El realizador italo-americano Martin Scorsese ha
denunciado en numerosas ocasiones que "…más
del 90% de las películas estadounidenses mudas se han perdido…". El
cineasta lo sabe muy bien. Lleva décadas restaurando películas, que hoy podemos
disfrutar en sus formatos y colores originales, gracias a su Film Foundation, una organización sin
ánimo de lucro, creada en 1990 para proteger y preservar la historia del cine. La Film Foundation ha contribuido a
salvaguardar más de 600 películas. La restauración tiene un enorme componente de carrera
agónica contra la degradación del material. El soporte original de las
películas en aquellos días, previo al de 35 mm (que en la actualidad pierde la
batalla frente al digital), tenía como componente el nitrato, material muy
volátil, inflamable y fácilmente degradable. Otro factor fundamental que
obstaculiza la conservación es la filosofía de distribución imperante en los
albores del cine. Durante los años del cine silente, cada exhibidor en
cualquier parte del mundo podía remontar un filme a su capricho. La escasa
conciencia de la importancia artística de las películas hasta hace
relativamente poco tiempo, ha hecho muchísimo daño en contra de su preservación
y conservación. Como consecuencia de todo ello, existe mucho cine del que
se conoce su existencia, catalogado por los historiadores, pero que no existe,
o del que sólo se conserva algún fotograma o algunos metros de celuloide.
Pequeños eslabones de un cine fatalmente perdido. Por todas estas razones, cada
hallazgo, cada encuentro con el cine que se creía destruido para siempre,
supone una redefinición de la historia de la fascinante séptima de las artes,
así como un motivo de celebración para toda la humanidad. En los últimos años, debido en gran parte al azar, se han
descubierto joyas importantes que engrosaban la mitología de ese cine perdido. Madeleine
Malthête, la bisnieta de Georges Méliès, ha narrado cómo había encontrado
películas de su bisabuelo en un gallinero belga, incluida una parte inédita y
en color de Viaje a la Luna. De
Méliès apareció en 2005 en París su Cléopâtre estrenada en 1899, o Defense d'aficher,
de 1896, su película número quince, redescubierta en 2004 y que permanece hoy como
la película recuperada más antigua de la historia. El primer largo sobre
una obra de Shakespeare es Ricardo III,
de 1912, coproducción entre Francia y EEUU, firmada entre Andrés Calmettes y James
Keane (existía con carácter previo un cortometraje estadounidense de 301 metros
dirigido en 1908 entre J. Stuart Blackton y William V. Ranous sobre dicha obra).
La película apareció en el panorama cinematográfico gracias a un proyeccionista
de Oregón, Estados Unidos, que admitió haberla sustraído y mantenido en su
poder durante más de 30 años.
El proyeccionista decidió donarla al American
Film Institute (AFI), entidad cinematográfica estadounidense,
independiente y sin ánimo de lucro, cuyo cometido es conservar el material
cinematográfico y rendir homenaje al mismo. A
principios de Agosto de 2011, en los Archivos
cinematográficos de Nueva Zelanda, se encontraron los tres primeros rollos
de la película muda The White Shadow (G.B. 1923) dirigida por Graham
Cutts, que recoge uno de los primeros trabajos de Alfred Hitchcock. El futuro
maestro del suspense trabajó en la película como asistente de dirección,
escritor, editor y en el diseño de producción. De la obra fílmica de Charlie
Chaplin, durante más de medio siglo, tres de sus cortos estuvieron perdidos. Una
copia de Zepped, de 1916, se subastó
en 2009 en la casa londinense Bonhams. Los expertos consideran que la
película tiene un enorme valor en sí misma por tratarse de uno de los primeros
ejemplos de animación conocidos en la historia del cine. La película muestra
imágenes del bombardeo de un zeppelín sobre Londres. El segundo corto de
Chaplin recuperado recientemente es A Thief Catcher,
filmada entre el 5 y el 26 de enero de 1914. La película estaba desaparecida
hasta que una copia fue descubierta en 2010 durante una venta de antigüedades
en Míchigan. Cruel, Cruel Love (Un amor cruel) es un cortometraje estadounidense dirigido
por George
Nichols y Mack Sennett,
con Chaplin de protagonista. También ha
sido felizmente incorporado a los anales del cinematógrafo. Estrenada el 26 de
marzo de 1914, la película estuvo
perdida durante cincuenta años, hasta que fue encontrada en Sudamérica una buena copia
completa en nitrato.
Una porción importante de la filmografía del legendario director John Ford,
también forma parte del mito del cine perdido. Casi cien años después de su
realización, se han recuperado algunas cintas inéditas. Bucking Broadway, de 1917, probablemente su sexta película, encontrada en 2002
en los archivos del Centro Nacional de la
Cinematografía, en Francia, Hell Bent
de 1918, de la que se halló una copia en El antiguo Czechoslovak Film Archive, o Upstream,
de 1927 descubierta en Nueva Zelanda en 2010, junto a 75 films mudos, muchos de
los cuales se creían desaparecidos para siempre. Un hallazgo clave de los últimos años ha sido el de la
película Más fuerte que su amor (Beyond
the rocks, USA, 1922), de Sam Wood, protagonizada, nada menos que por
Rodolfo Valentino y Gloria Swanson, dos de las grandes estrellas del cine de
entonces. La película estaba muy degradada en manos de un coleccionista privado,
que tenía más de 10.000 películas en su poder, hacinadas en una habitación.
