decorados jugando perfectamente con los contrastes de luces y sombras, creando volumen y espacio mediante la profundidad de campo y, si bien estos contrastes no están demasiado acentuados sí prefiguran el agridulce tono de la historia… siguiendo con la fotografía de la película hay que decir que no hay ni un solo primer plano, pues Mizoguchi observa a sus personajes en su intimidad pero siempre mediante planos generales o planos medios, siendo un ejemplo muy visible el primer encuentro entre Kikunouske y Otoku en el que la cámara se desliza suavemente mediante suaves travellings en plano general. Mizoguchi además de poseer una extrema delicadeza para crear esa fluida y elegante puesta en escena, dirige a los actores a la perfección, todos magníficos, encarnan unos personajes que a su vez también interpretan un papel en el gran teatro del mundo…Para terminar y enlazando con esto decir también que es también una película sobre un mundo muy querido por Mizoguchi como era el mundo del teatro, y las representaciones de Kabuki que aparecen en la película están filmadas con gran autenticidad y realismo, de forma frontal y con la exhuberante música de Shirô Fukai y Senji Itô, un mundo del que Mizoguchi extrae tanto su glamour como sus sinsabores…Una película conmovedora y excepcional.
Se trata también de una historia de aprendizaje, una visión pesimista de la vida y un retrato intimista de la épica cotidiana… es por supuesto un melodrama en el que se respira belleza en toda la puesta en escena, mediante sus precisos e inconfundibles planos-secuencia magníficamente logrados por la fotografía de Yozô Fuji y Shigeto Miki, que consiguen sacar el máximo partido a los meticulosos decorados jugando perfectamente con los contrastes de luces y sombras, creando volumen y espacio mediante la profundidad de campo y, si bien estos contrastes no están demasiado acentuados sí prefiguran el agridulce tono de la historia… siguiendo con la fotografía de la película hay que decir que no hay ni un solo primer plano, pues Mizoguchi observa a sus personajes en su intimidad pero siempre mediante planos generales o planos medios, siendo un ejemplo muy visible el primer encuentro entre Kikunouske y Otoku en el que la cámara se desliza suavemente mediante suaves travellings en plano general. Mizoguchi además de poseer una extrema delicadeza para crear esa fluida y elegante puesta en escena, dirige a los actores a la perfección, todos magníficos, encarnan unos personajes que a su vez también interpretan un papel en el gran teatro del mundo…Para terminar y enlazando con esto decir también que es también una película sobre un mundo muy querido por Mizoguchi como era el mundo del teatro, y las representaciones de Kabuki que aparecen en la película están filmadas con gran autenticidad y realismo, de forma frontal y con la exhuberante música de Shirô Fukai y Senji Itô, un mundo del que Mizoguchi extrae tanto su glamour como sus sinsabores…Una película conmovedora y excepcional.
Título original: Zangiku monogatari.
Director: Kenji
Mizoguchi.
Intérpretes: Shotaro
Hanayagi, Kakuko
Mori, Kôkichi
Takada, Yôko
Umemura, Tokusaburo
Arashi.
Reseña escrita por Juan Murillo Bodas
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(1)…. en su vida encontró mujeres que
fácilmente podrían ser protagonistas de sus películas. Su madre, una mujer maltratada por un marido al que no ama; su hermana Suzu, vendida por su padre a cambio de dinero en una casa de geishas; su
amante, prostituta que se enamora que uno de sus clientes y que no es correspondida; y
su esposa, que cuando logra la felicidad junto a un hombre que ama, pierde la
razón y es ingresada en un
psiquiátrico.
Padilla
Castillo, Graciela / La
mujer en el cine de Kenji Mizoguchi
en CIC Cuadernos de Información y Comunicación 2009, vol. 14
251-267.
(2)Forma de teatro profano en
el que todos los papeles eran interpretados por hombres y cuya temática abordaba desde la comedia realista hasta el melodrama.
(3) 1)Los papeles femeninos
eran interpretados por varones jóvenes, guapos y delicados, conocidos como oyamas.
En1921, Kenji Mizoguchi se convirtió en uno de ellos; un nuevo acercamiento
almundo femenino para comprender mejor a las mujeres.
Fernández Cuencia ,
Carlos (1964): Kenji Mizoguchi.
Madrid. Filmoteca
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