John Boorman al parecer debe tener alguna predilección por
el color verde. Después de la dura "Deliverance (1972)" (con sus árboles empantanados)
y "Excalibur (1981)" (en la que tanto el bosque como el musgo iluminaban las armaduras
del intenso color de la naturaleza). En "La selva esmeralda" una historia real
es utilizada por el director de "Infierno en el Pacífico (1968)" a modo una denuncia
ecológica-cinematográfica, en contra de la contagiosa, destructiva y avanzada civilización humana. El hijo pequeño de un arquitecto contratado para crear una
inmensa presa en el Amazonas se pierde en la inmensidad pulmonar verdosa
durante varios años y adoptado por una tribu (Los invisibles), por otra parte
el padre biológico del niño no pierde la esperanza de encontrar a su hijo hasta
dar con él cuando este ya se ha convertido en un hombre. Entre los dos, padre e
hijo lucharán porque la tribu de los invisibles prevalezca, primero contra los
indígenas rivales y después contra el hombre civilizado con su tecnología,
deforestación y crueldad (llevando incluso a reclutar a las mujeres
pertenecientes a las etnias selváticas a la prostitución). Con la habilidad del
hombre moderno por parte del padre y con la superstición y las tradiciones de
la tribu del hijo, se conseguirá salvar la situación. Esta película aprovecha
la belleza de los entornos naturales de la selva amazónica y la supervivencia
de la cultura humana tribal que allí sobrevive para reivindicarlas en contra de
la destrucción, transformación y degeneración que el hombre actual infringe a
la naturaleza para sobreexplotarla sin ser consciente del daño que produce a "los pulmones del planeta tierra".
Una impactante escena en la que Charley
Boorman (protagonista e hijo del director) escala un rascacielos en busca de la
ayuda de su padre biológico sólo con la ayuda de unas plantas atadas a sus pies
prevalece en mi recuerdo, al igual que los descorazonadores números
estadísticos que se remarcan al final del film con la cantidad del desgaste del
verde amazónico a un ritmo escandalizador y preocupante. Esto en una película
del año 85, no quiero ni imaginar en la actualidad. Una bella pieza de cine
basada en un hecho real y que sirve como perfecta denuncia ecológica. A modo de
reflexión personal después de ver el film, el hombre debería aprender a
adaptarse a la naturaleza para sobrevivir, y no destruirla para su causa, sino
a este ritmo llegará la decadencia de la civilización.
Título original: The Emerald Forest.
Director: John Boorman.
Intérpretes: Powers Boothe, Charley Boorman, Meg Foster, Dira Pass, William Rodríguez, Yara Vaneau.
Trailer:
B.S.O.:
Reseña escrita por Cristóbal Jiménez
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