A su muerte, fueron donadas al Museo de cine Holandés, el Nederlands Film Museum. Se archivaron en sus dependencias y se catalogaron inicialmente de un modo muy elemental. Entre 2003 y 2004, realizando un exhaustivo inventario fílmico del museo, se descubrió, entre las más de 2000 latas de las catacumbas del referenciado museo, este largometraje capital en la historia del cine silente, del que sólo existían algunos fotogramas y escasos minutos aislados de metraje. El mismo se hallaba en deficiente estado de conservación. El nitrato puede durar 100 años o más, si se almacena con la temperatura y humedad adecuadas. No era este el caso, pero gracias a técnicas digitales y fotoquímicas, se logró una magnífica restauración de este clásico memorable. Estos últimos años, se han podido completar metrajes de películas clave de la categoría de Avaricia (Greed, USA, 1924), de Erich von Stroheim, de la que se presentó en 1999 un montaje de 239 minutos, gracias al hallazgo de algunas secuencias descartadas en el montaje inicial de 140 minutos realizado por Irving Thalberg, a espaldas del realizador. Lo mismo puede decirse de Metrópolis (Alemania, 1926), de Fritz Lang, de la que apareció en el Museo de Cine de Buenos Aires en 2008, una copia de 153 minutos, 25 de los cuales eran inéditos. Antes de embarcarse en su monumental adaptación del universo de J.R.R. Tolkien, Peter Jackson dirigió La Verdadera Historia del cine, (Forgotten Silver, Nueva Zelanda, 1997), un falso documental, donde el propio realizador encuentra en el cobertizo de un vecino, un escondrijo plagado de latas viejas y oxidadas que contienen rollos de antiguas películas de nitrato, que le descubrirán al director Colin McKenzie, pionero del cine de Nueva Zelanda, que inventó la cámara de cine, el color, el sonido sincronizado y otras técnicas narrativas, antes que D.W. Griffith o los hermanos Lumiere realizasen sus aportaciones al mundo. La búsqueda en medio de la selva neozelandesa de los decorados para la monumental epopeya Salomon, constituye el grueso del documental. Todo un alambicado y fascinante homenaje a la pasión por la búsqueda del cine olvidado. Las evocadoras palabras del realizador y restaurador Martin Scorsese, resumen la necesidad de perseguir incansablemente el cine perdido:
A su muerte, fueron donadas al Museo de cine Holandés, el Nederlands Film Museum. Se archivaron en sus dependencias y se catalogaron inicialmente de un modo muy elemental. Entre 2003 y 2004, realizando un exhaustivo inventario fílmico del museo, se descubrió, entre las más de 2000 latas de las catacumbas del referenciado museo, este largometraje capital en la historia del cine silente, del que sólo existían algunos fotogramas y escasos minutos aislados de metraje. El mismo se hallaba en deficiente estado de conservación. El nitrato puede durar 100 años o más, si se almacena con la temperatura y humedad adecuadas. No era este el caso, pero gracias a técnicas digitales y fotoquímicas, se logró una magnífica restauración de este clásico memorable. Estos últimos años, se han podido completar metrajes de películas clave de la categoría de Avaricia (Greed, USA, 1924), de Erich von Stroheim, de la que se presentó en 1999 un montaje de 239 minutos, gracias al hallazgo de algunas secuencias descartadas en el montaje inicial de 140 minutos realizado por Irving Thalberg, a espaldas del realizador. Lo mismo puede decirse de Metrópolis (Alemania, 1926), de Fritz Lang, de la que apareció en el Museo de Cine de Buenos Aires en 2008, una copia de 153 minutos, 25 de los cuales eran inéditos. Antes de embarcarse en su monumental adaptación del universo de J.R.R. Tolkien, Peter Jackson dirigió La Verdadera Historia del cine, (Forgotten Silver, Nueva Zelanda, 1997), un falso documental, donde el propio realizador encuentra en el cobertizo de un vecino, un escondrijo plagado de latas viejas y oxidadas que contienen rollos de antiguas películas de nitrato, que le descubrirán al director Colin McKenzie, pionero del cine de Nueva Zelanda, que inventó la cámara de cine, el color, el sonido sincronizado y otras técnicas narrativas, antes que D.W. Griffith o los hermanos Lumiere realizasen sus aportaciones al mundo. La búsqueda en medio de la selva neozelandesa de los decorados para la monumental epopeya Salomon, constituye el grueso del documental. Todo un alambicado y fascinante homenaje a la pasión por la búsqueda del cine olvidado. Las evocadoras palabras del realizador y restaurador Martin Scorsese, resumen la necesidad de perseguir incansablemente el cine perdido:
“Siempre es un
motivo de celebración el hallazgo de una película perdida. Cada película
hallada devuelve otra pieza de arte a la memoria colectiva de nuestro pasado y
de nuestra Historia…”. “…Las películas
tocan nuestros corazones, despiertan nuestra visión y cambian nuestra manera de
ver las cosas. Nos trasladan a otros lugares, abren puertas y mentes. Las
películas son la memoria de nuestro tiempo. Necesitamos mantenerlas con vida…”.
ORSON WELLES PRE-KANE.
La historia de Orson Welles antes de
pasar a los anales del cine con mayúsculas gracias a la obra maestra "Ciudadano Kane (1941)",
la película número 281 de la productora y distribuidora RKO, posee un enorme
interés, tanto a nivel artístico e histórico, como para trazar un perfil estilístico
de influencias en su prodigiosa carrera cinematográfica. Welles nace en Kenosha, en aquel
entonces un pueblo del medio-oeste de EEUU del estado de Wisconsin, el 6 de
mayo de 1915. Ya con 9 años interpreta su personal visión de El Rey Lear, de William Shakespeare, a
la que siguen, entre otros, el papel de Mr Scrooge, de El Cuento de Navidad, que adapta al teatro la obra de Charles
Dickens. En la Todd School de
Woodstock, Illinois, donde se gradúa en 1931, dirige unas 30 obras teatrales,
donde destacan montajes de Julio César
o Ricardo III, ambas del maestro
Shakespeare. Welles viaja con su padre a Irlanda, instalándose en Dublín,
recalando en el Dublin Gate theatre,
y en el Abby Theatre.
Viaja esporádicamente a Estados Unidos y a España, instalándose en Sevilla, donde escribe novelas policíacas y oficia como torero. También transita esos años por Costa de Marfil y Marruecos. Regresa a EEUU en 1933, donde vuelve a vincularse al teatro, actuando en la compañía de la actriz, productora de origen alemán Katherine Cornell, o nuevamente en la Todd Scholl. En el verano de 1934, con 19 años de edad, aprovechando la organización de un festival dramático en la referenciada escuela teatral de Woodstock, Orson Welles se coloca por vez primera ante una cámara. Rueda el cortometraje de unos 9 minutos, The Heart of Age, protagonizado por su reciente esposa, Virginia Nicholson y por él mismo. Definida por Welles como una "…diversión de sábado tarde sobre el césped del jardín", es un corto de indudable estilo vanguardista, donde una mujer mayor (Virginia Nicholson, maquillada de manera caricaturesca) se mece de un modo casi obsceno encima de una campana, en lo alto de una iglesia y un joven con el rostro tiznado de color negro, tira de la cuerda que hace que se mueva la campana con la mujer cabalgándola. Contiene un montaje frenético, de planos muy cortos, que abarcan entre otros detalles, cruces celtas o lápidas, filmadas en contrapicado y donde Welles maquillado grotescamente y provisto de sombrero y bastón, parece encarnar a la muerte que va a llevarse a la anciana. Todo un homenaje a "El Gabinete del Doctor Caligari" (Das Kabinett des Dr. Caligari, Alemania, 1920, de Robert Wiene o "La Sangre de un Poeta" (Le Sang d'un poète, Francia, 1932), de Jean Cocteau. Precisamente en 1934 comienza la actividad radiofónica por la que sería ampliamente recordado, a la que accede gracias a su potente voz y a su indiscutible talento y personalidad. Sus espectáculos para este medio combinan obras teatrales con noticias dramatizadas. Esos días conoce y hace buenas migas con John Houseman, nacido en Bucarest, Rumanía, en 1902. Ambos confluyen en 1936 en el Federal Theatre Proyect, el teatro subvencionado, una exteriorización más de la política del New Deal, emprendida por el presidente Franklyn Delano Roosevelt, frente a la gran depresión. Fue un proyecto para acercar la cultura a los bolsillos de un público azotado por la crisis económica. La andadura del niño prodigio por el Teatro Federal, tuvo su punto álgido con el cierre por parte del ejército del montaje de la obra musical de marcado carácter político, sobre las consecuencias de una huelga del acero, The Craddle Will Rock, escrita por Marc Blitzstein. Posteriormente a esa aventura federal, Houseman y Welles fundan el Mercury Theatre Players, con la idea clara, determinante e irrenunciable de disfrutar de plena libertad creativa. Debutan en noviembre de 1937 con una curiosa adaptación de Julio César, denominada simplemente Caesar, donde el propio Welles acomete el personaje de Brutus. En este montaje de la obra de Shakespeare, los actores deambulan por el escenario con vestuario moderno, que coloca su énfasis en equiparar los últimos días del imperio romano con el panorama político europeo de los años treinta del pasado siglo, donde las referencias al fascismo italiano no son nada casuales. 1937 y 1938 son años de particular actividad en la vida artística de Welles.
