Tras el asesinato de un prestigioso médico, el teniente de policía Lt. Stevenson será el encargado de descubrir al culpable de dicho crimen. Entre el grupo de sospechosos se encontrarían las hermanas gemelas, Terry y Ruth, sin dudas un duro handicap para Stevenson debido a la dificultad de diferenciarlas y que junto la ayuda de un psiquiatra (Dr. Scott Elliott) y experto en el terreno de los gemelos tratará de hallar cuál de las dos es la verdadera asesina. Nos encontramos con una de las grandes obras de Robert Siodmak, un cineasta donde en la década de los años 40 y durante su periplo en tierras norteamericanas gracias a su contrato con la Universal, se centraría especialmente en el género del cine negro e intriga (temática que estuvo en pleno apogeo en el Hollywood de aquellos años). Entre los títulos que realizó en dicha década, a parte de la película me que centro en este post, habría que recordar indiscutibles clásicos del séptimo arte como son "Forajidos (1946)", "La escalera de caracol (1945)", "El abrazo de la muerte (1949)" y "El sospechoso (1944)", esta última con un portentoso Charles Laughton en el papel protagonista. Entre los grandes elementos que hay que destacar de esta sobresaliente obra, habría que mencionar el magnífico guión (lleno de constantes giros argumentales y sorprendente final) del estadounidense Nunnally Johnson (polifacético cineasta que también será recordado por adaptar la novela de John Steinbeck en el mítico film de John Ford "Las uvas de la ira (1940)") que basándose en una historia de Vladimir Pozner nos embarcaría en el interesante mundo de las dobles personalidades y en el terreno del psicoanálisis (tema que también tocó un año antes Alfred Hitchcock en "Recuerda (1945)").
Tampoco quiero olvidarme de la genial puesta en escena que nos presentaba el director con una Olivia de Havilland (hermana de la también actriz Joan Fontaine y vista en obras de la talla de "Robín de los Bosques (1938)" y "Murieron con las botas puestas (1941)") deleitándonos con su doble papel de las hermanas Collins. Completando el reparto principal también nos encontraríamos con la presencia de Lew Ayres ("Sin novedad en el frente (1930)") como el Dr. Scott Elliott, el psiquiatra que analizará la personalidad de ambas hermanas y con la que mantendrá un romance con una de ellas y el siempre genial Thomas Mitchell ("¡Qué bello es vivir (1946)") como el teniente policía encargado del caso. El juego de luces y de sombras es otro elemento muy interesante que nos acompañarían durante el visionado de esta obra donde muchas de sus escenas estarían compuesta de este atributo, muy habitual en el cine que se vivió en la época del expresionismo alemán, y es que Siomark (de origen germano) viene de una escuela (que tiene a Robert Wiene, Murnau y Fritz Lang como principales precursores) donde mejor se supo plasmar este rasgo cinematográfico.
También hago mención el nombre del teutón Eugene Schuftan (participe en la legendaria "Metrópolis (1927)"), persona encargada en los efectos visuales de la obra y artífice de que se pudiera ver en una misma escena los dos personajes de Olivia de Havilland juntos, algo muy difícil de hacer por aquellos años en la industria cinematográfica. Como curiosidad, Robert Siomak ya había tocado anteriormente el terreno de las gemelas con la interesante "La reina cobra (1944)", una película de aventuras protagonizada por la actriz dominicana María Montez donde ejercía un doble papel protagonista.
Tampoco quiero olvidarme de la genial puesta en escena que nos presentaba el director con una Olivia de Havilland (hermana de la también actriz Joan Fontaine y vista en obras de la talla de "Robín de los Bosques (1938)" y "Murieron con las botas puestas (1941)") deleitándonos con su doble papel de las hermanas Collins. Completando el reparto principal también nos encontraríamos con la presencia de Lew Ayres ("Sin novedad en el frente (1930)") como el Dr. Scott Elliott, el psiquiatra que analizará la personalidad de ambas hermanas y con la que mantendrá un romance con una de ellas y el siempre genial Thomas Mitchell ("¡Qué bello es vivir (1946)") como el teniente policía encargado del caso. El juego de luces y de sombras es otro elemento muy interesante que nos acompañarían durante el visionado de esta obra donde muchas de sus escenas estarían compuesta de este atributo, muy habitual en el cine que se vivió en la época del expresionismo alemán, y es que Siomark (de origen germano) viene de una escuela (que tiene a Robert Wiene, Murnau y Fritz Lang como principales precursores) donde mejor se supo plasmar este rasgo cinematográfico.
También hago mención el nombre del teutón Eugene Schuftan (participe en la legendaria "Metrópolis (1927)"), persona encargada en los efectos visuales de la obra y artífice de que se pudiera ver en una misma escena los dos personajes de Olivia de Havilland juntos, algo muy difícil de hacer por aquellos años en la industria cinematográfica. Como curiosidad, Robert Siomak ya había tocado anteriormente el terreno de las gemelas con la interesante "La reina cobra (1944)", una película de aventuras protagonizada por la actriz dominicana María Montez donde ejercía un doble papel protagonista.
Frase para recordar: "Soy un bicho raro, no me gusta el crimen perfecto ni siquiera en las novelas".
Título original: The dark mirror.
Director: Robert Siodmak.
Intérpretes: Olivia de Havilland, Thomas Mitchell, Lew Aires, Richard Long.
Escena:
Información complementaria:
Olivia de Havilland
Reseña escrita por Jesús Fariña
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