Polonia, año sesenta, Anna es una
joven novicia (Agata Trzebuchowska) dispuesta y convencida a abrazar la religión,
y a punto de tomar sus votos para
convertirse en monja, hecho para lo ha sido preparada durante toda su vida, le
es revelado un secreto que le atañe a ella y a su familia, de hace años. La
madre superiora la convence de que antes de ordenarse visite a la única
pariente viva que le queda a Ana, su tía Wanda (Agata Kulesza) una ex
funcionaria de Justicia de los antiguos tribunales soviéticos, apodada Wanda la
Roja dada su dureza a la hora de perseguir, castigar y sentenciar a los
enemigos del pueblo. Una exjuez de tiempos pasados, abocada, en tiempos
presentes a la bebida y a los hombres. Ella le descubrirá la verdad y ambas
emprenderán un viaje para intentar reconstruir el pasado familiar y lo que les
sucedió en realidad a los padres de Ana, ejecutados durante la Segunda Guerra
Mundial. Un suceso ocurrido durante la ocupación nazi en su país. Ana no ha
salido del convento, todos sus referentes de vida y su seguridad se hallan
dentro de él. Este viaje de búsqueda e identidad personal, supondrán una catarsis
para su inocente y blanca alma produciendo a la protagonista una verdadera
crisis de fe y de valores, y el serio replanteamiento de su destino. Así,
descubre su origen judío y que en realidad se llama Ida Lebenstein y, el viaje
iniciado, la llevará a conocer la figura de la resistencia contra la ocupación
nazi en Polonia, a conocer la realidad política y social que ha vivido su país,
alterando y sacudiendo, todo ello, su pequeño microcosmos.
Ida afrontará todo
esto con dolor y sobre todo con silencios, muchos silencios. Un país que busca
su propia identidad, que arrastra el pesado lastre de la ocupación nazi, la
implantación del comunismo polaco y, todo ello, mezclado con una fuerte
tradición religiosa. Con guión del propio director y Rebecca Lenkiewicz, en
apenas ochenta minutos (cómo se agradecen las buenas películas de corto
metraje), el director traza un excelente ejercicio de memoria histórica, de los
deleznables efectos de la guerra en la sociedad y en la individualidad. Y lo
hace de una manera exquisita, austera, sobria, casi fría y distante, con una
bellísima luz y fotografía en blanco y negro, visualmente preciosista. Un tipo
de relato, un tipo de cine que me trasladó inmediatamente al cine del maestro
Bergman y no únicamente por los temas referentes a la cuestión religiosa y
crisis de fe, sino por los silencios o por la actitud distante de sus
personajes y, sobre todo, por la terrible soledad que siempre les envuelve.
Unos silencios que visualmente, resultan aquí enormemente elocuentes. Ida es la quinta película del
realizador Pawlikowski, director que personalmente, desconocía por completo
hasta ahora y, que descubrir esta pequeña maravilla este año ha sido una
auténtica delicia. Ganadora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa 2.014.
Frase para recordar: "¿Y si vas y descubres que Dios no existe?"
Frase para recordar: "¿Y si vas y descubres que Dios no existe?"
Director: Pawel Pawlikowski,
Intérpretes: Agata
Kulesza, Agata
Trzebuchowska, Joanna
Kulig, Dawid
Ogrodnik, Jerzy
Trela,Adam
Szyszkowski,
Trailer:
Reseña escrita por Marilyn Rodríguez
2 opiniones :
estupenda reseña, creo q ya la habia leido Marylin y la vi cuando lei tu reseña me encanta la pelicula y la reseña
estupenda reseña, creo q ya la habia leido Marylin y la vi cuando lei tu reseña me encanta la pelicula y la reseña
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