En radio acomete para la CBS en 1937, el serial The Shadow y obras clásicas como Los Miserables, o Macbeth. En 1938, en el espacio Air Raid, realiza emisiones de Drácula, La Isla del Tesoro, Historia de Dos ciudades o El Conde de Montecristo. Para el espacio The Mercury Theatre on air, como adaptador, narrador, director y actor, realiza para las ondas, Julius Caesar, Jane Eyre, Oliver Twist, Heart of Darkness y sobre todo La Guerra de los Mundos, emitida el 30 de octubre, sembrando el caos en todo el país, al creer el público la realidad de una invasión extraterrestre, ante el realismo y la pasión del artista. En torno a estos fascinantes años en la vida del artista, la televisión y el cine estadounidense han acometido tres producciones muy didácticas. La primera es el telefilme La Noche que Aterrorizó a América (The Night that Paniked América, USA, 1975), de Joseph Sargent, que recoge la alarma social y los devastadores efectos entre los ciudadanos y la economía, así como en la carrera del propio Orson Welles, de la memorable narración de la mencionada obra de H.G. Wells. Más recientemente se han realizado dos largometrajes fundamentales: la película dirigida por Tim Robbins en 1999, Abajo el Telón (The Craddle Will Rock), acerca de la época del genio en el mencionado Teatro Federal y del estreno de la polémica obra que da el título original al filme. En el año 2009, Richard Linklater dirige Orson and Me, sobre los primeros años del Mercury Theatre y en particular sobre el montaje teatral de Caesar. A lo largo del filme pueden verse algunas emisiones radiofónicas del artista. 1938 fue el año en el que Welles filmó un largometraje que aglutinaba secuencias sin conexión narrativa, con el objetivo era ser proyectadas en los entreactos del montaje teatral de la comedia de 1894 de William Gillette, Too much Johnson. La obra teatral se estrenó el 16 de agosto de 1938, el día previsto, en el Stony Creek Summer Theatre de Nueva York, "…un teatro de verano sin facilidades de proyección", en palabras que el propio Welles le dijo a Peter Bogdanovich, publicadas en el libro Ciudadano Welles. Nadie pudo ver las escenas filmadas por futuro niño prodigio de Hollywood.
A última hora se sustituyó la idea de proyectarlas, por la de ser representadas en el mismo escenario. Se argumentaron razones de tipo económico sobre los derechos de exhibición y de competencia sindical, por el uso de los mismos actores para un espectáculo al mismo tiempo teatral y cinematográfico. Además se impuso la propia realidad. El teatro elegido para el estreno de la obra no tenía proyector ni infraestructura para emitir el metraje en cuestión. Welles considera su adaptación teatral de Too much Johnson una de las mejores obras del Mercury, pero su exhibición fue un fracaso. Resistió en escena únicamente una semana. Todos los expertos, historiadores, críticos, consideraron la película de acompañamiento, como perdida. El propio Welles le dijo a Frank Brady, autor del libro The Lost Films of Orson Welles "… es posible, aunque altamente improbable, que el film exista todavía". A Bogdanovich le dice que "…todavía existe…", "…en alguna parte creo que en Madrid…". Un incendio en una casa suya en la capital de España, acaecido en 1970, con la consecuente pérdida de todo lo que había en ella, parecía ser el destino de “la primera película de la que queda un registro formal”, en palabras del referenciado cineasta Peter Bogdanovich. Un filme más a engrosar la lista de la hurtada memoria colectiva de nuestro pasado. El historiador y crítico de cine Español Esteve Riambau, una de las grandes especialistas en Welles, en su libro Orson Welles, el espectáculo sin límites dice respecto a Too much Johnson "…al parecer existió pero hoy es absolutamente imposible de visionar y constituye uno de los más sabrosos ingredientes de la leyenda fantástica de lo que Welles rodó pero jamás nadie osó contemplar. Todas estas especulaciones y afirmaciones se vienen abajo en julio de 2013.
Viaja esporádicamente a Estados Unidos y a España, instalándose en Sevilla, donde escribe novelas policíacas y oficia como torero. También transita esos años por Costa de Marfil y Marruecos. Regresa a EEUU en 1933, donde vuelve a vincularse al teatro, actuando en la compañía de la actriz, productora de origen alemán Katherine Cornell, o nuevamente en la Todd Scholl. En el verano de 1934, con 19 años de edad, aprovechando la organización de un festival dramático en la referenciada escuela teatral de Woodstock, Orson Welles se coloca por vez primera ante una cámara. Rueda el cortometraje de unos 9 minutos, The Heart of Age, protagonizado por su reciente esposa, Virginia Nicholson y por él mismo. Definida por Welles como una "…diversión de sábado tarde sobre el césped del jardín", es un corto de indudable estilo vanguardista, donde una mujer mayor (Virginia Nicholson, maquillada de manera caricaturesca) se mece de un modo casi obsceno encima de una campana, en lo alto de una iglesia y un joven con el rostro tiznado de color negro, tira de la cuerda que hace que se mueva la campana con la mujer cabalgándola. Contiene un montaje frenético, de planos muy cortos, que abarcan entre otros detalles, cruces celtas o lápidas, filmadas en contrapicado y donde Welles maquillado grotescamente y provisto de sombrero y bastón, parece encarnar a la muerte que va a llevarse a la anciana. Todo un homenaje a "El Gabinete del Doctor Caligari" (Das Kabinett des Dr. Caligari, Alemania, 1920, de Robert Wiene o "La Sangre de un Poeta" (Le Sang d'un poète, Francia, 1932), de Jean Cocteau. Precisamente en 1934 comienza la actividad radiofónica por la que sería ampliamente recordado, a la que accede gracias a su potente voz y a su indiscutible talento y personalidad. Sus espectáculos para este medio combinan obras teatrales con noticias dramatizadas. Esos días conoce y hace buenas migas con John Houseman, nacido en Bucarest, Rumanía, en 1902. Ambos confluyen en 1936 en el Federal Theatre Proyect, el teatro subvencionado, una exteriorización más de la política del New Deal, emprendida por el presidente Franklyn Delano Roosevelt, frente a la gran depresión. Fue un proyecto para acercar la cultura a los bolsillos de un público azotado por la crisis económica. La andadura del niño prodigio por el Teatro Federal, tuvo su punto álgido con el cierre por parte del ejército del montaje de la obra musical de marcado carácter político, sobre las consecuencias de una huelga del acero, The Craddle Will Rock, escrita por Marc Blitzstein. Posteriormente a esa aventura federal, Houseman y Welles fundan el Mercury Theatre Players, con la idea clara, determinante e irrenunciable de disfrutar de plena libertad creativa. Debutan en noviembre de 1937 con una curiosa adaptación de Julio César, denominada simplemente Caesar, donde el propio Welles acomete el personaje de Brutus. En este montaje de la obra de Shakespeare, los actores deambulan por el escenario con vestuario moderno, que coloca su énfasis en equiparar los últimos días del imperio romano con el panorama político europeo de los años treinta del pasado siglo, donde las referencias al fascismo italiano no son nada casuales. 1937 y 1938 son años de particular actividad en la vida artística de Welles.
En radio acomete para la CBS en 1937, el serial The Shadow y obras clásicas como Los Miserables, o Macbeth. En 1938, en el espacio Air Raid, realiza emisiones de Drácula, La Isla del Tesoro, Historia de Dos ciudades o El Conde de Montecristo. Para el espacio The Mercury Theatre on air, como adaptador, narrador, director y actor, realiza para las ondas, Julius Caesar, Jane Eyre, Oliver Twist, Heart of Darkness y sobre todo La Guerra de los Mundos, emitida el 30 de octubre, sembrando el caos en todo el país, al creer el público la realidad de una invasión extraterrestre, ante el realismo y la pasión del artista. En torno a estos fascinantes años en la vida del artista, la televisión y el cine estadounidense han acometido tres producciones muy didácticas. La primera es el telefilme La Noche que Aterrorizó a América (The Night that Paniked América, USA, 1975), de Joseph Sargent, que recoge la alarma social y los devastadores efectos entre los ciudadanos y la economía, así como en la carrera del propio Orson Welles, de la memorable narración de la mencionada obra de H.G. Wells. Más recientemente se han realizado dos largometrajes fundamentales: la película dirigida por Tim Robbins en 1999, Abajo el Telón (The Craddle Will Rock), acerca de la época del genio en el mencionado Teatro Federal y del estreno de la polémica obra que da el título original al filme. En el año 2009, Richard Linklater dirige Orson and Me, sobre los primeros años del Mercury Theatre y en particular sobre el montaje teatral de Caesar. A lo largo del filme pueden verse algunas emisiones radiofónicas del artista. 1938 fue el año en el que Welles filmó un largometraje que aglutinaba secuencias sin conexión narrativa, con el objetivo era ser proyectadas en los entreactos del montaje teatral de la comedia de 1894 de William Gillette, Too much Johnson. La obra teatral se estrenó el 16 de agosto de 1938, el día previsto, en el Stony Creek Summer Theatre de Nueva York, "…un teatro de verano sin facilidades de proyección", en palabras que el propio Welles le dijo a Peter Bogdanovich, publicadas en el libro Ciudadano Welles. Nadie pudo ver las escenas filmadas por futuro niño prodigio de Hollywood.
A última hora se sustituyó la idea de proyectarlas, por la de ser representadas en el mismo escenario. Se argumentaron razones de tipo económico sobre los derechos de exhibición y de competencia sindical, por el uso de los mismos actores para un espectáculo al mismo tiempo teatral y cinematográfico. Además se impuso la propia realidad. El teatro elegido para el estreno de la obra no tenía proyector ni infraestructura para emitir el metraje en cuestión. Welles considera su adaptación teatral de Too much Johnson una de las mejores obras del Mercury, pero su exhibición fue un fracaso. Resistió en escena únicamente una semana. Todos los expertos, historiadores, críticos, consideraron la película de acompañamiento, como perdida. El propio Welles le dijo a Frank Brady, autor del libro The Lost Films of Orson Welles "… es posible, aunque altamente improbable, que el film exista todavía". A Bogdanovich le dice que "…todavía existe…", "…en alguna parte creo que en Madrid…". Un incendio en una casa suya en la capital de España, acaecido en 1970, con la consecuente pérdida de todo lo que había en ella, parecía ser el destino de “la primera película de la que queda un registro formal”, en palabras del referenciado cineasta Peter Bogdanovich. Un filme más a engrosar la lista de la hurtada memoria colectiva de nuestro pasado. El historiador y crítico de cine Español Esteve Riambau, una de las grandes especialistas en Welles, en su libro Orson Welles, el espectáculo sin límites dice respecto a Too much Johnson "…al parecer existió pero hoy es absolutamente imposible de visionar y constituye uno de los más sabrosos ingredientes de la leyenda fantástica de lo que Welles rodó pero jamás nadie osó contemplar. Todas estas especulaciones y afirmaciones se vienen abajo en julio de 2013.
PORDEDONE, ITALIA. JULIO DE 2013. LA RESTAURACIÓN DE TOO
MUCH JOHNSON.
Pordedone es una pequeña ciudad del
interior de Italia a medio camino entre Venecia y Trieste conocida por albergar,
entre iglesias góticas y palacios renacentistas, un festival anual de cine mudo,
Le giornate
del cinema muto, que organiza el Cinemazero (institución
cultural sin ánimo de lucro creada en 1978), Junto
con la Cineteca del Friuli (con sede
cerca de Gemona). Su 32ª edición abrió el 9 de octubre de 2013 con la
proyección de Too much Johnson, el
largometraje perdido de Orson Welles. El hallazgo de una copia en julio de 2013,
probablemente la única, del primer largometraje de Orson Welles, rodada tres
años antes que Ciudadano Kane,
aviva el debate y la pasión por la búsqueda del cine perdido. Cinemazero contiene tres pantallas de cine, un centro
multimedia, una biblioteca, que contiene, a su vez, miles de libros y videos,
así como un archivo fotográfico y documental considerable que conserva, para
contemplación de la humanidad, el trabajo de cineastas como Pier Paolo Passolini,
Federico Fellini o Andrei Tarkovsky, entre otros muchos. El referido centro de
cultura cinematográfica, publica monográficos, organiza retrospectivas y otros
eventos relacionados con la cinematografía. La Cineteca de Friuli, por su
parte, fue fundada en 1977 y contiene uno de las cinco mayores archivos del
país, dedicados a la preservación del material fílmico. La Cineteca contiene
publicaciones estables en formato de libros y dvds, dedicadas a la historia del
cine. En el año 2004 el dueño de una empresa de paquetería,
conocido de Piero Colussi, uno de los fundadores de Cinemazero,
tenía en su almacén algunas cajas de las que quería librarse. Una de ellas contenía
algunos rollos de película. En una desvencijada caja de madera había ocho
rollos de película de nitrato que desprendían el característico olor a vinagre
del comienzo de su deterioro.
Colussi la guardó en el sótano de la sede del Cinemazero. La caja quedó en el olvido hasta que el olor a vinagre se hizo insoportable, pues las películas de nitrato al envejecer padecen lo que los expertos llaman síndrome acético. Colussi decidió entonces abrir el misterioso paquete e inspeccionarlo mejor para decidir el destino del material. Al no ser posible cargar en su proyector la película de nitrato, se remitió al taller de restauración de la ciudad de Goritzia, para que estudiaran los fotogramas y pudieran averiguar a qué película pertenecían, pues en las cajas de los rollos podía leerse alguna referencia a Welles. En las imágenes aparecía Joseph Cotten muy joven, pero resultaba imposible la identificación de las imágenes, porque todos los historiadores pensaban que el único ejemplar de Too much Jonhson se había consumido en el incendio de Madrid. La clave para la identificación del material definitivamente encontrado, fue la entrada en escena el gran experto en Welles, Ciro Giorgini, veterano autor del prestigioso programa de la televisión pública italiana, Fuori Orario, que emite películas de calidad y clásicos bien entrada la madrugada. A Giorgini le bastó preguntarle a su amigo Colussi si Cotten aparecía con un sombrero de paja, para saber de qué película se trataba. Se había encontrado una de las 10 películas perdidas más buscadas por los historiadores del mundo. Giorgini había estudiado concienzudamente las obras inacabadas del director, así como su periodo italiano, investigación que resumió en el documental Rosabella, la historia italiana de Orson Welles (Rosabella: la storia italiana di Orson Welles, Italia, 1993), de Gianfranco Giagni y Ciro Giorgini. El genio del cine se casó con una mujer italiana y vivió durante 7 años en ese país. Tuvo incluso unos estudios de montaje en la sede de la Safa Palatina un complejo de estudios de cine y televisión, donde incluso guardaba material. John Berry, cineasta estadounidense afincado en Francia tras su persecución durante la famosa caza de brujas, antiguo miembro del Mercury Theatre y director de segunda unidad de Too much Johnson, le dice a Giorgini que la historia de la desaparición de aquel mediometraje en el incendio de Madrid era una leyenda.
Y que en realidad sí existía otra copia, que debía de estar, posiblemente, en Roma. A partir del descubrimiento en Italia y de la identificación de la película de Welles, entraron en juego la National Film Preservation Foundation de San Francisco, de sobresaliente labor por la protección del patrimonio fílmico (desde su creación en 1977, esta fundación benéfica y sin ánimo de lucro adjunta al Sistema Nacional de Restauración de películas de la Biblioteca del Congreso, ha contribuido a que 260 instituciones culturales protejan sus películas, así como a restaurar alrededor de 200 filmes estadounidenses perdidos), El Departamento de Cine de la George Eastman House de Nueva York (Centro de conservación y restauración de películas con una colección de más de 28.000 films, uno de los archivos más antiguos y prestigiosos del país) y el laboratorio especializado en el tratamiento del nitrato, en Holanda, el Haghe Film Digitaal. El estado del material en general era bueno, salvo uno de los rollos, que estaba bastante deteriorado. El laboratorio de Holanda realizó el milagro, salvando el 96% de la película, en lo que Paolo Cherchi Usai, director del departamento de cine de la George Eastman House, y cofundador del festival de cine mudo de Pordedone, denominó "Una obra maestra de ingeniería". Too much Johnson tuvo su estreno mundial, como dijimos, el 9 de octubre, en el festival Le Giornate de Cinema Muto, de Pordenone. El 25 de Noviembre se estrena en el Dryden Theatre del George Eastman House, en Nueva York, donde se proyectó junto a una película casera de 16 milímetros de 3 minutos de duración, sobre el rodaje del filme en cuestión. El acto contó con una presentación del propio Paolo Cherchi Usai y del acompañamiento musical de piano en vivo y en directo de Philip C. Carli. En España, la película se pudo ver, por primera vez, en la Filmoteca de Cataluña, con sede en Barcelona, el 12 de febrero de 2014 a las 20.00 horas, en un acto presentado por Esteve Riambau, director de la Filmoteca y reconocido experto en Welles, como ya comentamos. Todo ello con el acompañamiento musical del maestro Joan Pineda, que interpretó a piano una recreación de la partitura original de Paul Bowles. A la sesión se acompañó el cortometraje The Heart of Age y el largometraje Me and Orson, igualmente mencionados. La Cineteca del Matadero de Madrid proyectó la película el 22 de mayo a las 20:30. Para la sesión, el músico Remate (cuyo abuelo fue Ayudante de dirección en Mr. Arkadin) compuso una banda sonora que interpretó en directo durante la emisión. El Canal de televisión por cable TCM (Turner classics movies) de España, desde el 31 de mayo de 2014, emite la película con la banda sonora de Remate.
Colussi la guardó en el sótano de la sede del Cinemazero. La caja quedó en el olvido hasta que el olor a vinagre se hizo insoportable, pues las películas de nitrato al envejecer padecen lo que los expertos llaman síndrome acético. Colussi decidió entonces abrir el misterioso paquete e inspeccionarlo mejor para decidir el destino del material. Al no ser posible cargar en su proyector la película de nitrato, se remitió al taller de restauración de la ciudad de Goritzia, para que estudiaran los fotogramas y pudieran averiguar a qué película pertenecían, pues en las cajas de los rollos podía leerse alguna referencia a Welles. En las imágenes aparecía Joseph Cotten muy joven, pero resultaba imposible la identificación de las imágenes, porque todos los historiadores pensaban que el único ejemplar de Too much Jonhson se había consumido en el incendio de Madrid. La clave para la identificación del material definitivamente encontrado, fue la entrada en escena el gran experto en Welles, Ciro Giorgini, veterano autor del prestigioso programa de la televisión pública italiana, Fuori Orario, que emite películas de calidad y clásicos bien entrada la madrugada. A Giorgini le bastó preguntarle a su amigo Colussi si Cotten aparecía con un sombrero de paja, para saber de qué película se trataba. Se había encontrado una de las 10 películas perdidas más buscadas por los historiadores del mundo. Giorgini había estudiado concienzudamente las obras inacabadas del director, así como su periodo italiano, investigación que resumió en el documental Rosabella, la historia italiana de Orson Welles (Rosabella: la storia italiana di Orson Welles, Italia, 1993), de Gianfranco Giagni y Ciro Giorgini. El genio del cine se casó con una mujer italiana y vivió durante 7 años en ese país. Tuvo incluso unos estudios de montaje en la sede de la Safa Palatina un complejo de estudios de cine y televisión, donde incluso guardaba material. John Berry, cineasta estadounidense afincado en Francia tras su persecución durante la famosa caza de brujas, antiguo miembro del Mercury Theatre y director de segunda unidad de Too much Johnson, le dice a Giorgini que la historia de la desaparición de aquel mediometraje en el incendio de Madrid era una leyenda.
Y que en realidad sí existía otra copia, que debía de estar, posiblemente, en Roma. A partir del descubrimiento en Italia y de la identificación de la película de Welles, entraron en juego la National Film Preservation Foundation de San Francisco, de sobresaliente labor por la protección del patrimonio fílmico (desde su creación en 1977, esta fundación benéfica y sin ánimo de lucro adjunta al Sistema Nacional de Restauración de películas de la Biblioteca del Congreso, ha contribuido a que 260 instituciones culturales protejan sus películas, así como a restaurar alrededor de 200 filmes estadounidenses perdidos), El Departamento de Cine de la George Eastman House de Nueva York (Centro de conservación y restauración de películas con una colección de más de 28.000 films, uno de los archivos más antiguos y prestigiosos del país) y el laboratorio especializado en el tratamiento del nitrato, en Holanda, el Haghe Film Digitaal. El estado del material en general era bueno, salvo uno de los rollos, que estaba bastante deteriorado. El laboratorio de Holanda realizó el milagro, salvando el 96% de la película, en lo que Paolo Cherchi Usai, director del departamento de cine de la George Eastman House, y cofundador del festival de cine mudo de Pordedone, denominó "Una obra maestra de ingeniería". Too much Johnson tuvo su estreno mundial, como dijimos, el 9 de octubre, en el festival Le Giornate de Cinema Muto, de Pordenone. El 25 de Noviembre se estrena en el Dryden Theatre del George Eastman House, en Nueva York, donde se proyectó junto a una película casera de 16 milímetros de 3 minutos de duración, sobre el rodaje del filme en cuestión. El acto contó con una presentación del propio Paolo Cherchi Usai y del acompañamiento musical de piano en vivo y en directo de Philip C. Carli. En España, la película se pudo ver, por primera vez, en la Filmoteca de Cataluña, con sede en Barcelona, el 12 de febrero de 2014 a las 20.00 horas, en un acto presentado por Esteve Riambau, director de la Filmoteca y reconocido experto en Welles, como ya comentamos. Todo ello con el acompañamiento musical del maestro Joan Pineda, que interpretó a piano una recreación de la partitura original de Paul Bowles. A la sesión se acompañó el cortometraje The Heart of Age y el largometraje Me and Orson, igualmente mencionados. La Cineteca del Matadero de Madrid proyectó la película el 22 de mayo a las 20:30. Para la sesión, el músico Remate (cuyo abuelo fue Ayudante de dirección en Mr. Arkadin) compuso una banda sonora que interpretó en directo durante la emisión. El Canal de televisión por cable TCM (Turner classics movies) de España, desde el 31 de mayo de 2014, emite la película con la banda sonora de Remate.
TOO
MUCHO JOHNSON. PURO WELLES.
William
Gilette, actor, dramaturgo y director teatral estadounidense, (que se haría
enormemente popular por su caracterización como Sherlock Holmes, que él mismo
adaptó para las tablas, e interpretó de gira por EEUU y Londres, a partir de
1899), escribe a comienzos de la última década del siglo XIX, Too much Johnson, una comedia en tres
actos sobre seducción y confusión de identidades, que, a su vez, era una
adaptación de la farsa francesa The
Plantation Tomassin, escrita por Maurice Ordonneau. El montaje teatral,
estrenado el 26 de noviembre de 1894, en el Standard
Theatre con contrato para 216 representaciones, producido por Charles
Frohman, fue uno de los más grandes éxitos en la carrera de Gilette, que se
reservó, incluso, el papel del protagonista. La comedia gira en torno al redomado seductor, August
Billings. Mientras éste mantiene sus escarceos una amante francesa en Nueva
York, le ha comentado a su esposa y su escéptica suegra, que tiene que
ausentarse repentinamente a Cuba para inspeccionar su plantación. Por supuesto,
Billings no posee ninguna. Las damas insisten en unirse a él por una vez, en
uno de sus viajes. Madre e hija encuentran una carta incriminatoria de sus
infidelidades en el bolsillo de su abrigo. Afortunadamente para Billings. La
misiva va dirigida a un tal Míster Johnson, quien, Billings rápidamente
subraya, es su capataz en ultramar. Huyendo del marido violento de una amante,
Billings termina llegando realmente a Cuba, donde consigue tomar prestada la
hacienda de un amigo, de cara a la llegada de su esposa y suegra. Al enredo se
une un personaje muy irascible llamado Johnson, que espera la llegada de una
novia por poderes, que tiene una plantación en el país y a quien Billings se
presenta como su capataz. El final de la obra, depara al Don Juan cierta vergüenza, debido a una serie de situaciones
embarazosas. La película de Welles, es, como se
adelanta en los propios créditos, una copia de trabajo inacabada. Carece de
Rótulos. Narrativamente no posee una trama y numerosas secuencias están
montadas repetidamente. El largometraje se compone de una sucesión de escenas,
cuya finalidad se comprende al propósito de servir de prólogo para cada uno de
los tres actos del montaje teatral para el Mercury
Teatre, con acompañamiento musical y efectos sonoros en vivo. Al comienzo, después de ver a un matrimonio haciendo la
maleta de él, que se va de viaje, ante la huraña mirada del padre de ella, vemos a una mujer en ropa
interior, en un dormitorio. La foto de su esposo es sustituida en el
porta-retrato de la mesa de noche, por la del Sr. Billings (Joseph Cotten), que
llega a la habitación muy elegante, con un sombrero de paja, un bastón y unas
flores para ella. Ambos amantes retozan, ella juega con el cabello de él.
Aparece el marido, Francis Faddish, interpretado por el actor Eustace Wyatt, al
que se intuye con el tiempo justo para que Billings pueda salir por la escalera
de incendios del edificio. Un policía y unos vecinos, que han visto entrar a
los dos hombres, se ríen con la escena. Comienza una larga persecución, no sin
que previamente, el marido haber podido hacerse con parte de la foto de
Billings, la que abarca exclusivamente su frente. En el reverso de esa parte de
la foto puede leerse Columbia sugar
plantation, Santiago de Cuba, Cuba.
El nombre de Alfred Johnson encabeza la foto. El primer escenario de la larga persecución, es el antiguo mercado de las aves de Nueva York, en un claro homenaje al slapstick, o comedias de persecución, donde vemos a Cotten no sólo huir del marido, sino también de un policía, de los denominados Keystone kop (nombre con el que se conocía a los torpes policías de uniforme, bastante incompetentes, que en las películas silentes la emprendían con el protagonista, sin motivo aparente y terminaban ridiculizados) y una muchedumbre, entre las calles del mencionado mercado, entre torres de cestas y de cajas, entre jaulas de madera, dando lugar a situaciones cómicas motivadas por tropiezos de palés con ruedas, o a propósito de recoger una enorme escalera de madera. La situación se enreda hasta el punto de que se llega a perseguir a quién no tiene nada que ver. Pese a las evidentes miradas cómplices del realizador hacia las películas de persecuciones de Marc Sennet, o a las acrobacias desafiando el vértigo de Harold Lloyd en la vigorosa ¡Ay que me caigo! (Feet first, USA, 1930), de Clyde Bruckman, o incluso, a pesar de los guiños a la vanguardia francesa (de Cocteau a Buñuel), o de ciertos coqueteos con el expresionismo alemán, el visionado de la película demuestra la evidencia de a quién pertenecen las imágenes encontradas. Puestas en relación con trabajos emblemáticos en la carrera del realizador, los fotogramas, sin la menor duda, son puro Welles. En Too much Johnson ya se encuentran los legendarios planos de profundidad de campo (aquellos que abarcan en el mismo plano, varios personajes a diferentes distancias de la cámara), complejos planos en contrapicado, donde, por ejemplo, la cámara desde la calle enfoca hacia los tejados y podemos ver a Cotten agazapado, y el marido al fondo del encuadre, buscándolo en otra dirección.
La película, en definitiva, revela un uso del espacio y del encuadre, que evidencia el profundo sentido cinematográfico de Welles en sus años de esplendor teatral y radiofónico, unos años antes de su salto al cine. La secuencia en la que el marido, buscando la frente de la foto parcial que lleva, va tirando al suelo los sombreros de los transeúntes, está resuelto en la sala de montaje (al parecer, una habitación de un hotel en Manhattan) con mucha precisión. Numerosos planos cortos de la misma acción, suceden a un plano largo en picado, desde un tejado probablemente, que filma decenas de sombreros tirados por el suelo, y al marido desesperado por encontrar al seductor de su esposa. La persecución llega a una manifestación de mujeres sufragistas, que desfilan con pancartas, reclamando el derecho al voto. Se persiguen entre la multitud, hasta que Billings escapa de allí portando el cartel de una de las damas, en una situación que recuerda a la secuencia de Chaplin con la bandera roja, en una manifestación comunista, en la película "Tiempos Modernos (1936)". La persecución continúa por un muelle, unas calles adoquinadas y la escalera de incendios de un edificio en forma de rombo. El siguiente segmento transcurre en un muelle, el New York’s Hudson Valley, donde están embarcando pasajeros rumbo a Cuba en el S.S. Mannificent, cuban mail line. En una secuencia, un plano de profundidad de campo de Welles abarca al trío de personas que se vieron al principio preparando el viaje. Al fondo el mar, un buque pasando de izquierda a derecha del encuadre. A un nivel medio, la pareja que habla y se acaricia recíprocamente, y en primer plano el padre de ella en el coche ante el volante. En el montaje podemos ver diferentes tomas alternativas del personaje de Cotten entrando en el barco. En el tercer y último segmento, que transcurre en Cuba, con unas palmeras claramente trasplantadas, un señor orondo, con toda probabilidad el sr. Johnson, con cara de pocos amigos, se pasea arrogante con un látigo. Vemos a Billings elegantemente vestido, de blanco en un caballo blanco inmaculado, portando una sombrilla. Según Welles le cuenta a Peter Bogdanovich, se trata del mismo caballo que montaba Rodolfo Valentino en la mítica El Hijo del Caíd (The son of the Sheik, USA, 1926), de George Fitzmaurice. Comienza una nueva persecución entre ambos personajes, y nuevos enfrentamientos, esta vez, alguno de ellos, a tres bandas entre Billings, el esposo ultrajado, y el Sr. Johnson, que incluye una burlesca confrontación a florete.
Perseguidor y perseguido acaban en una laguna, refugiándose de la lluvia con la sombrilla de Billings destrozada, mientras dos mujeres, la esposa de Billings y la esposa por poderes de Johnson, se abrazan y gritan. Entre los cameos más notorios, destacan los del propio Welles o John Houseman, como sendos keystone cops, o del escritor Marc Blitzstein como extra. La esposa de Welles en aquellos años, la mencionada Virgina Nicholson, interpreta un pequeño papel. En el reparto, podemos ver a actores del Mercury en un reparto que incluye al mencionado Eustace Wyatt, y a Edgar Barrier, Ruth Ford, Arlene Francis o Mary Wickes. El casting incluye una aparición de una jovencísima Judy Hollyd. Gracias a su oportuna recuperación y flamante restauración, podemos disfrutar de esta joya inacabada, otra más, en la cadena de ilusiones sin terminar, que forman el fascinante entramado cinematográfico del maestro Orson Welles. La película prevalece en nuestros días, como un documento clave, una especie de piedra filosofal del cine. Como curiosidad, existe otra versión para el cine de la obra teatral de William Gilette, titulada igualmente Too much Johnson, dirigida en 1919, por el productor, guionista, realizador y actor Donald Crisp. Al año siguiente, dos años antes de acometer Ciudadano Kane, Orson Welles filmaría otras imágenes cinematográficas. Se trata de un cortometraje rodado con la misma idea y finalidad que Too much Johnson. Ser exhibido durante la representación del montaje teatral de la obra de William Archer, The Green Goddess, estrenada en 1939. Dicho material cinematográfico permanece perdido.
El nombre de Alfred Johnson encabeza la foto. El primer escenario de la larga persecución, es el antiguo mercado de las aves de Nueva York, en un claro homenaje al slapstick, o comedias de persecución, donde vemos a Cotten no sólo huir del marido, sino también de un policía, de los denominados Keystone kop (nombre con el que se conocía a los torpes policías de uniforme, bastante incompetentes, que en las películas silentes la emprendían con el protagonista, sin motivo aparente y terminaban ridiculizados) y una muchedumbre, entre las calles del mencionado mercado, entre torres de cestas y de cajas, entre jaulas de madera, dando lugar a situaciones cómicas motivadas por tropiezos de palés con ruedas, o a propósito de recoger una enorme escalera de madera. La situación se enreda hasta el punto de que se llega a perseguir a quién no tiene nada que ver. Pese a las evidentes miradas cómplices del realizador hacia las películas de persecuciones de Marc Sennet, o a las acrobacias desafiando el vértigo de Harold Lloyd en la vigorosa ¡Ay que me caigo! (Feet first, USA, 1930), de Clyde Bruckman, o incluso, a pesar de los guiños a la vanguardia francesa (de Cocteau a Buñuel), o de ciertos coqueteos con el expresionismo alemán, el visionado de la película demuestra la evidencia de a quién pertenecen las imágenes encontradas. Puestas en relación con trabajos emblemáticos en la carrera del realizador, los fotogramas, sin la menor duda, son puro Welles. En Too much Johnson ya se encuentran los legendarios planos de profundidad de campo (aquellos que abarcan en el mismo plano, varios personajes a diferentes distancias de la cámara), complejos planos en contrapicado, donde, por ejemplo, la cámara desde la calle enfoca hacia los tejados y podemos ver a Cotten agazapado, y el marido al fondo del encuadre, buscándolo en otra dirección.
La película, en definitiva, revela un uso del espacio y del encuadre, que evidencia el profundo sentido cinematográfico de Welles en sus años de esplendor teatral y radiofónico, unos años antes de su salto al cine. La secuencia en la que el marido, buscando la frente de la foto parcial que lleva, va tirando al suelo los sombreros de los transeúntes, está resuelto en la sala de montaje (al parecer, una habitación de un hotel en Manhattan) con mucha precisión. Numerosos planos cortos de la misma acción, suceden a un plano largo en picado, desde un tejado probablemente, que filma decenas de sombreros tirados por el suelo, y al marido desesperado por encontrar al seductor de su esposa. La persecución llega a una manifestación de mujeres sufragistas, que desfilan con pancartas, reclamando el derecho al voto. Se persiguen entre la multitud, hasta que Billings escapa de allí portando el cartel de una de las damas, en una situación que recuerda a la secuencia de Chaplin con la bandera roja, en una manifestación comunista, en la película "Tiempos Modernos (1936)". La persecución continúa por un muelle, unas calles adoquinadas y la escalera de incendios de un edificio en forma de rombo. El siguiente segmento transcurre en un muelle, el New York’s Hudson Valley, donde están embarcando pasajeros rumbo a Cuba en el S.S. Mannificent, cuban mail line. En una secuencia, un plano de profundidad de campo de Welles abarca al trío de personas que se vieron al principio preparando el viaje. Al fondo el mar, un buque pasando de izquierda a derecha del encuadre. A un nivel medio, la pareja que habla y se acaricia recíprocamente, y en primer plano el padre de ella en el coche ante el volante. En el montaje podemos ver diferentes tomas alternativas del personaje de Cotten entrando en el barco. En el tercer y último segmento, que transcurre en Cuba, con unas palmeras claramente trasplantadas, un señor orondo, con toda probabilidad el sr. Johnson, con cara de pocos amigos, se pasea arrogante con un látigo. Vemos a Billings elegantemente vestido, de blanco en un caballo blanco inmaculado, portando una sombrilla. Según Welles le cuenta a Peter Bogdanovich, se trata del mismo caballo que montaba Rodolfo Valentino en la mítica El Hijo del Caíd (The son of the Sheik, USA, 1926), de George Fitzmaurice. Comienza una nueva persecución entre ambos personajes, y nuevos enfrentamientos, esta vez, alguno de ellos, a tres bandas entre Billings, el esposo ultrajado, y el Sr. Johnson, que incluye una burlesca confrontación a florete.
Perseguidor y perseguido acaban en una laguna, refugiándose de la lluvia con la sombrilla de Billings destrozada, mientras dos mujeres, la esposa de Billings y la esposa por poderes de Johnson, se abrazan y gritan. Entre los cameos más notorios, destacan los del propio Welles o John Houseman, como sendos keystone cops, o del escritor Marc Blitzstein como extra. La esposa de Welles en aquellos años, la mencionada Virgina Nicholson, interpreta un pequeño papel. En el reparto, podemos ver a actores del Mercury en un reparto que incluye al mencionado Eustace Wyatt, y a Edgar Barrier, Ruth Ford, Arlene Francis o Mary Wickes. El casting incluye una aparición de una jovencísima Judy Hollyd. Gracias a su oportuna recuperación y flamante restauración, podemos disfrutar de esta joya inacabada, otra más, en la cadena de ilusiones sin terminar, que forman el fascinante entramado cinematográfico del maestro Orson Welles. La película prevalece en nuestros días, como un documento clave, una especie de piedra filosofal del cine. Como curiosidad, existe otra versión para el cine de la obra teatral de William Gilette, titulada igualmente Too much Johnson, dirigida en 1919, por el productor, guionista, realizador y actor Donald Crisp. Al año siguiente, dos años antes de acometer Ciudadano Kane, Orson Welles filmaría otras imágenes cinematográficas. Se trata de un cortometraje rodado con la misma idea y finalidad que Too much Johnson. Ser exhibido durante la representación del montaje teatral de la obra de William Archer, The Green Goddess, estrenada en 1939. Dicho material cinematográfico permanece perdido.
Director: Orson Welles.
Intérpretes: Joseph Cotten, Virginia Nicholson, Edgar Barrier, Arlene Francis, Ruth Ford, Mary Wickes, Eustace Wyatt, Orson Welles.
Reseña escrita por Manuel García de Mesa
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